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مشاهدة النسخة كاملة : Maltratadas en la vejez: "Prefer?a morir que vivir con el demonio de mi hijo"


Reem
02-12-2023, 10:15 AM
"Yo he llegado al médico de cabecera llena de heridas, de sangre... me lo hab?a hecho mi hijo. A veces pensé que quer?a morirme... era mi vida o la de mi hijo", explica*Antonia, una mujer de 77 a?os*vecina de la comarca del Anoia que vivi? durante m?s de 20 a?os con su*hijo alcoh?lico*que la somet?a a todo tipo de vejaciones. "A m? mis dos hijos, que est?n enfermos de*esquizofrenia, me amenazan: me dicen que*me van a matar,*que ojal? me muera para mearse en mi tumba", relata*Neus, también afectada. A*Genoveva*sus hijos la obligaron a vivir en la*mendicidad. "Tienen el vicio de las*drogas*y me dec?an mentiras para quitarme todo lo que ten?a", apunta la mujer entre llantos. A*Lolita, en cambio, era su*marido*el que le prohib?a salir de casa. "Hasta que mis hijas se me llevaron a un piso en otro pueblo", cuenta la mujer de 85.

Todas ellas han salido o est?n saliendo de este maltrato gracias al apoyo del*Equip d'Atenci? a la Vellesa de l'Anoia (EAVA), una unidad pionera en Europa con profesionales especialistas en detectar y atajar el maltrato en la vejez. "Cuando vine aqu? me di cuenta de que no estaba sola", recuerda Neus. Una*realidad invisible*que se calcula que*sufren el 15% de mayores de 65 a?os. "No lo ves, no te das cuenta o no te quieres dar cuenta... porque quien te lo hace es alguien a quien quieres con locura", confiesa Genoveva. Alzan su voz en EL PERI?DICO para que otras personas en su misma situaci?n puedan entender que lo que viven no es normal y que hay que detenerlo. "Hacerte fuerte, decir 'basta'", a?ade la anciana. Lo hacen desde el anonimato, sus nombres no son reales. "Esto te durar? toda la vida... y pueden reconocernos y volver muy enfadados", justifica Antonia.

Alimentar a tu verdugo

"Mira la hijaputa esta que me viene a tocar los huevos para que la viole. Ven, ven, ven si tienes cojones". Esto es lo que el*hijo de Antonia*dec?a, dirigiéndose a su cu?ado, mientras al mismo tiempo*apuntaba a su propia madre con un cuchillo*y la amenazaba con la mano alzada para volver a abofetearla. Pasaba en 2021. La mujer acababa de salir de una operaci?n de rodilla y su hijo*alcoh?lico, que viv?a con ella, volv?a a agredirla por enésima vez. Su cuerpo estaba lleno de cicatrices. "Me pegaba con lo primero que encontraba. Yo al principio le ped?a que parara con la voz flojita, para que nadie se enterara. Lo que m?s miedo me daba es que le hiciera da?o a mis nietos, a mi yerno y a mi hija, que siempre acud?an si me o?an", explica.

Antonia cuenta que el infierno empez? en 1999. Su hijo viv?a con ella y con su marido y ambos eran v?ctimas de sus abusos. Luego enviud? y ella se convirti? en el blanco. "M?s de una vez*he pensado que me matar?a. Y lo prefer?a, mejor eso que vivir con un demonio", a?ade. Eran habituales sus idas al centro médico o las visitas de los Mossos d'Esquadra. "Le ped?an que parara, pero luego él volv?a", dice. Hasta que al final los servicios sociales de su pueblo alertaron a las profesionales del EAVA. Le acompa?? uno de sus nietos. "Y se me abri? un mundo".

Las profesionales de la unidad trabajaron con ella, pero también con su hijo alcoh?lico. "Tuvimos suerte porque su familia, la hermana del presunto agresor, fue un apoyo absoluto", cuenta*Gloria Fité, psic?loga de la unidad. Antonia se fue a vivir con su hija, hasta que su hijo y maltratador abandon? el piso tras una orden de alejamiento aplicada por un juez. "Luego volvi? y casi que me revienta la puerta". Ella estuvo a muy poco de abrirle. "Es tu hijo, tiene fr?o, tiene hambre... es todo muy dif?cil. Si no fuera por ellas (las trabajadoras del EAVA) hubiera vuelto a abrirle", se sincera. El hombre estuvo varios meses durmiendo en el coche del garaje comunitario. "Yo iba a escondidas a llevarle café y desayuno", admite la madre. Ahora sabe que su hijo est? en un centro de rehabilitaci?n. Pero las secuelas persisten.*"Cada vez que oigo el timbre... tiemblo",*dice.

"Yo siempre les querré"

Genoveva*ten?a 74 a?os cuando supo que su hijo, que viv?a en Andaluc?a y era el tutor legal de su exmarido, se hab?a intentado suicidar. "Al pobre le hab?a dejado la mujer y le dije que se viniera para casa", cuenta ella, que entonces ten?a dos pisos en propiedad y algunos ahorros en su cuenta tras a?os de sudor y sacrificios. A los pocos meses lleg? el otro hijo menor, y la cosa se desmadr?. "A m? nunca me han pegado ni insultado, soy una privilegiada. Pero el dinero se les iba de las manos, no lleg?bamos a final de mes", recuerda.

