Reem
02-14-2023, 08:20 AM
El s?bado 23 de mayo de 1981, un grupo de hombres armados entr? en el edificio del Banco Central de Plaza de Catalu?a en Barcelona. Lo que comenz? como uno m?s de los muchos atracos a entidades bancarias que se produc?an en esa época en Espa?a, acab? siendo uno de los cap?tulos m?s oscuros de la Transici?n, debido a una serie de circunstancias nunca aclaradas. Entre ellas, el desconcertante comunicado que los asaltantes hab?an dejado a la polic?a en una cabina de teléfonos de la ciudad. En dicho documento, exig?an la liberaci?n de Pedro Mas Oliver, Ignacio San Mart?n, Luis Torres Rojas y Antonio Tejero, todos ellos implicados en el golpe de Estado de ese a?o y a los que se calificaba de "héroes del 23 de febrero".
Aunque desde el primer momento la redacci?n del texto, el modus operandi de los asaltantes e incluso detalles de su vestimenta, como el tac?n cubano de las botas que vest?an, convencieron a los miembros del departamento de atracos de la polic?a de Barcelona y al fiscal de guardia, Alejandro del Toro, de que se trataba de un asalto cometido por delincuentes comunes, instancias superiores decidieron apartarlos de la investigaci?n y considerar el hecho una acci?n con intenciones pol?ticas protagonizada por miembros de la Guardia Civil.
A partir de ese momento, se organiz? un gabinete de crisis en el que estaban presentes representantes del gobierno de la naci?n, del ayuntamiento de la ciudad, de la polic?a, el ejército y la guardia civil que, lejos de trabajar en com?n para solucionar el problema, mostraron una pasmosa falta de coordinaci?n, cuando no de lealtad, que lleg? incluso a desatender las peticiones de los GEO, lo que sumi? las negociaciones en un caos delirante.
"Cuando llegaron los GEO solo pidieron dos o tres cosas. Por ejemplo, que solo hubiera un interlocutor y que se cortasen las l?neas de teléfono con el banco. Eran medidas que parecen de primero de seguridad, pero les dijeron que no. Eso hizo que hubiera particulares que llamasen al banco, como una persona que pidi? hablar con uno de los rehenes para preguntarle si le ten?a preparado el presupuesto de la reforma de su casa. Tampoco faltaron los medios de comunicaci?n que pidieron hablar con los asaltantes, logrando que el jefe de la banda entrase en antena en directo. Fueron unas decisiones muy poco acertadas, fruto de la adolescencia que viv?a la propia democracia y de la falta de experiencia del gobierno a la hora de gestionar una crisis inédita en ese momento", explica Mar Padilla, autora de Asalto al Banco Central. Un ensayo o, como ella prefiere llamarlo, un "reportaje period?stico largo", que acaba de ser publicado por Libros del K.O. porque "los peri?dicos ya no publican este tipo de trabajos".
https://www.aglitk.com/clip/e1589fd6-16af-482e-9512-7506123e5cb1_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Miembros de la Cruz Roja llevan bolsas con comida a los rehenes y atracadores que siguen dentro del banco. |
Una labor pendiente
A pesar de su trascendencia en la historia reciente de Espa?a, apenas hay investigaciones sobre el asalto al Banco Central por, entre otras cosas, las limitaciones que la Ley de secretos oficiales establece en lo relativo a asuntos como el Golpe del 23-F, la guerra sucia contra ETA, el incendio del Hotel Corona de Arag?n o el asalto al Banco Central.
"Ninguno de los diferentes gobiernos ha querido impulsar una investigaci?n sobre el tema porque no es un relato que les permita ponerse medallas. Por eso, creo que la pregunta de por qué no se ha investigado m?s este suceso debe ir, no hacia las autoridades, sino hacia los periodistas: ?por qué no se puso nadie antes a escribir sobre este caso? Soledad Gallego D?az me dijo que ellos en El Pa?s hab?an puesto a alg?n equipo a trabajar en el tema, pero que nunca hab?an conseguido averiguar nada. Por eso comencé a investigar por mi cuenta y riesgo, incluso sin saber si el libro finalmente se publicar?a", recuerda Padilla.
