Reem
04-03-2024, 05:00 AM
Tuvo que pasar casi medio siglo desde su muerte para que los bi?grafos y comentaristas de la vida de Federico Garc?a Lorca (https://www.sport.es/es/temas/federico-garcia-lorca-1900826)se hicieran eco de su condici?n de gay, una caracter?stica que la propia familia del poeta se empe?? en mantener en secreto. De hecho, como ha se?alado el historiador Ian Gibson, hasta mediados de la década de los ochenta "ning?n cr?tico o lorquista espa?ol estaba dispuesto a decir p?blicamente que Lorca era gay y que incumb?a tener en cuenta tal circunstancia a la hora de analizar su vida, su obra y su muerte", porque si lo hac?an “se les cerraba probablemente el acceso al archivo del poeta. Hay numerosos testimonios acerca de la imposibilidad de suscitar con Francisco e Isabel Garc?a Lorca la cuesti?n de la homosexualidad (https://www.sport.es/es/temas/homosexualidad-1837153)de su hermano". El tema era tab?. De hecho, fue el hispano-irlandés quien, pese a todas las cortapisas familiares, acab? aludiendo al asunto en su primera biograf?a y trat? el tema con naturalidad, dedic?ndole incluso en 2010 una obra monogr?fica titulada Lorca y el mundo gay.
De todo ello se habla en 'Los novios de Federico' (C?ntico), un nuevo ensayo que, adem?s de abordar la sexualidad (https://www.sport.es/es/temas/sexualidad-1837561)del poeta y dramaturgo, indaga en la evoluci?n ideol?gica, pol?tica y sentimental que, tras la muerte de Lorca, siguieron sus principales amantes. "Nos llam? poderosamente la atenci?n constatar que en casi todos los casos se percibe un camino lleno de contradicciones y de paradojas que, sin duda, hubieran sorprendido, acaso defraudado al poeta... si él mismo, de haber sobrevivido, no hubiera evolucionado en sus propias convicciones y actitudes. Hip?tesis que, a la vista de lo ocurrido con tantas personas como consecuencia de la terrible guerra civil, de 1936-1939, no habr?a por qué descartar a priori", comenta en el libro (https://www.sport.es/es/temas/libro-1849704)su autor, el historiador y periodista barcelonés Pablo-Ignacio de Dalmases.
Es f?cil comprender que en la época de Lorca era muy dif?cil ser homosexual, y que asumir plenamente su condici?n de tal, en una sociedad intolerante, fue para él una lucha cotidiana nunca del todo resuelta. Aunque un amigo de la adolescencia, José Mar?a Garc?a Carillo, le coment? al escritor Agust?n Pen?n en la década de los a?os cincuenta que el granadino “no era en absoluto ambivalente en cuanto a su homosexualidad, la cual no parec?a causarle el m?s m?nimo sentimiento de culpa. Dice que Federico se jactaba de haber amado a los chicos desde su infancia. Con él, por lo menos, siempre hablaba abiertamente de su amor a los hombres y le contaba cientos de anécdotas al respecto”. Este colega también asegur?, o eso cont? al menos Penon, que el autor de 'Bodas de sangre' ten?a “un temperamento muy ardiente”, y que en aquellos a?os de pubertad le dec?a “que necesitaba del sexo dos o tres veces al d?a, que sin él estaba inquieto y nervioso, que le faltaba serenidad para escribir”.
Relaci?n con Dal?
Cuando fue perdiendo la timidez del adolescente, el poeta desarroll? una especial habilidad para atrapar a los j?venes que le gustaban. Tras obtener plaza en la Residencia de Estudiantes de Madrid (https://www.sport.es/es/temas/madrid-1835245), ciudad que abri? sus horizontes en todos los ?rdenes de la vida, Lorca se solt? bastante la melena por su percepci?n de encontrarse en uno de los espacios m?s progresistas de la época. All? coincidi? con los otros autores de la Generaci?n del 27, hizo buenas migas con Luis Bu?uel y qued? fascinado por la personalidad, el f?sico y el talento de un joven catal?n de singular porte llamado Salvador Dal?. El epistolario entre el poeta y el pintor surrealista demuestra que el primero trat? de seducir con la palabra a un Dal? que, para intentar estar a su altura intelectual, despleg? todo su ingenio y sentido del humor. Seg?n cont? luego el catal?n, Lorca trat? en dos ocasiones de “sodomizarle”, pero no lleg? a ocurrir nada porque él no era gay y, adem?s, “le dol?a” —lo del dolor invita a pensar que Dal? hab?a consentido que Lorca le intentara penetrar—.
