Reem
03-30-2024, 12:31 PM
Philip K. Dick falleci? cinco meses antes de que su nombre se hiciera mundialmente universal gracias a la adaptaci?n cinematogr?fica de uno de sus cuentos y el término ‘blade runner’ se incorporara a nuestro imaginario. Entonces, 1982, apenas le lloraron aquellos, pocos, que incansablemente le hab?an reverenciado como un gur? de la contracultura, como el escritor visionario capaz de levantar la cortina entre la realidad que conocemos y las otras ‘realidades’ que no nos han sido reveladas, como un reformador de un catolicismo herético, como un loco a la vez l?cido y paranoico.
Hoy la figura del que es sin duda el escritor de ciencia-ficci?n (https://www.sport.es/es/temas/ciencia-ficcion-1849527) m?s influyente del siglo XX se ha agigantado con el paso de los a?os, porque la idea de que vivimos en un mundo que es mero simulacro dominado por fuerzas superiores que no podemos controlar no solo es el n?cleo duro de aquellas teor?as conspiranoides que nos irritan, también -aunque nos resistamos a aceptarlo- sentimos que est? en el sustrato de muchos de nuestros temores m?s ?ntimos.
Y por fin, con m?s de diez a?os de retraso, la buena nueva. Se publica en castellano la que quiz? sea su obra m?s legendaria, ‘Exégesis’, reuni?n de textos esotéricos, reflexiones filos?fico-existenciales, sue?os, cartas y diario personal, que suman originariamente unas 8.000 p?ginas, muchas de ellas escritas a mano y que el autor redact? desenfrenada y compulsivamente para s? mismo, como un mandato divino, sin la intenci?n de que fueran publicadas. A la muerte de Dick, aquel material fue almacenado en un garaje por el amigo y albacea literario del autor, Paul Williams. Tuvieron que pasar 30 a?os para que la editora Pamela Jackson y el novelista Jonathan Lethem decidieran hincarle el diente a aquel ca?tico manuscrito hasta seleccionar, previa transcripci?n de un club de voluntarios dickianos cuando todav?a no exist?a internet, un volumen final de textos que alcanza las mil p?ginas, que es lo que precisamente ahora se traduce finalmente bajo el sello Minotauro.
Profeta del presente
“Dick era una especie de Kafka pasado por el ?cido lisérgico y por la rabia”, dijo Roberto Bola?o que lo admiraba mucho. “Vivimos en el mundo que él imagin?”, asegur? Emmanuelle Carrère, autor de una biograf?a tan alucinatoria como las propias obras de Dick. Hay muchas historias que conforman el dibujo de la vida del autor. A saber: que Jane, su hermana melliza, muri? de desnutrici?n cuando ambos eran bebés y que desde entonces la tumba de la peque?a esper? a Philip hasta el punto de que en la l?pida, junto al de su hermana, se esculpi? su nombre y a?o de nacimiento con un guion y un espacio en blanco. All? fue enterrado 53 a?os después. Dick sol?a contar a quien le quisiera o?r que el muerto era él y no su hermana.
Image ID:
100437105
'Blade Runner', de Ridley Scott.
EPC
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1200
648
Esquizofrénico torturado, Dick sufri? toda su vida como un condenado, sintiendo que era v?ctima de una persecuci?n cuyos responsables eran intermitentemente los Panteras Negras, el KGB, el FBI, Richard Nixon -su gran bestia negra- o Stanislaw Lem que le quiso ayudar pero a quien él consideraba enloquecidamente un agente del poder soviético. Los tiempos de la guerra fr?a, con sus esp?as y sus comunistas ocultos, eran el sustrato perfecto para esos delirios conspirativos y tampoco ayudaba que fuese un consumado adicto a las anfetaminas. Suele decirse que sus novelas fueron consecuencia de su ingesta de LSD. Pero ‘El hombre en el castillo’ -la m?s reconocida, la famosa distop?a en la que los alemanes han ganado la Segunda Guerra Mundial – o ‘Ubik’ -que explora la idea de los diversos universos alternativos, al igual que el cuento ‘Podemos recordarlo todo por usted’, que dio origen a ‘Desaf?o total’ – fueron escritas muchos antes de que él llegase a probarlo. Sus delirios hasta ese momento no necesitaban un detonante. Eso vendr?a m?s tarde.
El rayo rosa
Esa otra historia sit?a a Dick entre febrero y marzo de 1974, un acontecimiento que él siempre llamar? 2-3-1974. La habitual grafoman?a del escritor se encontraba entonces en dique seco, pero eso pronto iba a cambiar. Como aprecia Jonathan Lethem, “la vida de Philip K. Dick empez? a parecerse a las novelas de Philip K. Dick”: en una visita al dentista por una muela del juicio que no acababa de salir, este le propin? un chute de pentotal s?dico, lo que popularmente se conoce como suero de la verdad. Poco después, sinti? que un rayo rosa le fulminaba provoc?ndole un conocimiento absoluto del universo, lo que le llev? a bautizar él mismo a su hijo mientras en su aparato de radio desenchufado o?a mensajes inquietantes y se sent?a invadido intermitentemente tanto por el esp?ritu de Tom?s, un cristiano perseguido en tiempos del imperio romano, como por el del televisivo y herético obispo James Pike.