Fascinada por la historia, la periodista llev? el proyecto a Libros del K.O., que se mostraron interesados pero pusieron una condici?n: sin José Juan Mart?nez, cerebro del asalto, el libro no ten?a sentido. "En una librer?a de segunda mano de Barcelona encontré Algunos me llaman El Rubio (https://www.todostuslibros.com/libros/algunos-me-llaman-el-rubio_978-84-946358-0-9), una biograf?a de José Juan Mart?nez escrita por Juan M. Vel?zquez, un profesor de derecho de Donosti, que hab?a coincidido con él cuando hab?a ido a dar unas charlas a la c?rcel. El primer viaje que hice, sin ni siquiera saber si el libro se iba a hacer, fue justamente a esa ciudad porque quer?a hablar con él en persona, explicarle lo que quer?a hacer y pedirle el contacto con El Rubio. Alguien podr?a decir, 'haberle mandado un e-mail', pero hay cosas que creo que hay que hacerlas cara a cara. Vel?zquez me escuch? muy amable y me dijo que él se lo explicar?a a José Juan. Si le daba la autorizaci?n, me pasaba su contacto. A partir de ah?, el libro comenz? a ser un realidad".
El n?mero uno
José Juan Mart?nez, El Rubio, como era conocido entre la polic?a de la secci?n de atracos, o 'N?mero uno', como se le denomin? durante el asalto al Banco Central, era un delincuente con un amplio historial en robos, especialmente en entidades bancarias del sur de Francia. Adem?s, en los primeros a?os de la democracia, Mart?nez hab?a estado estrechamente vinculado con el movimiento anarquista, el cual viv?a uno de sus momentos de mayor esplendor desde la época de la Segunda Rep?blica. Tanto es as? que las autoridades decidieron desactivar esa organizaci?n pol?tica iniciando una campa?a de criminalizaci?n del anarquismo a través de hechos como el atentado contra la sala Scala de Barcelona, un montaje policial que pretend?a acusar a militantes libertarios de haber provocado un incendio en el que fallecieron cuatro trabajadores.
https://www.aglitk.com/clip/39a8f76c-b98b-44c8-ad6a-cc96142c31dd_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg José Juan Mart?nez, El Rubio, en un documental de hace unos a?os sobre el atraco. |
Sin embargo, la inspiraci?n para llevar a cabo el asalto al Banco Central no tuvo su origen en las haza?as de los anarquistas expropiadores como Durruti, Ascaso y Garc?a Oliver, sino de un punto ideol?gico diametralmente opuesto. Seg?n afirm? José Juan Mart?nez en su primera declaraci?n ante la polic?a tras ser detenido, una persona vinculada a la ultraderecha le hab?a contratado para entrar en el Banco Central y rescatar unos documentos relacionados con el 23-F que se guardaban en unas de las cajas de seguridad de la entidad. Por ese trabajo, 'El Rubio' habr?a percibido un mill?n de d?lares, al que hubiera podido sumar todo el dinero que él y su banda hubieran podido sacar del banco, cuyos fondos rondaban, ese d?a, los quinientos millones de pesetas [alrededor de tres millones de euros, en valor de la época]. También formaba parte del plan hacer p?blico ese comunicado en apoyo a los responsables del 23-F y la exigencia de que se les pusieran a su disposici?n dos aviones —uno para los atracadores y otro para Tejero y sus compa?eros—, con destino a Argentina.