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Portada del ensayo 'Los novios de Federico'.
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Las cartas que Luis Bu?uel envi? en esa época a José Bello demuestran que el cineasta en ciernes se lleg? a ver dominado por los celos que le provocaba la intensa relaci?n entre sus buenos amigos Dal? y Lorca. “Macho alfa, como se dir?a ahora, deportista, frecuentador de burdeles, el futuro cineasta declaraba que ‘con los maricones nunca se pisa terreno firme’”, apunta el autor de Los novios de Federico. De hecho, se dice que su homofobia encubr?a un secreto temor a ser gay él mismo. “El homof?bico Bu?uel, cuyo hermano, el artista Alfonso, era gay, desat? un feroz ataque contra la supuesta relaci?n homosexual entre Dal? y Garc?a Lorca y contra la estética de éste”, escribi? Shirley Mangini. “Garc?a Lorca sigui? entrando y saliendo de la Residencia hasta 1928, pero no volvi? a tener contacto alguno con Bu?uel, que en aquel entonces hab?a conseguido atraer a Dal? a Par?s para que trabajara con él en su primera pel?cula”.
De todos los hombres con los que Lorca mantuvo una relaci?n m?s o menos estable, la m?s profunda fue seguramente la que protagoniz? con Emilio Aladrén, un escultor, bastante m?s joven que él, que antes hab?a sido amante de la pintora Maruja Mallo. El escritor Luis Antonio de Villena coment? en su d?a que Aladrén pertenec?a a esa clase de muchachos guapos que, “aunque b?sicamente heterosexuales, no dudan, en alas de la seducci?n y del agasajo, de utilizar ocasionalmente su bisexualidad”. De Dalmases a?ade en su ensayo que la relaci?n sentimental entre dramaturgo y escultor trascendi? mucho m?s all? de los ambientes a que ambos estaban ligados: “Este es el buen mozo del que Federico, cuando apareci? el 'Romancero gitano' en 1928 con dieciocho romances, uno de los cuales, 'El emplazado', dedicado a Aladrén, estaba, seg?n Gibson, ‘muerto de amor’. Sin embargo, todo hace pensar que el veleidoso e interesado escultor ya andaba para entonces tonteando con una mujer extranjera, lo que dio motivo a que Lorca expresase su desenga?o en cartas a varios amigos”.
Muri? sin encontrar el amor profundo
La ?ltima ilusi?n amorosa de Lorca fue un adolescente actor del 'Club Anfistora' que respond?a al nombre de Juan Ram?rez de Lucas. Aquel adolescente de Albacete pertenec?a a una buena familia, compagin? durante un tiempo sus estudios de Administraci?n P?blica con su vocaci?n art?stica y volvi? loco al poeta, quien le prometi? que lo har?a un gran actor y lo llevar?a al extranjero a todos los teatros. Su hermano, Jes?s Mart?nez de Lucas, dijo que la primera vez que Juan vio a Lorca no le llam? la atenci?n, que le pareci? “bajito, un poco gordo y cabez?n”, pero que después “le atrajo el magnetismo que ten?a Lorca”. Desde luego no fue el ?nico que cay? rendido ante la vitalidad, la arrolladora simpat?a y el encanto personal de Lorca, que también se camel? a un estudiante de Ingenier?a de Minas, llamado Rafael Rodr?guez Rap?n, que se convirti? en secretario de La Barraca, el famoso grupo de teatro universitario con el que Lorca se fue por los pueblos de Espa?a (https://www.sport.es/es/temas/espana-1835018), durante la primera mitad de los a?os treinta, a representar obras del Siglo de Oro para gente que no lo hab?a visto nunca.
