Reem
03-22-2024, 07:21 AM
En el extrarradio, donde una vez lo vi afeitarse como si estuviera habl?ndole en lat?n al espejo, ah? est?, esperando al periodista, Francisco Rico, un genio de la lengua espa?ola. Amigo de todos los que ahora ya son memoria de la generaci?n de Juan Benet, a la que él pertenece desde joven (Rico tiene 83 a?os, edad en la que reside ahora su escepticismo), ha dedicado su vida a dialogar con Petrarca o con Dante o con Cervantes, aunque aquellos italianos no se hablaron demasiado entre s? (https://www.epe.es/es/abril/20240321/francisco-rico-quijote-libro-petrarca-juan-cruz-entrevista-99469863), y de todo lo que sabe mucho habla lo justo, porque tampoco quiere hablar demasiado de nada.
As? que, ahora que Arpa le publica un volumen de estudios suyos sobre su antepasado m?s querido, Petrarca, abre la puerta, se?ala con el dedo el camino que sigue, y es, desde el principio de la conversaci?n, el mismo Rico que siempre pareci?, como aquellos Beatles (https://www.sport.es/es/temas/the-beatles-1859359)de Qué noche la de aquel d?a, dispuesto a romper cualquier protocolo. Gru?e algo que tiene que ver con el tiempo que hace, o con el tiempo en el que est?, y luego termina el almuerzo, al que llega como los ingleses a la cena: temprano y tarde a la vez.
Est? afeitado, de modo que ahora ya no habr? otra vez escena del espejo, y me hace sentarme ante él, se?ala libros ajenos que le ayudan a recordar en la entrevista, acaba escrupuloso su ceremonial de comida, y ah? estamos, en la cocina en la que luego, palabra por palabra, va desgranando su gusto o su disgusto por esta vida a la que a veces acude a rega?adientes.
Elegante fumador, no deja que un cigarrillo se apague sin tener ya dispuesto el otro, pero ni el periodista ni el ambiente sienten que sea excesivo su consumo, ya que jam?s, en toda la conversaci?n que dur? un buen rato, él hizo que el humo no fuera nunca un objeto agresivo. Parece, m?s bien, como la se?al de un espejo que le viene a él directamente a los ojos.
?stos, los ojos, son los de Rico de siempre, cuando acepta lo que est?s diciendo mientras, muy suave pero terminante, su sonrisa de catedr?tico te va poniendo en tu sitio: que as? no es, que as? no fue, pero ?t? est?s tonto o qué? Y luego r?e como un muchacho que estuviera ya de vuelta de la vida, pero que sigue siendo quien fue hasta callado.
El libro que ha publicado Arpa nos sirve de leitmotiv, y a veces él se refiere a él y casi lo deletrea. Alardea, si es que esa palabra es l?cita dicha en positivo, de que ya recuerda poco, o nada, pero basta que pasen los minutos en esa cocina que nos acoge para que sea minucioso en el dato y terrible, o amoroso, en el desdén o en la gana.
Siempre fue un placer, y un reto, hablar con Francisco Rico, genio de la lengua espa?ola. El periodista ahora deja la puerta de la cocina abierta para que ustedes oigan todo lo que él dijo ante las preguntas que le fu? proponiendo. Empez? quej?ndose, de cualquier cosa que estuviera pasando, pero ante la belleza de su casa, y de su barrio, aquel en el que lo vimos desvestirse el torso, el periodista le dijo que de eso no se pod?a quejar. Entonces de qué te quejas. Por ah? empezamos, pues.
De belleza no se queja. ?De qué se queja?
De todo lo dem?s.
?Qué es todo lo dem?s? ?El trabajo?
No, el trabajo no.
?De la salud?
Bueno, salud tengo. Pero a veces no recuerdo las cosas. Bueno, no sé muy bien qué decirte. Pero s?: me quejo de ese aspecto mental que no acabo de controlar.
Pero, por ejemplo, si yo le pregunto por el Quijote, ?c?mo no te vas a acordar!
Si me preguntas algo concreto del Quijote, tal vez.
?Qué te puso a ti en la pista del Quijote?
Pues Riquer, supongo. Mart?n de Riquer. A ver que recuerde…. ?C?mo fue? No sé. Quiz? me encarg? alg?n trabajo y me habl? del Quijote.
?Cu?ndo ley? por primera vez el Quijote?
Pues muy pronto, antes de poder apreciarlo de verdad. No sé, tendr?a 14 o 15 a?os y me lo regal? una amiga. Y no me llam? mucho la atenci?n. Pero fue una lectura que hice ?ntegra. De eso s? me acuerdo.
Luego ha le?do el Quijote para hacer varias ediciones del Quijote.
Creo que no lo he le?do de principio a fin otra vez. Bueno, no te f?es mucho de lo que te diga, porque tengo la memoria muy para all?.
Me gusta escribir bien y, s?, procuro escribir bien
Desde Riquer siempre ha estado entre sabios. ?Qué le dio esa vida con los sabios?
No sé de d?nde sacas ese término: vida con los sabios.
Bueno, porque se ha especializado en ese libro que revolucion? la literatura y lo sabe todo sobre él.
?Ah, si?
S?, s?. Y ha estado también en el ?mbito de la sabidur?a con Jaime Gil de Biedma, con Juan Benet, con Javier Cercas, con Javier Mar?as, con Mu?oz Molina. ?Es que est? rodeado de sabios!