"Unos pocos meses antes se hab?a producido el asalto al Congreso de los diputados, por lo que hab?a una psicosis muy grande sobre lo que pod?an hacer algunos miembros de la Guardia Civil contrarios a la democracia". Eso, sumado a la luchas entre las distintas fuerzas del Estado, hizo que, aunque El Rubio y la banda en ning?n momento se identificaron como guardias civiles, se pensase que realmente eran miembros de ese cuerpo. "El Rubio me cont? que, cuando les dijeron que cre?an que eran guardia civiles, ellos alucinaron, pero si bien él nunca neg? ni afirm? la mayor, s? supo leer la situaci?n y ver la importancia que ten?a que lo siguieran creyendo. En broma, él me contaba que, en el fondo él s? que era hijo del cuerpo, pero 'del cuerpo de mi madre'", recuerda Padilla.
Entrar por la puerta, salir por un t?nel
En contra de lo que se ped?a en el comunicado, El Rubio y su banda siempre tuvieron claro que no saldr?an del banco escoltados por la polic?a ni abandonar?an el pa?s rumbo a Argentina en un avi?n. Su intenci?n era la de hacerse con el bot?n y huir del edificio por las alcantarillas, para lo cual contaban con taladradoras y un plano que, cuando comenzaron a hacer el t?nel, comprobaron que estaba desactualizado. Donde en principio deb?a haber una pared de hormig?n f?cilmente practicable, encontraron una pared de roca que destroz? la maquinaria y provoc? que, al poco de haber entrado en el banco, los atracadores comprendieran que estaban atrapados sin salida.
A medida que transcurr?a el fin de semana, resultaba evidente que era cuesti?n de tiempo una intervenci?n por parte de los GEO para poner fin al atraco. "Cuando se produjo el 23-F también se valor? la entrada de los GEO en el edificio del Congreso. Sin embargo, después de estudiar la gente que hab?a, d?nde estaba situado cada uno y todos los dem?s detalles, llegaron a la conclusi?n de que la intervenci?n provocar?a cientos de muertos. En definitiva, liberabas el Congreso, pero te quedabas sin Gobierno y oposici?n, as? que se descart?. En el caso del Banco Central no sucedi? lo mismo".
El domingo por la tarde, un rehén que hab?a permanecido oculto durante todo el asalto se encontr? de manera fortuita en la terraza del edificio del banco con uno de los delincuentes que, adem?s, era cu?ado de El Rubio y hermano de otros de los miembros de la banda. "Son dos personas que coinciden en un sitio extra?o en un momento rar?simo y que acaban hablando de sus hijos, lo que no deja de ser muy curioso. El secuestrador iba armado, aunque no de manera amenazante, y, en un momento dado, uno de los GEO dispara y mata al asaltante", recuerda Padilla.
La decisi?n de ultimar al secuestrador a punto estuvo de provocar una cat?strofe. El hermano del muerto protagoniz? escenas de gran nerviosismo y los rehenes llegaron a temer por su vida. Sin embargo, aprovechando el desconcierto, los GEO irrumpieron en el edificio, provocando que los secuestradores intentasen huir camuflados entre los rehenes a los que, previamente, quitaron sus chaquetas y jerséis y colocaron sus pasamonta?as para confundir a los polic?as, aunque con poco éxito. Una vez fuera, El Rubio y sus colaboradores fueron reconocidos por los agentes y trasladados a comisar?a.
De la revoluci?n a la jubilaci?n
Entre los muchos aportes de Asalto al Banco Central est?n los interesantes testimonios recabados por Mar Padilla. Entre ellos se incluyen, adem?s del de José Juan Mart?nez, los de algunos de los rehenes, cuya trayectoria vital arroja un curioso paralelismo con la evoluci?n de la democracia espa?ola: todos los consultados eran miembros de partidos revolucionarios y su objetivo al entrar a trabajar en el banco era hacer 'entrismo'. En otras palabras, convencer pol?ticamente a sus compa?eros para horadar el sistema desde dentro hasta hacerlo caer. Sin embargo, la vida y el pragmatismo se impusieron a la utop?a y los anhelos revolucionarios se fueron sofocando hasta que, finalmente, muchos de ellos acabaron jubil?ndose en la entidad.
