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ãÔÇåÏÉ ÇáäÓÎÉ ßÇãáÉ : Helena Maleno Garz?n, defensora de DDHH: "Cuando te llaman de un cayuco en mitad del


Reem
04-23-2024, 08:40 AM
Helena Maleno es activista y defensora de los derechos humanos (https://www.sport.es/es/temas/derechos-humanos-1837968) y directora y fundadora en 2002 de la organizaci?n Caminando Fronteras, colectivo de defensa de los derechos de las personas y comunidades migrantes (https://www.sport.es/es/temas/migrantes-1836763). Durante su trabajo humanitario, se ha enfrentado a amenazas de muerte, intentos de asesinato y agresiones f?sicas. Llevaba muchos a?os viviendo y trabajando en T?nger cuando, en 2017, el Tribunal de Apelaci?n de la ciudad la cit? tras una acusaci?n de tr?fico de inmigrantes y fomento de la inmigraci?n ilegal, a partir de dosieres criminales elaborados por la Comisar?a General de Extranjer?a y Fronteras del Cuerpo Nacional de Polic?a de Espa?a (https://www.sport.es/es/temas/espana-1835018). La acusaci?n se fundament? en sus llamadas a Salvamento Mar?timo para avisar de la presencia de pateras (https://www.sport.es/es/temas/pateras-1849206)con dificultades en el Mediterr?neo. En 2020 public? ‘Mujer de frontera’, un ejemplar que relata lo que supuso para ella y sus seres queridos este proceso.

?Qué la movi? a escribir este libro?

Nace con la vocaci?n de que se conozca que muchas mujeres son perseguidas por defender derechos y que esto no est? lejos. Pasa en el Estado espa?ol, pasa en Marruecos y en territorios muy cercanos, en los que las mujeres somos castigadas y criminalizadas simplemente por defender derechos. A través de mi historia quer?a contar la de otras muchas mujeres que también est?n defendiendo derechos en la frontera.

Cuando llega la citaci?n del Tribunal, sab?an que esto llegar?a. ?Por qué?

Unos a?os antes hab?amos asistido a una criminalizaci?n de la solidaridad, que adem?s estaba siendo instada desde Europa y que obligaba a pa?ses terceros, con los que hay acuerdos de externalizaci?n de control de fronteras, a perseguirla también... Lo vimos, por ejemplo, en la frontera turca con Grecia, los bomberos de Proemaid, todos los barcos que han sido criminalizados en la frontera Italiana... En Marruecos, repartir comida a migrantes era un delito. Esto también pasaba cuando se ped?a c?rcel en Francia porque una persona sin documentaci?n durmiera en tu casa, o estaba el caso de una enfermera que hab?a curado las heridas de los pies a un chico que hab?a cruzado los Alpes... En ese contexto tan duro, supimos que nos hab?a tocado lo que a tantas otras compa?eras antes.

?C?mo es para una mujer trabajar en la frontera occidental euroafricana?

El machismo nos acompa?a siempre. Con otras mujeres, trabajamos en un estudio sobre mujeres defensoras y hab?a dos cosas que todas marcaban. Por un lado, el racismo: las mujeres racializadas defensoras eran mucho m?s perseguidas. Por otro lado, se nos persegu?a por nuestra vida personal, no por nuestras ideas y por nuestra defensa. ?ramos putas, éramos madres que no nos hab?amos casado... Todo el imaginario moral que sal?a en mi dosier, también lo contaban otras mujeres. En contra de las mujeres defensoras operan otras formas de violencia. Desgraciadamente, lo tuve que ver escrito por la polic?a espa?ola, cosa que me horroriz?, de un estado supuestamente democr?tico.

?Ha pensado alguna vez en dejarlo todo?