Puede ser que s?. No diré que he vivido con ellos, pero he estado en contacto con ellos. En muchos casos, s?.
?Qué le han dado ellos?
Pues quiz? que me he sentido bien estando con ellos. S?, eso.
Eso es gratitud.
Pues s?. Pero… en realidad no me han ense?ado tantas cosas, aunque s? me he acercado a ellos. Puede haber aprendido cosas concretas, muy concretas. Preguntas que no sé formular ahora, pero que est?n ah?.
?Cu?l ha sido el personaje m?s sabio que a le ha ense?ado cosas?
No sabr?a decirte. Tal vez Riquer. Quiz? Cervantes o Don Quijote. No lo sé. No tengo idea.
?Recuerda el primer d?a que fue a la escuela o a la universidad y que all? quiz? se dio cuenta de que iba a aprender?
Yo fui muy joven al colegio. A los tres a?os, o sea temprano. Porque viv?a enfrente del colegio, solo ten?a que cruzar la calle Balmes y aprend? a escribir. Aprend? a escribir con una maestra.
Eso ser?a algo maravilloso.
S?. La verdad es que me gusta escribir bien y, s?, procuro escribir bien. Me gusta escribir bien.
Leyendo y escribiendo se hizo sabio.
Bueno, ser? sabio en unas cosas y en otras no. Pero la sabidur?a es no dudar, no preguntar. Ir al grano, dir?a yo.
En este libro sobre Petrarca hay mucha seguridad. Habla de alguien que vivi? en el siglo XIV y, sin embargo, todo est? aqu? puesto con una seguridad que s?lo pueden tener los sabios.
Pues s?, seguramente s?. Curiosamente yo he estudiado m?s, he le?do m?s, sobre el Petrarca de prosa que el del verso. Lo del verso lo doy un poco por obvio, por sabido. Y adem?s no me satisface. Petrarca tiene un epistolario en lat?n que se entiende muy bien. Son 24 tomos de cartas que es lo que m?s se parece al ensayo moderno, pero no siempre, porque muchas veces lo que hace es variar repertorios de cosas, enciclopedias. Esos estudios quieren ser exhaustivos. Por ejemplo, si ha mencionado un p?jaro, pues pone todas las veces que ha encontrado las menciones de ese p?jaro.
La sabidur?a es no dudar, no preguntar. Ir al grano, dir?a yo
En eso se parece un poco a usted, ?no? Porque usted es también muy minucioso.
Tal vez s?.
En este libro sobre Petrarca hay dos aspectos. Uno es el diario de Petrarca, por as? decirlo, todo lo que fue haciendo. Y luego est? su an?lisis de c?mo él afrontaba las épocas y a los otros. Y de todos hay memoria, entre comillas, simp?tica. O sea, como si usted hubiera estado con ellos.
No te digo que no. Pero Bocaccio, sobre todo, es m?s cordial que Dante.
A Boccaccio le dej? Petrarca encargado un traje para que no pasara fr?o.
S?, Boccaccio era juguet?n, le pasaba las faltas, le quer?a bien, y escrib?a de todo lo que encontraba y lo hac?a sin orden ni concierto.
La pasi?n que usted, y en este caso, el pintor Miquel Barcel? tiene por Laura [el amor de Petrarca] es, digamos, paralela a la que tienen ambos por Petrarca, ?no?
Hombre, del caso de Laura nosotros no sabemos nada, no sabemos si existi?. Es posible que sea solo una mujer. Tal vez su mujer. La mujer de Petrarca. Es posible que fuera un s?mbolo que reun?a todos los aspectos positivos de las mujeres que hab?a encontrado Petrarca. No hay ninguna garant?a de que fuera la mujer de Petrarca. O es la esposa o puede que haya sido la otra.
?Qué le llam? primero la atenci?n de Petrarca? ?Por qué le ha dedicado tanto tiempo a este personaje de la historia?
Pues posiblemente por Riquer. ?Como decirlo? A ver: hab?a le?do en alguna parte un fragmento de Petrarca. Entonces él compr? para la biblioteca del departamento varios libros sobre Petrarca. Y luego me encarg? que yo hiciera un cancionero. O una versi?n del cancionero. Y, efectivamente, hice el cancionero. Lo edité partiendo de una traducci?n del siglo XVI bastante floja, por no decir rotundamente mala, de Enrique Garcés.
?Y cumpli? el encargo? Porque usted nunca ha sido muy obediente.
No, pero tampoco he sido d?scolo. Y casi siempre he encontrado algo positivo al hacer ese tipo de cosas y me he metido en ello. Aqu?, por ejemplo, hay un art?culo largo sobre el Ripoll, para un folleto que hac?a Lamarck, que fue un encargo. A ver. Luego me fui metiendo porque me interesaba.
No me gustar?a parecerme a Javier Mar?as ni a Pérez-Reverte. Maldita sea, para nada
El lado m?s borrascoso de la pasi?n de Petrarca fue el amor. Ese es el aspecto que m?s le interes? en su trabajo sobre Petrarca, ?no?
Bueno, s?. Porque era el primer camino conocido. Y, en ese sentido, pues casi m?s personal, m?s feliz.
Petrarca también se pasaba el d?a viajando a Mil?n, a Avi??n, a todas partes.
No creas. Lo que pasa es que refleja su experiencia menos habitual. Y son los viajes, claro.