Por desgracia, Lorca no lleg? a conocer el profundo y correspondido amor que buscaba, pues los fascistas acabaron con su vida, a la edad de 38 a?os, durante las primeras semanas de la guerra civil. A pesar de que el régimen franquista nunca reconoci? su implicaci?n en el crimen, y que el dictador lleg? incluso a afirmar a la prensa que el poeta "muri? mezclado con los revoltosos; son los accidentes naturales de la guerra", existen documentos policiales que prueban que fue asesinado por ser hombre de izquierdas y homosexual. "La hostilidad que ya suscitaba Lorca entre los granadinos de derechas era palpable: por su condici?n de gay, por ser escritor en plena ascensi?n triunfal, por ganar dinero, por ser cr?tico con la Espa?a tradicionalista", resumi? en su d?a Gibson.
Itinerario ideol?gico de sus amantes
Resulta llamativo el itinerario ideol?gico que sigui? cada uno de los amantes de Lorca tras el final de la contienda. Quiz?s el caso m?s contradictorio haya sido el de Dal?, que en sus a?os de juventud se manifest? como descre?do, pagano y antimon?rquico, pero después de la guerra cay? bajo la influencia de la propaganda falangista. "Desde su regreso a Espa?a en 1948 se manifest? progresivamente interesado por el misticismo religioso", apunta De Dalmases, "a la par que se integr? sin dificultad en el sistema franquista, que pas? por alto todas sus excentricidades a cambio de una adhesi?n que no tuvo empacho en manifestar hasta el ?ltimo momento".
Aladrén, que abandon? a Lorca tras iniciar una relaci?n con Eleanor Dove, se cas? con ella en 1931. Después de separarse de aquella muchacha inglesa, sigui? vinculado con los ambientes culturales de Falange y se gan? las habichuelas ejerciendo de escultor al servicio de pr?ceres y personalidades del nuevo régimen. En 1938, seg?n el testimonio del autor ?ngel Llorente Hern?ndez, recibi? el encargo "de hacer una estatua ecuestre del general?simo, para lo cual se instal? en el monasterio de Santo Domingo de Silos… Todav?a habr?a que esperar dos a?os para que se instalase en un lugar p?blico la primera estatua ecuestre del dictador, que no ser?a la encargada a Emilio Aladrén, quien segu?a trabajando en ella, sino otra de Fructuoso Orduna". A modo de curiosidad, el sal?n de plenos del Consejo Nacional del Movimiento (actual Senado) estuvo muchos a?os presidido por dos bustos: uno de Franco como jefe del Estado y jefe nacional del partido ?nico, y otro del fundador de Falange Espa?ola, José Antonio Primo de Rivera —este ?ltimo, obra de Aladrén—.
En esta especie de caleidoscopio de relaciones mutantes encontramos el excepcional caso de Rodr?guez Rap?n, el ?nico de los amantes de Lorca que aparentemente permaneci? fiel a su identidad socialista y republicana tras el estallido de la Guerra Civil (https://www.sport.es/es/temas/guerra-civil-1836146). Gibson se?al? en uno de sus libros que Rap?n, una vez convencido de que hab?an asesinado a Federico, "se alist? en el ejército republicano y un d?a, diciendo que no quer?a seguir viviendo, salt? de la trinchera donde estaba y se dej? abatir por una r?faga de ametralladora. Rivas Cherif no tuvo la posibilidad de comprobar la veracidad de lo que le hab?an contado. Reconoc?a que quiz? se trataba de una leyenda. Pero no se trataba de ninguna leyenda". Seg?n sus fuentes, el madrile?o estaba al mando de su bater?a cuando fue sorprendido por un ataque aéreo en el municipio c?ntabro de B?rcena de Pie de Concha. En vez de echarse al suelo, permaneci? sentado en el parapeto y una bomba le hiri? de gravedad, lo que poco m?s tarde le llev? a fallecer en el hospital militar de Santander.