Con las pensiones de los cuatro, en esa casa entraban 4.000 euros al mes. Pero Genoveva perdi? m?s de 12 kilos de peso y termin? comiendo migas de pan con agua y*mendigando dinero*entre vecinos y amigos del pueblo. Fueron ellos quien avisaron a los profesionales del EAVA. "Ella estaba muy delgada y triste. La nevera vac?a, la casa llena de golpes, algo que ella a?n no asume que es violencia, y los*hijos enganchados a las drogas", expone Fité. Los hijos consum?an en casa y ment?an a su madre para pedirle dinero. "Me dec?an cosas como que sus hijos necesitaban ayuda. Y yo ya no ten?a nada y ped?a a todo el barrio", se sincera.

La situaci?n se alarg? hasta que Genoveva super? un c?ncer de colon. A los hijos solo se les vio por el hospital para pedirle dinero. Pero no la ayudaron en el posoperatorio. En cambio, vendieron los dos pisos de la madre, colaron okupas en la casa y le robaron m?s de 50.000 euros. Los profesionales del EAVA llevaron a Genoveva a un centro sociosanitario durante siete meses y all? trabajaron con ella para que se diera cuenta de que sus hijos se estaban aprovechando de ella. "Por suerte ahora ya no debo nada", cuenta la mujer, que vive con una pensi?n de 780 euros.

"Al ver que yo no estaba sola, ellos se amedrentaron y al final se fueron", detalla. A la hora de hablar de sus hijos, culpa de todo a las drogas y asegura que se est?n curando. Estuvo a punto de denunciarles y pedir una orden de alejamiento. Pero a ?ltima hora se desdijo. "Es muy dif?cil... son mis hijos y siempre les querré".

"Me dicen que me quemar?n en casa"

Neus*es la ?nica de estas cuatro mujeres que*a?n convive con sus agresores. Son sus*dos hijos, enfermos de ezquizofrenia*desde la adolescencia y que no solo no se toman la medicaci?n, sino que est?n enganchados a las drogas. "Los Mossos vienen cuando hacen cosas raras por el pueblo, y entonces los internan. Pero nadie sab?a lo que pasaba en casa", admite. Hasta que entraron los profesionales del EAVA.

"Yo me encierro en la habitaci?n,*me da miedo*lo que me puedan hacer", revela. Un d?a le bloquearon la puerta de su cuarto con electrodomésticos, movieron todos los muebles y vaciaron todos los cajones del comedor y de la cocina. "Y*me gritan*mucho.*Me dicen que ojal? me muera, que un d?a*quemar?n la casa conmigo dentro*y se mear?n en mi tumba.... yo tengo miedo porque nunca me han hecho nada pero no sé cuando lo har?n", sostiene la mujer.

Ahora est? siendo acompa?ada por este equipo, que también trabaja con los hermanos. "El problema que tenemos es que faltan recursos para salud mental y esa carencia la pagan madres como Neus", denuncia la coordinadora del EAVA, Carla Casas. La mujer, adem?s, también es v?ctima de*expolio econ?mico. "Del dinero que cobro... no veo nada. Se lo llevan ellos todo", asume.

"Son cosas de la edad, mi marido no est? bien"

El d?a de Navidad,*Lolita*abandon? la mas?a que siempre hab?a sido su casa. Viv?a all? con su*marido,*su hijo, su nuera y sus nietas. Su caso lleg? hasta el EAVA por una concejala del pueblo. "Ella siempre hab?a sido muy activa, iba a misa cada d?a, y de repente nadie la ve?a en el pueblo". Resulta que su marido y su hijo hab?an decidido que ya*no pod?a salir de casa. Un d?a tuvieron que acudir los Mossos porque Lolita no pod?a entrar en casa: le hab?an cerrado la puerta.

Ella le quita importancia al asunto. "Es que mi marido va a peor, ya no puede hacer todo lo que hac?a antes,*se hace mayor... y se pone muy nervioso y celoso. No querr?a que hiciera nada", justifica. En cuanto el EAVA se enter?, avis? a las dos otras hijas de Lolita. "Fue complicidad total", afirma. Sin avisar a la madre, miraron un piso en otro pueblo de la comarca. Y planearon el estallido del conflicto el pasado 25 de diciembre. "Mi marido empez? a decir que se me llevaran, que yo no val?a para nada... y me fui con mis hijas", relata. "Ahora estoy bien, hago lo que quiero, el piso est? bien... ya estoy tranquila. Incluso alguna vez he ido a comer con mi marido".

?Por qué no le denunci?? "?Yo?*?Denunciar? ?Para qué?*No hay para tanto, no me hizo nada", contesta la mujer. La coordinadora de la unidad hace especial hincapié en esta respuesta. "Por eso necesitamos un servicio especializado. Ella no habr?a ido a ning?n servicio de violencia de género para denunciar esta violencia".



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