Luego ten?a épocas de cierto recogimiento. Y le gustaban mucho el campo y la vida solitaria.
S?, s?, es evidente porque, entre otras cosas, él estaba muy atosigado por sus admiradores que le quer?an ver. Quer?an saber cosas. Una parte de esas cosas las satisface la curiosidad en sus cartas. Pero evidentemente hab?a mucho m?s.
?Usted ha tenido la tentaci?n de parecerse a los personajes sobre los que ha escrito, a Petrarca o a Cervantes, por ejemplo?
Yo trato de hacer puentes entre ellos y yo. Aunque… Petrarca por ejemplo ten?a una mirada del mundo serena, no se exaltaba en absoluto. Ve?a las cosas con una objetividad incre?ble. Y yo no tengo esa cualidad. Pero por otro lado….
Petrarca. Es un nombre que escribi? tanto y que viaj? tanto y adem?s siempre estuvo buscando asuntos a los que referirse.
Bueno, era inevitable que fuera as? porque sab?a distinguir muy bien lo que hab?a de singular en los personajes y en los lugares, y entonces se fijaba en ello y escrib?a sobre ello.
Dice que el cancionero de Petrarca es una historia de amor. La historia de una pasi?n constante y jam?s domada. Y que las cartas de Petrarca forman parte de una voluntad de creaci?n de una aristocracia del esp?ritu.
S?.
Era un hombre moderno, en ese sentido.
No, porque él pertenec?a a una aristocracia que no pensaba en el com?n de la gente.
Sin embargo, usted dice que, implic?ndose en cuerpo y alma, concibi? una nueva cultura. Ah? hab?a una un compromiso con la sociedad, ?no?
S?, con la sociedad y consigo mismo. Que todos fueran como él, podr?amos decir.
Cuando quiero a alguien, lo quiero bien y lo trato bien en particular
?Entonces solo era un egocéntrico?
Un sujeto egocéntrico. Bueno, ?por qué no? Eso no quiere decir que esa faceta sea lo ?nico que lo represente, eh.
?En qué manifestaba su ego?
Pues en las cosas que escrib?a con seguridad. Cuando ve?a una cosa sab?a muy bien de qué se trataba. As?, en general.
?Y Paco Rico también es as??
Bueno, pues puede ser.
?A quién de todos los personajes de los que ha escrito le gustar?a parecerse? ?A Petrarca, quiz??
No, no, para nada. Para nada. Si acaso…. a Cervantes. Pero este era imperturbable. Ve?a las cosas con una extraordinaria claridad y no se descompon?a. No se desvelaba por nada.
?Y de los contempor?neos?
Pues chico, no lo sé. Quién sabe.
Supongo que ni a Javier Mar?as ni a Pérez-Reverte.
Desde luego. Ni a Javier Mar?as, ni a Pérez-Reverte. Maldita sea, para nada.
Usted parece arisco, pero tiene una enorme ternura.
S?. Cuando quiero a alguien, lo quiero bien y lo trato bien en particular.
En el caso de Petrarca habla de todo lo que hizo y parece estar hablando de un personaje contempor?neo.
Hombre, trato de aproximarlo a nuestros tiempos y para ello debemos aplicar un poco el mismo método que para alguien conocido o admirado. Her?clito dec?a: Yo que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyos brazos desfallec?a apacible alguno.
Petrarca ten?a, dice usted, la solidez de un proyecto cultural. Es decir, no era alguien que se pon?a a hacer solo su obra, sino que estaba implicando a los dem?s.
S?, claro, eso es la historia del humanismo. El humanismo es eso, extender el método de Petrarca, al menos el b?sico, el que le forma, el que refleja en lo que escribe en otros autores.
Pero, Paco, en casi todo lo que hace Petrarca lo convierte en su tiempo en un famoso como los famosos de ahora. Por eso podr?a decirse que es muy contempor?neo de nosotros.
Bueno, eso lo dices t?. Pero él sab?a que no iba a tener disc?pulos o seguidores, pero estaba en contacto con los grandes de su época, con los personajes clave de su época y él también se convirti? en un personaje de esos.
Yo soy vanidoso. Pero no es una vanidad indiscriminada. Es una vanidad motivada por quien puede d?rmela
Ese apetito de gloria es también com?n, en definitiva, en los escritores y en los artistas.
?l eso lo quer?a en un sentido muy concreto. Es decir, como representante o figura emblem?tica de un cierto tipo de saber. Eso es lo que él buscaba o esperaba.
Hay una definici?n suya de la figura de Petrarca: El individuo excepcional, consciente de s? mismo, sabedor de cuantos intereses lo solicitan, dispuesto a abrir el di?logo en la escritura con lo viejo y lo nuevo.
?Y qué quieres que a?ada?
Que me diga si ese también es Paco Rico.
No, no necesariamente. Hombre, todos mis libros o casi todos mis libros, tienen una versi?n light de eso, pero no lo he buscado especialmente, en absoluto.
?C?mo se lleva usted con la vanidad?
Yo soy vanidoso. Pero no es una vanidad indiscriminada. Es una vanidad motivada por quien puede d?rmela. ?No es el aplauso del necio lo que me hace ser part?cipe de un cierto tipo de vanidad? Claro.
?C?mo es ese cierto tipo de vanidad?
