Reem
04-04-2024, 08:50 AM
Levantarse a primera hora de la ma?ana, subirse al primer avi?n a Ibiza y saltar al autob?s para poder entrar puntual a su lugar de trabajo. Hacer lo mismo de regreso al terminar la jornada laboral. Las prisas marcan la rutina de los docentes que residen en Mallorca y a quienes les han asignado una plaza en Ibiza. Los alt?simos precios de los alquileres hacen que les sea m?s rentable volar a diario.
M?s informaci?n (Auto)
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Para ir y volver cada d?a del trabajo, la maestra de primaria Karla Andrade realiza al mes un total de 6.732 kil?metros —calculando 22 d?as laborales por mes—. Una distancia con la que podr?a ir hasta New York y todav?a le sobrar?an 500 kil?metros. En un mes laboral, Andrade tiene que subirse a 44 aviones, que consumir?n un total de cientos de litros de combustible en este trayecto.
En un momento en el que todo el mundo se llena la boca con conceptos como ‘econom?a verde’, ‘sostenibilidad’ o ‘circularidad’, esta situaci?n es una auténtica aberraci?n. Pero al margen del sinsentido econ?mico y ambiental, una rutina cotidiana de este estilo también afecta, inevitablemente, al estado de ?nimo y la salud de quien la sufre.
Karla Andrade lo conoce de primera mano. Ella es mallorquina, maestra de Primaria, vive en Palma, y en las oposiciones que se celebraron el a?o pasado gan? una plaza. Su destino: el CEIP Cas Serres. Su rutina es la siguiente: se levanta a las 5 de la ma?ana. Sale de casa a las 6 para ir al aeropuerto, donde toma el primer vuelo del d?a a Eivissa. Aterriza media hora m?s tarde y, sin permitirse un segundo de distracci?n, se sube al autob?s L10 que la deja a dos manzanas del CEIP Cas Serres, donde entra a las 8 de la ma?ana.
El regreso es igual de frenético. Sale de su centro de trabajo a toda prisa para no perder el autob?s. En el aeropuerto, mientras espera el momento del embarque, come lo que se ha tra?do en el t?per y despega de regreso a Mallorca. Karla, adem?s, tiene dos hijos, de tres y un a?o y medio.
"Y antes era peor —explica esta docente— porque mi anterior destino era en Santa Eulària", y cuando llegaba al aeropuerto a?n le quedaba, como m?nimo, media hora de autob?s. "Ahora todav?a estoy cerca del aeropuerto".
?C?mo se soporta esto? "La verdad es que es una vida muy estresante —comenta Andrade— y si hay alg?n imprevisto o la guardia se alarga, tengo que volver en el siguiente avi?n y termina el d?a y casi no he visto a mis hijos".
Un trabajo que convierte la conciliaci?n familiar en una quimera y que sobrelleva gracias a la colaboraci?n de los abuelos de los ni?os, que se encargan de turnarse y hacer los relevos para que los peque?os estén atendidos siempre: "Si no fuera por la ayuda de la familia, no ser?a posible".
Alquileres imposibles
La docente admite que no se plantea la posibilidad de lograr un alquiler en Eivissa: "No puedo estar pagando una hipoteca en Mallorca y, a la vez, pagar los 1.200 euros que te piden por un alquiler aqu?", y que tampoco se plantea traerse a su pareja y a sus hijos aqu?: "No puedo trastocar la vida de mi familia as?". Por tanto, no hay otro remedio que sacrificarse.
Econ?micamente, incluso, pagar 44 vuelos le sale m?s a cuenta que pagar un alquiler en la isla: "Ahora, en aviones, me gasto unos 600-700 euros al mes". La mitad de lo que le costar?a un alquiler.
La noticia de que deb?a continuar en Eivissa a pesar de aprobar la oposici?n le cay? como un jarro de agua fr?a. "En 2022 estaba embaraza, trabajando en Santa Eulària, y me presenté a la oposici?n. Cuando aprobé, en 2023, respiré aliviada y me dije ‘supongo que ahora s? que podré estar cerca de casa’. Pero cuando en agosto me comunicaron el destino, se me cay? el mundo encima", admite.
"Nuestra oposici?n ha coincidido con que le han dado plazas a los estabilizados que ten?an m?s antigüedad, y los de la oposici?n hemos escogido después de ellos y, claro, las plazas de Palma ya estaban cogidas", relata la docente.
Pese a que ya ha solicitado el traslado, todav?a le queda este curso y dos m?s en Eivissa, con lo que hasta 2026, por lo menos, continuar? sintiéndose como una pelota de pinball que rebota de un lado para otro, siempre con prisas, siempre con miedo a perder el avi?n o el bus y llegar tarde.