Algo m?s apacible fue la existencia del ?ltimo amigo con derecho del poeta, Juan Ram?rez de Lucas. Tras formarse como periodista a mediados de los a?os cuarenta, se especializ? en informaci?n cultural. Desde ese momento pas? por la redacci?n de El Espa?ol (1960-1965), ejerci? como cr?tico de arte y redactor jefe de la revista Arquitectura (1961-1975) y colabor? con medios como ABC, Ya, Arriba, Pueblo, La Estafeta Literaria, o Blanco y Negro. Varios a?os después de su fallecimiento, que se produjo en 2010, su hermano Jes?s asegur? que Juan demostr? "una honestidad y generosidad supinas en su relaci?n con Lorca, al que am? hasta el final de sus d?as", y que "hizo unas memorias, manuscritas" detr?s de las cuales han estado "periodistas, escritores y autores teatrales". Lo que no lleg? a explicar fue la militancia falangista ni la participaci?n en la Divisi?n Azul de "aquel rubio de Albacete" que conquist? a Lorca, fundador de la Asociaci?n de Amigos de la Uni?n Soviética.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/amantes-garcia-lorca-acabaron-firmemente-100564085)
De todo ello se habla en 'Los novios de Federico' (C?ntico), un nuevo ensayo que, adem?s de abordar la sexualidad (https://www.sport.es/es/temas/sexualidad-1837561)del poeta y dramaturgo, indaga en la evoluci?n ideol?gica, pol?tica y sentimental que, tras la muerte de Lorca, siguieron sus principales amantes. "Nos llam? poderosamente la atenci?n constatar que en casi todos los casos se percibe un camino lleno de contradicciones y de paradojas que, sin duda, hubieran sorprendido, acaso defraudado al poeta... si él mismo, de haber sobrevivido, no hubiera evolucionado en sus propias convicciones y actitudes. Hip?tesis que, a la vista de lo ocurrido con tantas personas como consecuencia de la terrible guerra civil, de 1936-1939, no habr?a por qué descartar a priori", comenta en el libro (https://www.sport.es/es/temas/libro-1849704)su autor, el historiador y periodista barcelonés Pablo-Ignacio de Dalmases.
Es f?cil comprender que en la época de Lorca era muy dif?cil ser homosexual, y que asumir plenamente su condici?n de tal, en una sociedad intolerante, fue para él una lucha cotidiana nunca del todo resuelta. Aunque un amigo de la adolescencia, José Mar?a Garc?a Carillo, le coment? al escritor Agust?n Pen?n en la década de los a?os cincuenta que el granadino “no era en absoluto ambivalente en cuanto a su homosexualidad, la cual no parec?a causarle el m?s m?nimo sentimiento de culpa. Dice que Federico se jactaba de haber amado a los chicos desde su infancia. Con él, por lo menos, siempre hablaba abiertamente de su amor a los hombres y le contaba cientos de anécdotas al respecto”. Este colega también asegur?, o eso cont? al menos Penon, que el autor de 'Bodas de sangre' ten?a “un temperamento muy ardiente”, y que en aquellos a?os de pubertad le dec?a “que necesitaba del sexo dos o tres veces al d?a, que sin él estaba inquieto y nervioso, que le faltaba serenidad para escribir”.
Relaci?n con Dal?
Cuando fue perdiendo la timidez del adolescente, el poeta desarroll? una especial habilidad para atrapar a los j?venes que le gustaban. Tras obtener plaza en la Residencia de Estudiantes de Madrid (https://www.sport.es/es/temas/madrid-1835245), ciudad que abri? sus horizontes en todos los ?rdenes de la vida, Lorca se solt? bastante la melena por su percepci?n de encontrarse en uno de los espacios m?s progresistas de la época. All? coincidi? con los otros autores de la Generaci?n del 27, hizo buenas migas con Luis Bu?uel y qued? fascinado por la personalidad, el f?sico y el talento de un joven catal?n de singular porte llamado Salvador Dal?. El epistolario entre el poeta y el pintor surrealista demuestra que el primero trat? de seducir con la palabra a un Dal? que, para intentar estar a su altura intelectual, despleg? todo su ingenio y sentido del humor. Seg?n cont? luego el catal?n, Lorca trat? en dos ocasiones de “sodomizarle”, pero no lleg? a ocurrir nada porque él no era gay y, adem?s, “le dol?a” —lo del dolor invita a pensar que Dal? hab?a consentido que Lorca le intentara penetrar—.
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Portada del ensayo 'Los novios de Federico'.