Un cierto tipo de vanidad. Hombre, si no, no escribir?a, eh. Y hay cosas que yo no las escribo o las dejo pasar, como ese libro sobre el secreto que no sé si acabaré. Es una vanidad que se justifica, creo yo, por la persona o las personas con quienes puedo decir que me siento a gusto.
En la descripci?n del huerto milanés de Petrarca hay también una explicaci?n del ensimismamiento. ?Usted ha necesitado también un ensimismamiento para cultivar su propio huerto?
No, no, no.
Yo he escapado mucho del mundanal ruido. No he querido publicar cosas de mucha divulgaci?n, por ejemplo. No, no me ha interesado ese p?blico
?A veces ha sentido que necesita escapar del mundanal ruido?
Hombre, s?. Y he escapado. Yo he escapado mucho del mundanal ruido. No he querido publicar cosas de mucha divulgaci?n, por ejemplo. No, no me ha interesado ese p?blico.
De todo lo que ha publicado, ?qué le representa m?s?
Quiz? uno que…. ahora no sé c?mo se titula. Es uno que ya est? en un proyecto de Obras Completas del que salieron siete vol?menes, creo, y que era sobre el peque?o mundo del hombre, quiz?. Porque es un relato corrido muy completo de ese tema en Espa?a y fuera de Espa?a, secundariamente fuera de Espa?a.
?Y no ha sido ser el editor de Cervantes lo m?s grande que ha hecho en su vida?
Bueno, aqu? estoy hablando de la edici?n f?sica del Quijote m?o que ha hecho y que ha publicado la Academia y al que tengo mucho cari?o. Vale, pues quiz? es lo mejor que he hecho para el disfrute de todos.
Dice que los buenos libros los escriben siempre autores maltratados, tristes y desencantados, porque si est?n contentos no escriben nada.
Eso s?, algo de eso. Porque si est?s feliz y contento y satisfecho de ti mismo, no tienes ninguna necesidad de dar la lata al personal.
Y por eso dice que hay que ser un poco salvaje para escribir bien.
S?, s?, desde luego. Antes era yo m?s artificial, m?s barroco, por decirlo as?. Antes no te digo que hubiera puesto por delante a G?ngora respecto a Cervantes, porque Cervantes entraba ya entonces en otra categor?a. Pero s?. Me ratifico en lo dicho.
Si est?s feliz y contento y satisfecho de ti mismo, no tienes ninguna necesidad de dar la lata al personal
Rosa Mora le pregunt? en El Pa?s por lo que piensa o siente el lector. Por qué le gusta este o aquel libro. El lector es el punto de destino de la literatura, le dijo usted a Rosa Mora.
Ya. Pues es as?. Principio uno: escribe para el lector.
Paco, ?quiénes son los escritores contempor?neos que se han podido acercar al gusto que usted mismo ha tenido como lector?
Pues mira, de los muy cercanos no hay mucho que decir. Pero Gald?s, desde luego. Y después de Gald?s, Baroja. Y después de Baroja… No sé, no caigo ahora o no sé decirlo.
De sus amigos: Mar?as, Benet, etcétera.
Ni Mar?as ni Benet, desde luego. No, a Mar?as no lo he le?do.
Eso no se lo creo.
Es verdad. Yo he sido un buen amigo de Javier Mar?as. Pero no he sido su lector.
?Y de Benet?
Tampoco.
Pero amigos s?.
S?, muy amigos. Benet fue mi mejor amigo, en cierto sentido.
?Y su vecino, Javier Cercas?
Pues me parece muy bien. Aplaudo lo que escribe, pero no soy un entusiasta.
?Para qué autor guarda el entusiasmo de leer?
Me gusta mucho Josep Pla. Escribe en un género indefinido. Me gusta. También aprecio mucho a Eduardo Mendoza. Porque siempre es divertido y original. Y, mira, aqu? tengo un libro de Eduardo. Cuando es novedad, es lo primero que leo.
Para m? el Festival de Eurovisi?n no existe. No existe en absoluto. S? sé que ahora hay una zorra y eso, pero...
Es muy divertido.
Bueno, no sé si tanto. He le?do dos p?ginas y no encontré nada gracioso. Cosa que me sorprende, pero es as?. Dos p?ginas de Eduardo sin que haya nada que me ha llamado la atenci?n. Hay una frase… no sé si es donde le dice a la secretaria que le abre el informe y le dice que lo tire. Eso es muy divertido.
Le he pedido a dos autores a los que aprecia, y le aprecian, que me hagan preguntas para usted. Estas son dos que le hace ?lvaro Pombo: Si se viera forzado a permanecer en una habitaci?n 24 horas seguidas durante 365 d?as con una persona a la que el humo del tabaco hace toser, ?qué har?a?
Dejar que se jodiera.
Y él repregunta: ?Dejar?a de fumar? ?La matar?a?
Tampoco. No es para tanto. Seguir?a fumando y ya est?.
La siguiente pregunta de ?lvaro: Si se viera forzado a elegir excluyentemente entre escribir y leer, ?qué elegir?a?
Hombre, leer. Desde luego.
Ahora viene la de su amigo Eduardo Mendoza. Dice: Profesor Rico, ?c?mo se posiciona usted con respecto al Festival de Eurovisi?n?
Para m? el Festival de Eurovisi?n no existe. No existe en absoluto. S? sé que ahora hay una zorra y eso, pero...
Una canci?n que se llama Zorra.
Eso. Que hay una canci?n que habla del resignificado de zorra.