A lo largo de los ocho a?os siguientes, los ?ltimos de su vida, Dick sufrir? visiones, sue?os proféticos y el rayo rosa lleg? incluso a ‘informarle’ que su hijo sufr?a una hernia que los médicos no hab?an sabido detectarle y que en una posterior consulta se revel? como un diagn?stico verdadero. Una anécdota que el escritor adoraba relatar. La vida del escritor entra entonces en una etapa m?stica. ?Fue a causa de un fallo neuroqu?mico? ?Epilepsia del l?bulo temporal? ?O bien un intento de emular a su colega L. Ron Hubbard, fundador de la iglesia de la Cienciolog?a?
Image ID:
100437135
'Desaf?o total', de Paul Verhoeven.
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1200
889
Dejarse llevar
Pero en lo que nos ocupa, su labor m?s importante fue la redacci?n de la novela ‘SIVAINVI’ (‘VALIS’ en el original) en la que ficcionaliz? todas estas experiencias delirantes y, por supuesto, la ‘Exégesis’. La palabra griega exégesis supone extraer el significado de un texto. Habitualmente se utiliza con textos sagrados y Dick no iba a ser menos, todos esos escritos -pod?a llegar a escribir de 15 a 20 p?ginas algunas noches de insomnio- analizaban sus propios textos sacros, es decir, sus primeras novelas, de las que extra?a interpretaciones tan fascinantes como delirantes. Tal y como explica Lethem, los hijos de Dick fueron bastante reacios a que esta rareza absoluta, y un tanto vergonzante para ellos, viera la luz inmediatamente después de su muerte, en un momento en el que la reputaci?n del autor estaba llegando a los ?mbitos académicos.
Finalmente, el libro (https://www.sport.es/es/temas/libro-1849704) est? aqu?. Para leerlo quiz? se necesite un enorme interés por la obra del autor, porque no es f?cil. Pero quiz? lo mejor para abordar esta rareza absoluta sea dejarse llevar por la recomendaci?n de Lethem, acept?ndola como lo que es, quiz? “un largo experimento sobre la mente de uno mismo”, aunque finalmente se declare impotente a la hora de definir lo que realmente es. “Entregarte a ella con un esp?ritu de curiosidad puede ser fascinante. Y sentir fascinaci?n por algo […] es querer m?s”, es el consejo. As? que lo mejor es… dejarse llevar.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/exegesis-texto-sagrado-philip-k-dick-castellano-100437229)
Hoy la figura del que es sin duda el escritor de ciencia-ficci?n (https://www.sport.es/es/temas/ciencia-ficcion-1849527) m?s influyente del siglo XX se ha agigantado con el paso de los a?os, porque la idea de que vivimos en un mundo que es mero simulacro dominado por fuerzas superiores que no podemos controlar no solo es el n?cleo duro de aquellas teor?as conspiranoides que nos irritan, también -aunque nos resistamos a aceptarlo- sentimos que est? en el sustrato de muchos de nuestros temores m?s ?ntimos.
Y por fin, con m?s de diez a?os de retraso, la buena nueva. Se publica en castellano la que quiz? sea su obra m?s legendaria, ‘Exégesis’, reuni?n de textos esotéricos, reflexiones filos?fico-existenciales, sue?os, cartas y diario personal, que suman originariamente unas 8.000 p?ginas, muchas de ellas escritas a mano y que el autor redact? desenfrenada y compulsivamente para s? mismo, como un mandato divino, sin la intenci?n de que fueran publicadas. A la muerte de Dick, aquel material fue almacenado en un garaje por el amigo y albacea literario del autor, Paul Williams. Tuvieron que pasar 30 a?os para que la editora Pamela Jackson y el novelista Jonathan Lethem decidieran hincarle el diente a aquel ca?tico manuscrito hasta seleccionar, previa transcripci?n de un club de voluntarios dickianos cuando todav?a no exist?a internet, un volumen final de textos que alcanza las mil p?ginas, que es lo que precisamente ahora se traduce finalmente bajo el sello Minotauro.
Profeta del presente
“Dick era una especie de Kafka pasado por el ?cido lisérgico y por la rabia”, dijo Roberto Bola?o que lo admiraba mucho. “Vivimos en el mundo que él imagin?”, asegur? Emmanuelle Carrère, autor de una biograf?a tan alucinatoria como las propias obras de Dick. Hay muchas historias que conforman el dibujo de la vida del autor. A saber: que Jane, su hermana melliza, muri? de desnutrici?n cuando ambos eran bebés y que desde entonces la tumba de la peque?a esper? a Philip hasta el punto de que en la l?pida, junto al de su hermana, se esculpi? su nombre y a?o de nacimiento con un guion y un espacio en blanco. All? fue enterrado 53 a?os después. Dick sol?a contar a quien le quisiera o?r que el muerto era él y no su hermana.