No, nunca. En un momento lo de huir era porque hab?a que pensar si era lo mejor, sobre todo por la familia, por mi hijo, mi hija y el resto de la gente que me quer?a. Pero las mujeres también tenemos la suerte de haber generado redes de solidaridad muy fuertes. Desde el principio me dijeron: «Si quieres quedarte y seguir luchando, nosotras estaremos aqu?». Decid? quedarme y decid? luchar. La polic?a espa?ola y la marroqu? hab?an ideado un caso que quer?an que fuera ejemplarizante. Si me hubiesen condenado a cadena perpetua, como ped?a la polic?a espa?ola, simplemente por llamar a un servicio de rescate, eso hubiera infligido miedo en el trabajo de otras organizaciones... Por eso no s?lo era ganar mi caso individual, sino demostrar al mundo que se estaba persiguiendo la solidaridad y apoyar al resto de compa?eras para que no fueran perseguidas.

?C?mo es vivir sabiendo que cualquier d?a puede llegar el aviso de que se le acaba la libertad?

También fue una forma de castigo. Se me notific? que el primer d?a que fuese a declarar iba a entrar en prisi?n provisional. Eso se par? porque hubo una movilizaci?n, en el Estado espa?ol, en Marruecos y con agencias de Naciones Unidas implicadas. Al final, fue lo mismo que hab?a dicho la Fiscal?a de la Audiencia Nacional, que lo que yo hac?a no era un delito, pero era como tener una espada de Damocles siempre encima de la cabeza... Como vivir al d?a. No pod?a hacer planes, no sab?a si iba a ver la graduaci?n de mi hija... Una tortura.

?Esperaba que fuera Espa?a, su pa?s, el que le acusase?

Muchas veces hablamos de las cloacas del Estado... Pero una nunca se imagina esa dimensi?n, porque tienes en mente la democracia y que hay unas ciertas garant?as. Hasta que no vi y le? el dosier firmado por la polic?a espa?ola no fui consciente de hasta d?nde llegan las cloacas del Estado. Yo hab?a sido investigada sin control judicial, esta presunta documentaci?n criminal hab?a sido enviada a Marruecos de polic?a a polic?a sin pasar por el juez de enlace de la embajada, que es garante de nuestros derechos. Hab?a una serie de violaciones de derechos humanos que se hab?an cometido contra m?, solamente en el procedimiento de hacer ese dosier policial, que jam?s pensé que eso pudiese salir del Estado espa?ol. Podr?a haber salido de T?nez, de Libia, de China... Ahora nos damos cuenta de que necesitamos m?s resortes de protecci?n de la democracia, porque la podemos perder muy f?cilmente.

?Ha cambiado desde entonces el panorama?

Ha cambiado a peor. El tema de las fronteras es cada vez un negocio m?s grande. La mayor parte de la inversi?n militar en control fronterizo es en tecnolog?a israel?, que se ha ensayado en uno de los controles individuales del movimiento m?s grande del mundo, el de Palestina. Es terrible saber qué est? pasando con esa tecnolog?a en las fronteras, como est? pasando en Gaza ahora mismo, y quién est? manejando esa tecnolog?a. La militarizaci?n es cada vez m?s amplia y se alcanzan acuerdos sin transparencia. El Pacto Migratorio Europeo no mejora esa situaci?n. Introduce de forma velada vulneraciones sistem?ticas de derechos humanos y las normaliza para que el resto de los estados las implementen.

?Qué ocurre con las v?ctimas?

En paralelo hay una invisibilizaci?n de las v?ctimas y de los procesos de lucha, sobre todo de mujeres y de madres, en el reconocimiento de las v?ctimas y en la b?squeda de las muertas y desaparecidas... A partir del libro, en Ibiza hablaremos de la ruta migratoria balear, que est? llegando a Formentera (https://www.diariodeibiza.es/ibiza/2024/04/06/rescatan-ibiza-patera-migrantes-100708374.html). Hablaremos de lo que est? ocurriendo en Argelia, cu?les son las luchas de las madres por las desaparecidas en ese mar cercano... Y de las mujeres que est?n luchando en ese territorio.

?Se est? acostumbrando la sociedad a la llegada de cayucos?