?Y qué preguntas se sigue haciendo usted?
Yo me pregunto muchas cosas. Por qué esto est? ah?, por qué. Por qué se le hace caso. Por qué. Es que ya casi nadie se pregunta por qué.
Gracias, Paco.
De nada, hijo.
'Petrarca'
Francisco Rico
Arpa Editores
180 p?ginas
18,90 euros
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/francisco-rico-escritor-he-sido-99813538)
As? que, ahora que Arpa le publica un volumen de estudios suyos sobre su antepasado m?s querido, Petrarca, abre la puerta, se?ala con el dedo el camino que sigue, y es, desde el principio de la conversaci?n, el mismo Rico que siempre pareci?, como aquellos Beatles (https://www.sport.es/es/temas/the-beatles-1859359)de Qué noche la de aquel d?a, dispuesto a romper cualquier protocolo. Gru?e algo que tiene que ver con el tiempo que hace, o con el tiempo en el que est?, y luego termina el almuerzo, al que llega como los ingleses a la cena: temprano y tarde a la vez.
Est? afeitado, de modo que ahora ya no habr? otra vez escena del espejo, y me hace sentarme ante él, se?ala libros ajenos que le ayudan a recordar en la entrevista, acaba escrupuloso su ceremonial de comida, y ah? estamos, en la cocina en la que luego, palabra por palabra, va desgranando su gusto o su disgusto por esta vida a la que a veces acude a rega?adientes.
Elegante fumador, no deja que un cigarrillo se apague sin tener ya dispuesto el otro, pero ni el periodista ni el ambiente sienten que sea excesivo su consumo, ya que jam?s, en toda la conversaci?n que dur? un buen rato, él hizo que el humo no fuera nunca un objeto agresivo. Parece, m?s bien, como la se?al de un espejo que le viene a él directamente a los ojos.
?stos, los ojos, son los de Rico de siempre, cuando acepta lo que est?s diciendo mientras, muy suave pero terminante, su sonrisa de catedr?tico te va poniendo en tu sitio: que as? no es, que as? no fue, pero ?t? est?s tonto o qué? Y luego r?e como un muchacho que estuviera ya de vuelta de la vida, pero que sigue siendo quien fue hasta callado.
El libro que ha publicado Arpa nos sirve de leitmotiv, y a veces él se refiere a él y casi lo deletrea. Alardea, si es que esa palabra es l?cita dicha en positivo, de que ya recuerda poco, o nada, pero basta que pasen los minutos en esa cocina que nos acoge para que sea minucioso en el dato y terrible, o amoroso, en el desdén o en la gana.
Siempre fue un placer, y un reto, hablar con Francisco Rico, genio de la lengua espa?ola. El periodista ahora deja la puerta de la cocina abierta para que ustedes oigan todo lo que él dijo ante las preguntas que le fu? proponiendo. Empez? quej?ndose, de cualquier cosa que estuviera pasando, pero ante la belleza de su casa, y de su barrio, aquel en el que lo vimos desvestirse el torso, el periodista le dijo que de eso no se pod?a quejar. Entonces de qué te quejas. Por ah? empezamos, pues.
De belleza no se queja. ?De qué se queja?
De todo lo dem?s.
?Qué es todo lo dem?s? ?El trabajo?
No, el trabajo no.
?De la salud?
Bueno, salud tengo. Pero a veces no recuerdo las cosas. Bueno, no sé muy bien qué decirte. Pero s?: me quejo de ese aspecto mental que no acabo de controlar.
Pero, por ejemplo, si yo le pregunto por el Quijote, ?c?mo no te vas a acordar!
Si me preguntas algo concreto del Quijote, tal vez.
?Qué te puso a ti en la pista del Quijote?
Pues Riquer, supongo. Mart?n de Riquer. A ver que recuerde…. ?C?mo fue? No sé. Quiz? me encarg? alg?n trabajo y me habl? del Quijote.
?Cu?ndo ley? por primera vez el Quijote?
Pues muy pronto, antes de poder apreciarlo de verdad. No sé, tendr?a 14 o 15 a?os y me lo regal? una amiga. Y no me llam? mucho la atenci?n. Pero fue una lectura que hice ?ntegra. De eso s? me acuerdo.
Luego ha le?do el Quijote para hacer varias ediciones del Quijote.
Creo que no lo he le?do de principio a fin otra vez. Bueno, no te f?es mucho de lo que te diga, porque tengo la memoria muy para all?.
Me gusta escribir bien y, s?, procuro escribir bien
Desde Riquer siempre ha estado entre sabios. ?Qué le dio esa vida con los sabios?
No sé de d?nde sacas ese término: vida con los sabios.
Bueno, porque se ha especializado en ese libro que revolucion? la literatura y lo sabe todo sobre él.
?Ah, si?
S?, s?. Y ha estado también en el ?mbito de la sabidur?a con Jaime Gil de Biedma, con Juan Benet, con Javier Cercas, con Javier Mar?as, con Mu?oz Molina. ?Es que est? rodeado de sabios!
Puede ser que s?. No diré que he vivido con ellos, pero he estado en contacto con ellos. En muchos casos, s?.
?Qué le han dado ellos?
Pues quiz? que me he sentido bien estando con ellos. S?, eso.
Eso es gratitud.