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'Blade Runner', de Ridley Scott.
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Esquizofrénico torturado, Dick sufri? toda su vida como un condenado, sintiendo que era v?ctima de una persecuci?n cuyos responsables eran intermitentemente los Panteras Negras, el KGB, el FBI, Richard Nixon -su gran bestia negra- o Stanislaw Lem que le quiso ayudar pero a quien él consideraba enloquecidamente un agente del poder soviético. Los tiempos de la guerra fr?a, con sus esp?as y sus comunistas ocultos, eran el sustrato perfecto para esos delirios conspirativos y tampoco ayudaba que fuese un consumado adicto a las anfetaminas. Suele decirse que sus novelas fueron consecuencia de su ingesta de LSD. Pero ‘El hombre en el castillo’ -la m?s reconocida, la famosa distop?a en la que los alemanes han ganado la Segunda Guerra Mundial – o ‘Ubik’ -que explora la idea de los diversos universos alternativos, al igual que el cuento ‘Podemos recordarlo todo por usted’, que dio origen a ‘Desaf?o total’ – fueron escritas muchos antes de que él llegase a probarlo. Sus delirios hasta ese momento no necesitaban un detonante. Eso vendr?a m?s tarde.
El rayo rosa
Esa otra historia sit?a a Dick entre febrero y marzo de 1974, un acontecimiento que él siempre llamar? 2-3-1974. La habitual grafoman?a del escritor se encontraba entonces en dique seco, pero eso pronto iba a cambiar. Como aprecia Jonathan Lethem, “la vida de Philip K. Dick empez? a parecerse a las novelas de Philip K. Dick”: en una visita al dentista por una muela del juicio que no acababa de salir, este le propin? un chute de pentotal s?dico, lo que popularmente se conoce como suero de la verdad. Poco después, sinti? que un rayo rosa le fulminaba provoc?ndole un conocimiento absoluto del universo, lo que le llev? a bautizar él mismo a su hijo mientras en su aparato de radio desenchufado o?a mensajes inquietantes y se sent?a invadido intermitentemente tanto por el esp?ritu de Tom?s, un cristiano perseguido en tiempos del imperio romano, como por el del televisivo y herético obispo James Pike.
A lo largo de los ocho a?os siguientes, los ?ltimos de su vida, Dick sufrir? visiones, sue?os proféticos y el rayo rosa lleg? incluso a ‘informarle’ que su hijo sufr?a una hernia que los médicos no hab?an sabido detectarle y que en una posterior consulta se revel? como un diagn?stico verdadero. Una anécdota que el escritor adoraba relatar. La vida del escritor entra entonces en una etapa m?stica. ?Fue a causa de un fallo neuroqu?mico? ?Epilepsia del l?bulo temporal? ?O bien un intento de emular a su colega L. Ron Hubbard, fundador de la iglesia de la Cienciolog?a?
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'Desaf?o total', de Paul Verhoeven.
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Dejarse llevar
Pero en lo que nos ocupa, su labor m?s importante fue la redacci?n de la novela ‘SIVAINVI’ (‘VALIS’ en el original) en la que ficcionaliz? todas estas experiencias delirantes y, por supuesto, la ‘Exégesis’. La palabra griega exégesis supone extraer el significado de un texto. Habitualmente se utiliza con textos sagrados y Dick no iba a ser menos, todos esos escritos -pod?a llegar a escribir de 15 a 20 p?ginas algunas noches de insomnio- analizaban sus propios textos sacros, es decir, sus primeras novelas, de las que extra?a interpretaciones tan fascinantes como delirantes. Tal y como explica Lethem, los hijos de Dick fueron bastante reacios a que esta rareza absoluta, y un tanto vergonzante para ellos, viera la luz inmediatamente después de su muerte, en un momento en el que la reputaci?n del autor estaba llegando a los ?mbitos académicos.
Finalmente, el libro (https://www.sport.es/es/temas/libro-1849704) est? aqu?. Para leerlo quiz? se necesite un enorme interés por la obra del autor, porque no es f?cil. Pero quiz? lo mejor para abordar esta rareza absoluta sea dejarse llevar por la recomendaci?n de Lethem, acept?ndola como lo que es, quiz? “un largo experimento sobre la mente de uno mismo”, aunque finalmente se declare impotente a la hora de definir lo que realmente es. “Entregarte a ella con un esp?ritu de curiosidad puede ser fascinante. Y sentir fascinaci?n por algo […] es querer m?s”, es el consejo. As? que lo mejor es… dejarse llevar.
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