La normalizaci?n de estas situaciones, de que el control migratorio esté por encima del derecho a la vida y por encima de los derechos humanos es un grave riesgo porque aboca a la deshumanizaci?n y estamos viendo lo que trae, con el genocidio de Palestina, por ejemplo. Hay un rol muy importante, como el que se juega desde los medios de comunicaci?n. Durante muchas décadas muchos medios nacionales utilizaban términos como avalancha, o MENA [Menores Extranjeros No Acompa?ados] para hablar de infancia migrante, de ni?os, ni?as y adolescentes... Todos esos términos y todo ese lenguaje promociona la deshumanizaci?n. Sin embargo, hay otra forma de contar y de acercarse a los protagonistas de las historias y saber lo que est? ocurriendo.

?C?mo es estar al teléfono con alguien que llama desde un barco que se est? hundiendo?

Intentamos que se calmen, porque el p?nico cuesta vidas. El otro d?a hab?a una neum?tica que se estaba hundiendo, el agua les llegaba a las rodillas, en medio del inmenso océano Atl?ntico. Mantener el contacto, hablar, tranquilizar... Es important?simo y, sobre todo, dar toda la informaci?n necesaria a los servicios de rescate para que salgan. Nuestra labor es necesaria porque, cuando llamamos, los servicios de rescate no siempre salen. No siempre con la misma celeridad, y no siempre responden. Decimos que desgraciadamente hay dos derechos diferentes en el mar, que se han instalado desde 2018: uno es el derecho a la vida de los que van en yate y en crucero, y otro es el derecho a la vida de los que van en patera, y eso en Balears es terrible. Lo hemos denunciado varias veces a la Delegaci?n de Gobierno para que tomen todas las medidas. Balears es una de las zonas en las que menos medios de rescate se activan de todo el estado espa?ol.

?C?mo habr?a que recibir a quienes llegan?

Hay un protocolo de asistencia a v?ctimas de tragedias m?ltiples que tiene el Estado espa?ol, cuando hay un accidente de avi?n o autob?s y que deber?a de aplicarse cuando hay una situaci?n de este tipo, para acompa?ar a las v?ctimas supervivientes. Pedimos la aplicaci?n de los protocolos y que, cuando llegan, se ponga en el centro a las personas, el respeto a los derechos humanos y que se cuenten las historias de los protagonistas. Estamos en un momento muy delicado en el que tenemos una responsabilidad democr?tica en esa recepci?n.

?Qué efecto tuvo la publicaci?n del libro?

Cuando sali? la sentencia definitiva est?bamos muy alegres, todas lo celebramos. Era un triunfo colectivo. Pero las organizaciones de mujeres defensoras internacionales ya nos dijeron: "Cuando falla la persecuci?n, cuando no logran perseguirnos por esta v?a, usar?n otras". Efectivamente, a partir de ah? eliminaron mis derechos sociales y administrativos en Marruecos. No pod?a acceder a mis cuentas bancarias, no pod?a hacer absolutamente nada. Me quitaron la residencia y cuando volv?a de trabajar en Espa?a me devolvieron, hicieron una expulsi?n sumaria a Espa?a. Me separaron de mi hija menor de edad, que se qued? en Marruecos. Estuve durante m?s de 30 d?as intentando recuperarla. Tuvo que venir al Estado espa?ol y entrar al barco escoltada por representantes de la embajada espa?ola para garantizar su seguridad. Vivimos un infierno y nos dejaron sin nada.

?Y ahora?

Todav?a no hemos podido volver a casa y, cuando recurrimos esa sentencia de expulsi?n, Marruecos (https://www.sport.es/es/temas/marruecos-1836975)declar? que yo era una amenaza para la seguridad interna y externa del pa?s. Naciones Unidas acaba de hacer p?blica una carta pidiendo al Estado espa?ol y a Marruecos que dejen de perseguirme, que me reintegre en mis derechos y, sobre todo, que Espa?a me proteja. Esto acaba de suceder hace nada. El libro tampoco gust? a las autoridades, sobre todo a las policiales, pero hab?a que contarlo. Hab?a que contar lo que puede suceder en un estado democr?tico.



ÃßËÑ... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/helena-maleno-garzon-defensora-ddhh-101434232)