Pues s?. Pero… en realidad no me han ense?ado tantas cosas, aunque s? me he acercado a ellos. Puede haber aprendido cosas concretas, muy concretas. Preguntas que no sé formular ahora, pero que est?n ah?.
?Cu?l ha sido el personaje m?s sabio que a le ha ense?ado cosas?
No sabr?a decirte. Tal vez Riquer. Quiz? Cervantes o Don Quijote. No lo sé. No tengo idea.
?Recuerda el primer d?a que fue a la escuela o a la universidad y que all? quiz? se dio cuenta de que iba a aprender?
Yo fui muy joven al colegio. A los tres a?os, o sea temprano. Porque viv?a enfrente del colegio, solo ten?a que cruzar la calle Balmes y aprend? a escribir. Aprend? a escribir con una maestra.
Eso ser?a algo maravilloso.
S?. La verdad es que me gusta escribir bien y, s?, procuro escribir bien. Me gusta escribir bien.
Leyendo y escribiendo se hizo sabio.
Bueno, ser? sabio en unas cosas y en otras no. Pero la sabidur?a es no dudar, no preguntar. Ir al grano, dir?a yo.
En este libro sobre Petrarca hay mucha seguridad. Habla de alguien que vivi? en el siglo XIV y, sin embargo, todo est? aqu? puesto con una seguridad que s?lo pueden tener los sabios.
Pues s?, seguramente s?. Curiosamente yo he estudiado m?s, he le?do m?s, sobre el Petrarca de prosa que el del verso. Lo del verso lo doy un poco por obvio, por sabido. Y adem?s no me satisface. Petrarca tiene un epistolario en lat?n que se entiende muy bien. Son 24 tomos de cartas que es lo que m?s se parece al ensayo moderno, pero no siempre, porque muchas veces lo que hace es variar repertorios de cosas, enciclopedias. Esos estudios quieren ser exhaustivos. Por ejemplo, si ha mencionado un p?jaro, pues pone todas las veces que ha encontrado las menciones de ese p?jaro.
La sabidur?a es no dudar, no preguntar. Ir al grano, dir?a yo
En eso se parece un poco a usted, ?no? Porque usted es también muy minucioso.
Tal vez s?.
En este libro sobre Petrarca hay dos aspectos. Uno es el diario de Petrarca, por as? decirlo, todo lo que fue haciendo. Y luego est? su an?lisis de c?mo él afrontaba las épocas y a los otros. Y de todos hay memoria, entre comillas, simp?tica. O sea, como si usted hubiera estado con ellos.
No te digo que no. Pero Bocaccio, sobre todo, es m?s cordial que Dante.
A Boccaccio le dej? Petrarca encargado un traje para que no pasara fr?o.
S?, Boccaccio era juguet?n, le pasaba las faltas, le quer?a bien, y escrib?a de todo lo que encontraba y lo hac?a sin orden ni concierto.
La pasi?n que usted, y en este caso, el pintor Miquel Barcel? tiene por Laura [el amor de Petrarca] es, digamos, paralela a la que tienen ambos por Petrarca, ?no?
Hombre, del caso de Laura nosotros no sabemos nada, no sabemos si existi?. Es posible que sea solo una mujer. Tal vez su mujer. La mujer de Petrarca. Es posible que fuera un s?mbolo que reun?a todos los aspectos positivos de las mujeres que hab?a encontrado Petrarca. No hay ninguna garant?a de que fuera la mujer de Petrarca. O es la esposa o puede que haya sido la otra.
?Qué le llam? primero la atenci?n de Petrarca? ?Por qué le ha dedicado tanto tiempo a este personaje de la historia?
Pues posiblemente por Riquer. ?Como decirlo? A ver: hab?a le?do en alguna parte un fragmento de Petrarca. Entonces él compr? para la biblioteca del departamento varios libros sobre Petrarca. Y luego me encarg? que yo hiciera un cancionero. O una versi?n del cancionero. Y, efectivamente, hice el cancionero. Lo edité partiendo de una traducci?n del siglo XVI bastante floja, por no decir rotundamente mala, de Enrique Garcés.
?Y cumpli? el encargo? Porque usted nunca ha sido muy obediente.
No, pero tampoco he sido d?scolo. Y casi siempre he encontrado algo positivo al hacer ese tipo de cosas y me he metido en ello. Aqu?, por ejemplo, hay un art?culo largo sobre el Ripoll, para un folleto que hac?a Lamarck, que fue un encargo. A ver. Luego me fui metiendo porque me interesaba.
No me gustar?a parecerme a Javier Mar?as ni a Pérez-Reverte. Maldita sea, para nada
El lado m?s borrascoso de la pasi?n de Petrarca fue el amor. Ese es el aspecto que m?s le interes? en su trabajo sobre Petrarca, ?no?
Bueno, s?. Porque era el primer camino conocido. Y, en ese sentido, pues casi m?s personal, m?s feliz.
Petrarca también se pasaba el d?a viajando a Mil?n, a Avi??n, a todas partes.
No creas. Lo que pasa es que refleja su experiencia menos habitual. Y son los viajes, claro.
Luego ten?a épocas de cierto recogimiento. Y le gustaban mucho el campo y la vida solitaria.
S?, s?, es evidente porque, entre otras cosas, él estaba muy atosigado por sus admiradores que le quer?an ver. Quer?an saber cosas. Una parte de esas cosas las satisface la curiosidad en sus cartas. Pero evidentemente hab?a mucho m?s.