"Di con las v?ctimas revisando mucha hemeroteca, porque en las noticias de la época sal?an sus nombres y ciertas referencias que indicaban de d?nde eran o d?nde pod?an estar. Una de ellas ten?a v?nculo con el partido de Ada Colau en el Maresme, as? que llamé a los Comuns de Masnou y me pasaron el contacto. Otro rehén era uno de los representantes de Comisiones Obreras en el banco, llamé al sindicato y lo encontré. Lo que me sorprendi? mucho fue que las tres v?ctimas a las que entrevisté hab?an militado en partidos de extrema izquierda y, aunque no sé si da para hacer una estad?stica, s? que muestra c?mo se pas? en muy poco tiempo de la utop?a al desencanto porque, con todo eso de los 'padres de la Constituci?n', qued? muy claro desde el principio que, en esa nueva democracia, era todo muy paternalista y estaba todo muy tutelado".
https://www.aglitk.com/clip/5936d6a2-520c-4b89-8403-6b6edaa29621_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El Rubio se pasea por la Plaza de Catalunya enca?onando al cajero principal del Banco Central en uno de los momentos m?s tensos del asalto. |
Cuatro décadas después de los sucesos de mayo de 1981, a?n quedan muchos hechos sin esclarecer sobre lo que rode? al asalto al Banco Central, el atraco con m?s rehenes de la historia de la delincuencia espa?ola y de cuyo edificio los protagonistas —condenados a penas entre treinta y cuarenta a?os de c?rcel, reducidas gracias a la redenci?n prevista en el c?digo de 1973—, no pudieron sacar ni una peseta.
"En el libro explico que el ?nico que habla de la maleta con los documentos del 23-F y que dice haber cobrado el dinero del encargo es El Rubio que, por otra parte, nunca ha aportado ninguna prueba de ello, aunque se le haya pedido. También hay que tener en cuenta que El Rubio y su banda eran ladrones de bancos, por lo que robar uno estaba dentro de lo normal para ellos. Por otra parte, si se analiza el momento pol?tico, tampoco se puede descartar que alguna persona o grupo con ansias involucionistas aprovechase un hecho como ese para echar gasolina al fuego. Por todo ello, el ?nico que realmente sabe si tiene un rep?quer o tan solo una pareja es El Rubio y la persona que le hizo el supuesto encargo. Lo que no me acaba de convencer es que todo lo que pas? ese fin de semana fuera ?nicamente un intento de robo que sali? mal", concluye Mar Padilla.
https://estaticos-cdn.epe.es/clip/7b1db43a-b804-4138-9d6f-6794a0230b1f_source-aspect-ratio_default_0.jpg
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/asalto-banco-central-barcelona-1981-82942694)
Aunque desde el primer momento la redacci?n del texto, el modus operandi de los asaltantes e incluso detalles de su vestimenta, como el tac?n cubano de las botas que vest?an, convencieron a los miembros del departamento de atracos de la polic?a de Barcelona y al fiscal de guardia, Alejandro del Toro, de que se trataba de un asalto cometido por delincuentes comunes, instancias superiores decidieron apartarlos de la investigaci?n y considerar el hecho una acci?n con intenciones pol?ticas protagonizada por miembros de la Guardia Civil.
A partir de ese momento, se organiz? un gabinete de crisis en el que estaban presentes representantes del gobierno de la naci?n, del ayuntamiento de la ciudad, de la polic?a, el ejército y la guardia civil que, lejos de trabajar en com?n para solucionar el problema, mostraron una pasmosa falta de coordinaci?n, cuando no de lealtad, que lleg? incluso a desatender las peticiones de los GEO, lo que sumi? las negociaciones en un caos delirante.