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Las cartas que Luis Bu?uel envi? en esa época a José Bello demuestran que el cineasta en ciernes se lleg? a ver dominado por los celos que le provocaba la intensa relaci?n entre sus buenos amigos Dal? y Lorca. “Macho alfa, como se dir?a ahora, deportista, frecuentador de burdeles, el futuro cineasta declaraba que ‘con los maricones nunca se pisa terreno firme’”, apunta el autor de Los novios de Federico. De hecho, se dice que su homofobia encubr?a un secreto temor a ser gay él mismo. “El homof?bico Bu?uel, cuyo hermano, el artista Alfonso, era gay, desat? un feroz ataque contra la supuesta relaci?n homosexual entre Dal? y Garc?a Lorca y contra la estética de éste”, escribi? Shirley Mangini. “Garc?a Lorca sigui? entrando y saliendo de la Residencia hasta 1928, pero no volvi? a tener contacto alguno con Bu?uel, que en aquel entonces hab?a conseguido atraer a Dal? a Par?s para que trabajara con él en su primera pel?cula”.
De todos los hombres con los que Lorca mantuvo una relaci?n m?s o menos estable, la m?s profunda fue seguramente la que protagoniz? con Emilio Aladrén, un escultor, bastante m?s joven que él, que antes hab?a sido amante de la pintora Maruja Mallo. El escritor Luis Antonio de Villena coment? en su d?a que Aladrén pertenec?a a esa clase de muchachos guapos que, “aunque b?sicamente heterosexuales, no dudan, en alas de la seducci?n y del agasajo, de utilizar ocasionalmente su bisexualidad”. De Dalmases a?ade en su ensayo que la relaci?n sentimental entre dramaturgo y escultor trascendi? mucho m?s all? de los ambientes a que ambos estaban ligados: “Este es el buen mozo del que Federico, cuando apareci? el 'Romancero gitano' en 1928 con dieciocho romances, uno de los cuales, 'El emplazado', dedicado a Aladrén, estaba, seg?n Gibson, ‘muerto de amor’. Sin embargo, todo hace pensar que el veleidoso e interesado escultor ya andaba para entonces tonteando con una mujer extranjera, lo que dio motivo a que Lorca expresase su desenga?o en cartas a varios amigos”.
Muri? sin encontrar el amor profundo
La ?ltima ilusi?n amorosa de Lorca fue un adolescente actor del 'Club Anfistora' que respond?a al nombre de Juan Ram?rez de Lucas. Aquel adolescente de Albacete pertenec?a a una buena familia, compagin? durante un tiempo sus estudios de Administraci?n P?blica con su vocaci?n art?stica y volvi? loco al poeta, quien le prometi? que lo har?a un gran actor y lo llevar?a al extranjero a todos los teatros. Su hermano, Jes?s Mart?nez de Lucas, dijo que la primera vez que Juan vio a Lorca no le llam? la atenci?n, que le pareci? “bajito, un poco gordo y cabez?n”, pero que después “le atrajo el magnetismo que ten?a Lorca”. Desde luego no fue el ?nico que cay? rendido ante la vitalidad, la arrolladora simpat?a y el encanto personal de Lorca, que también se camel? a un estudiante de Ingenier?a de Minas, llamado Rafael Rodr?guez Rap?n, que se convirti? en secretario de La Barraca, el famoso grupo de teatro universitario con el que Lorca se fue por los pueblos de Espa?a (https://www.sport.es/es/temas/espana-1835018), durante la primera mitad de los a?os treinta, a representar obras del Siglo de Oro para gente que no lo hab?a visto nunca.
Por desgracia, Lorca no lleg? a conocer el profundo y correspondido amor que buscaba, pues los fascistas acabaron con su vida, a la edad de 38 a?os, durante las primeras semanas de la guerra civil. A pesar de que el régimen franquista nunca reconoci? su implicaci?n en el crimen, y que el dictador lleg? incluso a afirmar a la prensa que el poeta "muri? mezclado con los revoltosos; son los accidentes naturales de la guerra", existen documentos policiales que prueban que fue asesinado por ser hombre de izquierdas y homosexual. "La hostilidad que ya suscitaba Lorca entre los granadinos de derechas era palpable: por su condici?n de gay, por ser escritor en plena ascensi?n triunfal, por ganar dinero, por ser cr?tico con la Espa?a tradicionalista", resumi? en su d?a Gibson.