?Usted ha tenido la tentaci?n de parecerse a los personajes sobre los que ha escrito, a Petrarca o a Cervantes, por ejemplo?
Yo trato de hacer puentes entre ellos y yo. Aunque… Petrarca por ejemplo ten?a una mirada del mundo serena, no se exaltaba en absoluto. Ve?a las cosas con una objetividad incre?ble. Y yo no tengo esa cualidad. Pero por otro lado….
Petrarca. Es un nombre que escribi? tanto y que viaj? tanto y adem?s siempre estuvo buscando asuntos a los que referirse.
Bueno, era inevitable que fuera as? porque sab?a distinguir muy bien lo que hab?a de singular en los personajes y en los lugares, y entonces se fijaba en ello y escrib?a sobre ello.
Dice que el cancionero de Petrarca es una historia de amor. La historia de una pasi?n constante y jam?s domada. Y que las cartas de Petrarca forman parte de una voluntad de creaci?n de una aristocracia del esp?ritu.
S?.
Era un hombre moderno, en ese sentido.
No, porque él pertenec?a a una aristocracia que no pensaba en el com?n de la gente.
Sin embargo, usted dice que, implic?ndose en cuerpo y alma, concibi? una nueva cultura. Ah? hab?a una un compromiso con la sociedad, ?no?
S?, con la sociedad y consigo mismo. Que todos fueran como él, podr?amos decir.
Cuando quiero a alguien, lo quiero bien y lo trato bien en particular
?Entonces solo era un egocéntrico?
Un sujeto egocéntrico. Bueno, ?por qué no? Eso no quiere decir que esa faceta sea lo ?nico que lo represente, eh.
?En qué manifestaba su ego?
Pues en las cosas que escrib?a con seguridad. Cuando ve?a una cosa sab?a muy bien de qué se trataba. As?, en general.
?Y Paco Rico también es as??
Bueno, pues puede ser.
?A quién de todos los personajes de los que ha escrito le gustar?a parecerse? ?A Petrarca, quiz??
No, no, para nada. Para nada. Si acaso…. a Cervantes. Pero este era imperturbable. Ve?a las cosas con una extraordinaria claridad y no se descompon?a. No se desvelaba por nada.
?Y de los contempor?neos?
Pues chico, no lo sé. Quién sabe.
Supongo que ni a Javier Mar?as ni a Pérez-Reverte.
Desde luego. Ni a Javier Mar?as, ni a Pérez-Reverte. Maldita sea, para nada.
Usted parece arisco, pero tiene una enorme ternura.
S?. Cuando quiero a alguien, lo quiero bien y lo trato bien en particular.
En el caso de Petrarca habla de todo lo que hizo y parece estar hablando de un personaje contempor?neo.
Hombre, trato de aproximarlo a nuestros tiempos y para ello debemos aplicar un poco el mismo método que para alguien conocido o admirado. Her?clito dec?a: Yo que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyos brazos desfallec?a apacible alguno.
Petrarca ten?a, dice usted, la solidez de un proyecto cultural. Es decir, no era alguien que se pon?a a hacer solo su obra, sino que estaba implicando a los dem?s.
S?, claro, eso es la historia del humanismo. El humanismo es eso, extender el método de Petrarca, al menos el b?sico, el que le forma, el que refleja en lo que escribe en otros autores.
Pero, Paco, en casi todo lo que hace Petrarca lo convierte en su tiempo en un famoso como los famosos de ahora. Por eso podr?a decirse que es muy contempor?neo de nosotros.
Bueno, eso lo dices t?. Pero él sab?a que no iba a tener disc?pulos o seguidores, pero estaba en contacto con los grandes de su época, con los personajes clave de su época y él también se convirti? en un personaje de esos.
Yo soy vanidoso. Pero no es una vanidad indiscriminada. Es una vanidad motivada por quien puede d?rmela
Ese apetito de gloria es también com?n, en definitiva, en los escritores y en los artistas.
?l eso lo quer?a en un sentido muy concreto. Es decir, como representante o figura emblem?tica de un cierto tipo de saber. Eso es lo que él buscaba o esperaba.
Hay una definici?n suya de la figura de Petrarca: El individuo excepcional, consciente de s? mismo, sabedor de cuantos intereses lo solicitan, dispuesto a abrir el di?logo en la escritura con lo viejo y lo nuevo.
?Y qué quieres que a?ada?
Que me diga si ese también es Paco Rico.
No, no necesariamente. Hombre, todos mis libros o casi todos mis libros, tienen una versi?n light de eso, pero no lo he buscado especialmente, en absoluto.
?C?mo se lleva usted con la vanidad?
Yo soy vanidoso. Pero no es una vanidad indiscriminada. Es una vanidad motivada por quien puede d?rmela. ?No es el aplauso del necio lo que me hace ser part?cipe de un cierto tipo de vanidad? Claro.
?C?mo es ese cierto tipo de vanidad?
Un cierto tipo de vanidad. Hombre, si no, no escribir?a, eh. Y hay cosas que yo no las escribo o las dejo pasar, como ese libro sobre el secreto que no sé si acabaré. Es una vanidad que se justifica, creo yo, por la persona o las personas con quienes puedo decir que me siento a gusto.
En la descripci?n del huerto milanés de Petrarca hay también una explicaci?n del ensimismamiento. ?Usted ha necesitado también un ensimismamiento para cultivar su propio huerto?