"Cuando llegaron los GEO solo pidieron dos o tres cosas. Por ejemplo, que solo hubiera un interlocutor y que se cortasen las l?neas de teléfono con el banco. Eran medidas que parecen de primero de seguridad, pero les dijeron que no. Eso hizo que hubiera particulares que llamasen al banco, como una persona que pidi? hablar con uno de los rehenes para preguntarle si le ten?a preparado el presupuesto de la reforma de su casa. Tampoco faltaron los medios de comunicaci?n que pidieron hablar con los asaltantes, logrando que el jefe de la banda entrase en antena en directo. Fueron unas decisiones muy poco acertadas, fruto de la adolescencia que viv?a la propia democracia y de la falta de experiencia del gobierno a la hora de gestionar una crisis inédita en ese momento", explica Mar Padilla, autora de Asalto al Banco Central. Un ensayo o, como ella prefiere llamarlo, un "reportaje period?stico largo", que acaba de ser publicado por Libros del K.O. porque "los peri?dicos ya no publican este tipo de trabajos".
https://www.aglitk.com/clip/e1589fd6-16af-482e-9512-7506123e5cb1_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Miembros de la Cruz Roja llevan bolsas con comida a los rehenes y atracadores que siguen dentro del banco. |
Una labor pendiente
A pesar de su trascendencia en la historia reciente de Espa?a, apenas hay investigaciones sobre el asalto al Banco Central por, entre otras cosas, las limitaciones que la Ley de secretos oficiales establece en lo relativo a asuntos como el Golpe del 23-F, la guerra sucia contra ETA, el incendio del Hotel Corona de Arag?n o el asalto al Banco Central.
"Ninguno de los diferentes gobiernos ha querido impulsar una investigaci?n sobre el tema porque no es un relato que les permita ponerse medallas. Por eso, creo que la pregunta de por qué no se ha investigado m?s este suceso debe ir, no hacia las autoridades, sino hacia los periodistas: ?por qué no se puso nadie antes a escribir sobre este caso? Soledad Gallego D?az me dijo que ellos en El Pa?s hab?an puesto a alg?n equipo a trabajar en el tema, pero que nunca hab?an conseguido averiguar nada. Por eso comencé a investigar por mi cuenta y riesgo, incluso sin saber si el libro finalmente se publicar?a", recuerda Padilla.
Fascinada por la historia, la periodista llev? el proyecto a Libros del K.O., que se mostraron interesados pero pusieron una condici?n: sin José Juan Mart?nez, cerebro del asalto, el libro no ten?a sentido. "En una librer?a de segunda mano de Barcelona encontré Algunos me llaman El Rubio (https://www.todostuslibros.com/libros/algunos-me-llaman-el-rubio_978-84-946358-0-9), una biograf?a de José Juan Mart?nez escrita por Juan M. Vel?zquez, un profesor de derecho de Donosti, que hab?a coincidido con él cuando hab?a ido a dar unas charlas a la c?rcel. El primer viaje que hice, sin ni siquiera saber si el libro se iba a hacer, fue justamente a esa ciudad porque quer?a hablar con él en persona, explicarle lo que quer?a hacer y pedirle el contacto con El Rubio. Alguien podr?a decir, 'haberle mandado un e-mail', pero hay cosas que creo que hay que hacerlas cara a cara. Vel?zquez me escuch? muy amable y me dijo que él se lo explicar?a a José Juan. Si le daba la autorizaci?n, me pasaba su contacto. A partir de ah?, el libro comenz? a ser un realidad".
El n?mero uno
José Juan Mart?nez, El Rubio, como era conocido entre la polic?a de la secci?n de atracos, o 'N?mero uno', como se le denomin? durante el asalto al Banco Central, era un delincuente con un amplio historial en robos, especialmente en entidades bancarias del sur de Francia. Adem?s, en los primeros a?os de la democracia, Mart?nez hab?a estado estrechamente vinculado con el movimiento anarquista, el cual viv?a uno de sus momentos de mayor esplendor desde la época de la Segunda Rep?blica. Tanto es as? que las autoridades decidieron desactivar esa organizaci?n pol?tica iniciando una campa?a de criminalizaci?n del anarquismo a través de hechos como el atentado contra la sala Scala de Barcelona, un montaje policial que pretend?a acusar a militantes libertarios de haber provocado un incendio en el que fallecieron cuatro trabajadores.