"Tengo la gran suerte de que el equipo directivo del centro me apoya y que son un amor. Lo cierto es que Cas Serres es una escuela genial y, a pesar de todo este traj?n, me entienden y hacen todo lo que pueden para ayudarme", explica Karla Andrade.
El compa?erismo ayuda, pero ella tiene claro que, a la que pueda, intentar? regresar a Mallorca: "Al final una se acostumbra a todo, pero esto te deja exhausta".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/economia/aviones-dia-trabajar-pagar-44-100614791)
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En un momento en el que todo el mundo se llena la boca con conceptos como ‘econom?a verde’, ‘sostenibilidad’ o ‘circularidad’, esta situaci?n es una auténtica aberraci?n. Pero al margen del sinsentido econ?mico y ambiental, una rutina cotidiana de este estilo también afecta, inevitablemente, al estado de ?nimo y la salud de quien la sufre.
Karla Andrade lo conoce de primera mano. Ella es mallorquina, maestra de Primaria, vive en Palma, y en las oposiciones que se celebraron el a?o pasado gan? una plaza. Su destino: el CEIP Cas Serres. Su rutina es la siguiente: se levanta a las 5 de la ma?ana. Sale de casa a las 6 para ir al aeropuerto, donde toma el primer vuelo del d?a a Eivissa. Aterriza media hora m?s tarde y, sin permitirse un segundo de distracci?n, se sube al autob?s L10 que la deja a dos manzanas del CEIP Cas Serres, donde entra a las 8 de la ma?ana.
El regreso es igual de frenético. Sale de su centro de trabajo a toda prisa para no perder el autob?s. En el aeropuerto, mientras espera el momento del embarque, come lo que se ha tra?do en el t?per y despega de regreso a Mallorca. Karla, adem?s, tiene dos hijos, de tres y un a?o y medio.
"Y antes era peor —explica esta docente— porque mi anterior destino era en Santa Eulària", y cuando llegaba al aeropuerto a?n le quedaba, como m?nimo, media hora de autob?s. "Ahora todav?a estoy cerca del aeropuerto".
?C?mo se soporta esto? "La verdad es que es una vida muy estresante —comenta Andrade— y si hay alg?n imprevisto o la guardia se alarga, tengo que volver en el siguiente avi?n y termina el d?a y casi no he visto a mis hijos".
Un trabajo que convierte la conciliaci?n familiar en una quimera y que sobrelleva gracias a la colaboraci?n de los abuelos de los ni?os, que se encargan de turnarse y hacer los relevos para que los peque?os estén atendidos siempre: "Si no fuera por la ayuda de la familia, no ser?a posible".
Alquileres imposibles
La docente admite que no se plantea la posibilidad de lograr un alquiler en Eivissa: "No puedo estar pagando una hipoteca en Mallorca y, a la vez, pagar los 1.200 euros que te piden por un alquiler aqu?", y que tampoco se plantea traerse a su pareja y a sus hijos aqu?: "No puedo trastocar la vida de mi familia as?". Por tanto, no hay otro remedio que sacrificarse.
Econ?micamente, incluso, pagar 44 vuelos le sale m?s a cuenta que pagar un alquiler en la isla: "Ahora, en aviones, me gasto unos 600-700 euros al mes". La mitad de lo que le costar?a un alquiler.
La noticia de que deb?a continuar en Eivissa a pesar de aprobar la oposici?n le cay? como un jarro de agua fr?a. "En 2022 estaba embaraza, trabajando en Santa Eulària, y me presenté a la oposici?n. Cuando aprobé, en 2023, respiré aliviada y me dije ‘supongo que ahora s? que podré estar cerca de casa’. Pero cuando en agosto me comunicaron el destino, se me cay? el mundo encima", admite.
"Nuestra oposici?n ha coincidido con que le han dado plazas a los estabilizados que ten?an m?s antigüedad, y los de la oposici?n hemos escogido después de ellos y, claro, las plazas de Palma ya estaban cogidas", relata la docente.
Pese a que ya ha solicitado el traslado, todav?a le queda este curso y dos m?s en Eivissa, con lo que hasta 2026, por lo menos, continuar? sintiéndose como una pelota de pinball que rebota de un lado para otro, siempre con prisas, siempre con miedo a perder el avi?n o el bus y llegar tarde.
"Tengo la gran suerte de que el equipo directivo del centro me apoya y que son un amor. Lo cierto es que Cas Serres es una escuela genial y, a pesar de todo este traj?n, me entienden y hacen todo lo que pueden para ayudarme", explica Karla Andrade.
El compa?erismo ayuda, pero ella tiene claro que, a la que pueda, intentar? regresar a Mallorca: "Al final una se acostumbra a todo, pero esto te deja exhausta".
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