No, no, no.
Yo he escapado mucho del mundanal ruido. No he querido publicar cosas de mucha divulgaci?n, por ejemplo. No, no me ha interesado ese p?blico
?A veces ha sentido que necesita escapar del mundanal ruido?
Hombre, s?. Y he escapado. Yo he escapado mucho del mundanal ruido. No he querido publicar cosas de mucha divulgaci?n, por ejemplo. No, no me ha interesado ese p?blico.
De todo lo que ha publicado, ?qué le representa m?s?
Quiz? uno que…. ahora no sé c?mo se titula. Es uno que ya est? en un proyecto de Obras Completas del que salieron siete vol?menes, creo, y que era sobre el peque?o mundo del hombre, quiz?. Porque es un relato corrido muy completo de ese tema en Espa?a y fuera de Espa?a, secundariamente fuera de Espa?a.
?Y no ha sido ser el editor de Cervantes lo m?s grande que ha hecho en su vida?
Bueno, aqu? estoy hablando de la edici?n f?sica del Quijote m?o que ha hecho y que ha publicado la Academia y al que tengo mucho cari?o. Vale, pues quiz? es lo mejor que he hecho para el disfrute de todos.
Dice que los buenos libros los escriben siempre autores maltratados, tristes y desencantados, porque si est?n contentos no escriben nada.
Eso s?, algo de eso. Porque si est?s feliz y contento y satisfecho de ti mismo, no tienes ninguna necesidad de dar la lata al personal.
Y por eso dice que hay que ser un poco salvaje para escribir bien.
S?, s?, desde luego. Antes era yo m?s artificial, m?s barroco, por decirlo as?. Antes no te digo que hubiera puesto por delante a G?ngora respecto a Cervantes, porque Cervantes entraba ya entonces en otra categor?a. Pero s?. Me ratifico en lo dicho.
Si est?s feliz y contento y satisfecho de ti mismo, no tienes ninguna necesidad de dar la lata al personal
Rosa Mora le pregunt? en El Pa?s por lo que piensa o siente el lector. Por qué le gusta este o aquel libro. El lector es el punto de destino de la literatura, le dijo usted a Rosa Mora.
Ya. Pues es as?. Principio uno: escribe para el lector.
Paco, ?quiénes son los escritores contempor?neos que se han podido acercar al gusto que usted mismo ha tenido como lector?
Pues mira, de los muy cercanos no hay mucho que decir. Pero Gald?s, desde luego. Y después de Gald?s, Baroja. Y después de Baroja… No sé, no caigo ahora o no sé decirlo.
De sus amigos: Mar?as, Benet, etcétera.
Ni Mar?as ni Benet, desde luego. No, a Mar?as no lo he le?do.
Eso no se lo creo.
Es verdad. Yo he sido un buen amigo de Javier Mar?as. Pero no he sido su lector.
?Y de Benet?
Tampoco.
Pero amigos s?.
S?, muy amigos. Benet fue mi mejor amigo, en cierto sentido.
?Y su vecino, Javier Cercas?
Pues me parece muy bien. Aplaudo lo que escribe, pero no soy un entusiasta.
?Para qué autor guarda el entusiasmo de leer?
Me gusta mucho Josep Pla. Escribe en un género indefinido. Me gusta. También aprecio mucho a Eduardo Mendoza. Porque siempre es divertido y original. Y, mira, aqu? tengo un libro de Eduardo. Cuando es novedad, es lo primero que leo.
Para m? el Festival de Eurovisi?n no existe. No existe en absoluto. S? sé que ahora hay una zorra y eso, pero...
Es muy divertido.
Bueno, no sé si tanto. He le?do dos p?ginas y no encontré nada gracioso. Cosa que me sorprende, pero es as?. Dos p?ginas de Eduardo sin que haya nada que me ha llamado la atenci?n. Hay una frase… no sé si es donde le dice a la secretaria que le abre el informe y le dice que lo tire. Eso es muy divertido.
Le he pedido a dos autores a los que aprecia, y le aprecian, que me hagan preguntas para usted. Estas son dos que le hace ?lvaro Pombo: Si se viera forzado a permanecer en una habitaci?n 24 horas seguidas durante 365 d?as con una persona a la que el humo del tabaco hace toser, ?qué har?a?
Dejar que se jodiera.
Y él repregunta: ?Dejar?a de fumar? ?La matar?a?
Tampoco. No es para tanto. Seguir?a fumando y ya est?.
La siguiente pregunta de ?lvaro: Si se viera forzado a elegir excluyentemente entre escribir y leer, ?qué elegir?a?
Hombre, leer. Desde luego.
Ahora viene la de su amigo Eduardo Mendoza. Dice: Profesor Rico, ?c?mo se posiciona usted con respecto al Festival de Eurovisi?n?
Para m? el Festival de Eurovisi?n no existe. No existe en absoluto. S? sé que ahora hay una zorra y eso, pero...
Una canci?n que se llama Zorra.
Eso. Que hay una canci?n que habla del resignificado de zorra.
?Y qué preguntas se sigue haciendo usted?
Yo me pregunto muchas cosas. Por qué esto est? ah?, por qué. Por qué se le hace caso. Por qué. Es que ya casi nadie se pregunta por qué.
Gracias, Paco.
De nada, hijo.
'Petrarca'
Francisco Rico
Arpa Editores
180 p?ginas
18,90 euros
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