https://www.aglitk.com/clip/39a8f76c-b98b-44c8-ad6a-cc96142c31dd_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg José Juan Mart?nez, El Rubio, en un documental de hace unos a?os sobre el atraco. |
Sin embargo, la inspiraci?n para llevar a cabo el asalto al Banco Central no tuvo su origen en las haza?as de los anarquistas expropiadores como Durruti, Ascaso y Garc?a Oliver, sino de un punto ideol?gico diametralmente opuesto. Seg?n afirm? José Juan Mart?nez en su primera declaraci?n ante la polic?a tras ser detenido, una persona vinculada a la ultraderecha le hab?a contratado para entrar en el Banco Central y rescatar unos documentos relacionados con el 23-F que se guardaban en unas de las cajas de seguridad de la entidad. Por ese trabajo, 'El Rubio' habr?a percibido un mill?n de d?lares, al que hubiera podido sumar todo el dinero que él y su banda hubieran podido sacar del banco, cuyos fondos rondaban, ese d?a, los quinientos millones de pesetas [alrededor de tres millones de euros, en valor de la época]. También formaba parte del plan hacer p?blico ese comunicado en apoyo a los responsables del 23-F y la exigencia de que se les pusieran a su disposici?n dos aviones —uno para los atracadores y otro para Tejero y sus compa?eros—, con destino a Argentina.
"Unos pocos meses antes se hab?a producido el asalto al Congreso de los diputados, por lo que hab?a una psicosis muy grande sobre lo que pod?an hacer algunos miembros de la Guardia Civil contrarios a la democracia". Eso, sumado a la luchas entre las distintas fuerzas del Estado, hizo que, aunque El Rubio y la banda en ning?n momento se identificaron como guardias civiles, se pensase que realmente eran miembros de ese cuerpo. "El Rubio me cont? que, cuando les dijeron que cre?an que eran guardia civiles, ellos alucinaron, pero si bien él nunca neg? ni afirm? la mayor, s? supo leer la situaci?n y ver la importancia que ten?a que lo siguieran creyendo. En broma, él me contaba que, en el fondo él s? que era hijo del cuerpo, pero 'del cuerpo de mi madre'", recuerda Padilla.
Entrar por la puerta, salir por un t?nel
En contra de lo que se ped?a en el comunicado, El Rubio y su banda siempre tuvieron claro que no saldr?an del banco escoltados por la polic?a ni abandonar?an el pa?s rumbo a Argentina en un avi?n. Su intenci?n era la de hacerse con el bot?n y huir del edificio por las alcantarillas, para lo cual contaban con taladradoras y un plano que, cuando comenzaron a hacer el t?nel, comprobaron que estaba desactualizado. Donde en principio deb?a haber una pared de hormig?n f?cilmente practicable, encontraron una pared de roca que destroz? la maquinaria y provoc? que, al poco de haber entrado en el banco, los atracadores comprendieran que estaban atrapados sin salida.
A medida que transcurr?a el fin de semana, resultaba evidente que era cuesti?n de tiempo una intervenci?n por parte de los GEO para poner fin al atraco. "Cuando se produjo el 23-F también se valor? la entrada de los GEO en el edificio del Congreso. Sin embargo, después de estudiar la gente que hab?a, d?nde estaba situado cada uno y todos los dem?s detalles, llegaron a la conclusi?n de que la intervenci?n provocar?a cientos de muertos. En definitiva, liberabas el Congreso, pero te quedabas sin Gobierno y oposici?n, as? que se descart?. En el caso del Banco Central no sucedi? lo mismo".
El domingo por la tarde, un rehén que hab?a permanecido oculto durante todo el asalto se encontr? de manera fortuita en la terraza del edificio del banco con uno de los delincuentes que, adem?s, era cu?ado de El Rubio y hermano de otros de los miembros de la banda. "Son dos personas que coinciden en un sitio extra?o en un momento rar?simo y que acaban hablando de sus hijos, lo que no deja de ser muy curioso. El secuestrador iba armado, aunque no de manera amenazante, y, en un momento dado, uno de los GEO dispara y mata al asaltante", recuerda Padilla.