Itinerario ideol?gico de sus amantes
Resulta llamativo el itinerario ideol?gico que sigui? cada uno de los amantes de Lorca tras el final de la contienda. Quiz?s el caso m?s contradictorio haya sido el de Dal?, que en sus a?os de juventud se manifest? como descre?do, pagano y antimon?rquico, pero después de la guerra cay? bajo la influencia de la propaganda falangista. "Desde su regreso a Espa?a en 1948 se manifest? progresivamente interesado por el misticismo religioso", apunta De Dalmases, "a la par que se integr? sin dificultad en el sistema franquista, que pas? por alto todas sus excentricidades a cambio de una adhesi?n que no tuvo empacho en manifestar hasta el ?ltimo momento".
Aladrén, que abandon? a Lorca tras iniciar una relaci?n con Eleanor Dove, se cas? con ella en 1931. Después de separarse de aquella muchacha inglesa, sigui? vinculado con los ambientes culturales de Falange y se gan? las habichuelas ejerciendo de escultor al servicio de pr?ceres y personalidades del nuevo régimen. En 1938, seg?n el testimonio del autor ?ngel Llorente Hern?ndez, recibi? el encargo "de hacer una estatua ecuestre del general?simo, para lo cual se instal? en el monasterio de Santo Domingo de Silos… Todav?a habr?a que esperar dos a?os para que se instalase en un lugar p?blico la primera estatua ecuestre del dictador, que no ser?a la encargada a Emilio Aladrén, quien segu?a trabajando en ella, sino otra de Fructuoso Orduna". A modo de curiosidad, el sal?n de plenos del Consejo Nacional del Movimiento (actual Senado) estuvo muchos a?os presidido por dos bustos: uno de Franco como jefe del Estado y jefe nacional del partido ?nico, y otro del fundador de Falange Espa?ola, José Antonio Primo de Rivera —este ?ltimo, obra de Aladrén—.
En esta especie de caleidoscopio de relaciones mutantes encontramos el excepcional caso de Rodr?guez Rap?n, el ?nico de los amantes de Lorca que aparentemente permaneci? fiel a su identidad socialista y republicana tras el estallido de la Guerra Civil (https://www.sport.es/es/temas/guerra-civil-1836146). Gibson se?al? en uno de sus libros que Rap?n, una vez convencido de que hab?an asesinado a Federico, "se alist? en el ejército republicano y un d?a, diciendo que no quer?a seguir viviendo, salt? de la trinchera donde estaba y se dej? abatir por una r?faga de ametralladora. Rivas Cherif no tuvo la posibilidad de comprobar la veracidad de lo que le hab?an contado. Reconoc?a que quiz? se trataba de una leyenda. Pero no se trataba de ninguna leyenda". Seg?n sus fuentes, el madrile?o estaba al mando de su bater?a cuando fue sorprendido por un ataque aéreo en el municipio c?ntabro de B?rcena de Pie de Concha. En vez de echarse al suelo, permaneci? sentado en el parapeto y una bomba le hiri? de gravedad, lo que poco m?s tarde le llev? a fallecer en el hospital militar de Santander.
Algo m?s apacible fue la existencia del ?ltimo amigo con derecho del poeta, Juan Ram?rez de Lucas. Tras formarse como periodista a mediados de los a?os cuarenta, se especializ? en informaci?n cultural. Desde ese momento pas? por la redacci?n de El Espa?ol (1960-1965), ejerci? como cr?tico de arte y redactor jefe de la revista Arquitectura (1961-1975) y colabor? con medios como ABC, Ya, Arriba, Pueblo, La Estafeta Literaria, o Blanco y Negro. Varios a?os después de su fallecimiento, que se produjo en 2010, su hermano Jes?s asegur? que Juan demostr? "una honestidad y generosidad supinas en su relaci?n con Lorca, al que am? hasta el final de sus d?as", y que "hizo unas memorias, manuscritas" detr?s de las cuales han estado "periodistas, escritores y autores teatrales". Lo que no lleg? a explicar fue la militancia falangista ni la participaci?n en la Divisi?n Azul de "aquel rubio de Albacete" que conquist? a Lorca, fundador de la Asociaci?n de Amigos de la Uni?n Soviética.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/amantes-garcia-lorca-acabaron-firmemente-100564085)