La decisi?n de ultimar al secuestrador a punto estuvo de provocar una cat?strofe. El hermano del muerto protagoniz? escenas de gran nerviosismo y los rehenes llegaron a temer por su vida. Sin embargo, aprovechando el desconcierto, los GEO irrumpieron en el edificio, provocando que los secuestradores intentasen huir camuflados entre los rehenes a los que, previamente, quitaron sus chaquetas y jerséis y colocaron sus pasamonta?as para confundir a los polic?as, aunque con poco éxito. Una vez fuera, El Rubio y sus colaboradores fueron reconocidos por los agentes y trasladados a comisar?a.
De la revoluci?n a la jubilaci?n
Entre los muchos aportes de Asalto al Banco Central est?n los interesantes testimonios recabados por Mar Padilla. Entre ellos se incluyen, adem?s del de José Juan Mart?nez, los de algunos de los rehenes, cuya trayectoria vital arroja un curioso paralelismo con la evoluci?n de la democracia espa?ola: todos los consultados eran miembros de partidos revolucionarios y su objetivo al entrar a trabajar en el banco era hacer 'entrismo'. En otras palabras, convencer pol?ticamente a sus compa?eros para horadar el sistema desde dentro hasta hacerlo caer. Sin embargo, la vida y el pragmatismo se impusieron a la utop?a y los anhelos revolucionarios se fueron sofocando hasta que, finalmente, muchos de ellos acabaron jubil?ndose en la entidad.
"Di con las v?ctimas revisando mucha hemeroteca, porque en las noticias de la época sal?an sus nombres y ciertas referencias que indicaban de d?nde eran o d?nde pod?an estar. Una de ellas ten?a v?nculo con el partido de Ada Colau en el Maresme, as? que llamé a los Comuns de Masnou y me pasaron el contacto. Otro rehén era uno de los representantes de Comisiones Obreras en el banco, llamé al sindicato y lo encontré. Lo que me sorprendi? mucho fue que las tres v?ctimas a las que entrevisté hab?an militado en partidos de extrema izquierda y, aunque no sé si da para hacer una estad?stica, s? que muestra c?mo se pas? en muy poco tiempo de la utop?a al desencanto porque, con todo eso de los 'padres de la Constituci?n', qued? muy claro desde el principio que, en esa nueva democracia, era todo muy paternalista y estaba todo muy tutelado".
https://www.aglitk.com/clip/5936d6a2-520c-4b89-8403-6b6edaa29621_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg El Rubio se pasea por la Plaza de Catalunya enca?onando al cajero principal del Banco Central en uno de los momentos m?s tensos del asalto. |
Cuatro décadas después de los sucesos de mayo de 1981, a?n quedan muchos hechos sin esclarecer sobre lo que rode? al asalto al Banco Central, el atraco con m?s rehenes de la historia de la delincuencia espa?ola y de cuyo edificio los protagonistas —condenados a penas entre treinta y cuarenta a?os de c?rcel, reducidas gracias a la redenci?n prevista en el c?digo de 1973—, no pudieron sacar ni una peseta.
"En el libro explico que el ?nico que habla de la maleta con los documentos del 23-F y que dice haber cobrado el dinero del encargo es El Rubio que, por otra parte, nunca ha aportado ninguna prueba de ello, aunque se le haya pedido. También hay que tener en cuenta que El Rubio y su banda eran ladrones de bancos, por lo que robar uno estaba dentro de lo normal para ellos. Por otra parte, si se analiza el momento pol?tico, tampoco se puede descartar que alguna persona o grupo con ansias involucionistas aprovechase un hecho como ese para echar gasolina al fuego. Por todo ello, el ?nico que realmente sabe si tiene un rep?quer o tan solo una pareja es El Rubio y la persona que le hizo el supuesto encargo. Lo que no me acaba de convencer es que todo lo que pas? ese fin de semana fuera ?nicamente un intento de robo que sali? mal", concluye Mar Padilla.
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