Reem
02-12-2023, 09:29 AM
Corren malos tiempos para las galas de premios. En Estados Unidos cada a?o pierden espectadores a paladas pero en Espa?a, curiosamente, no. Los Goya mantienen a?o tras a?o una audiencia tan fiel que los n?meros sugieren que hay mucha gente que ve la ceremonia pero que no va al cine a ver las pel?culas en cuesti?n. La gala de anoche estuvo llena de estrellas (hubo m?s entregadores que nunca) y, sin embargo, termin? marcada por las ausencias: la de Carlos Saura, la de Lola Flores, la de los premios a Alcarr?s (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/familia-carlos-saura-goya-honor-82843630). La gala de los Goya fue la gala de los fantasmas. (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/gala-goya-2023-82858193)
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Arrancar “la gran fiesta del cine espa?ol” (cliché que se pronunci? a los 26 minutos de gala) con un Goya de honor que ten?a textura de in memoriam es una decisi?n arriesgada desde el punto de vista televisivo, pero incontestable desde el punto de vista emocional. El cine de Carlos Saura ha construido este pa?s. Carlos Saura se qued? a un d?a de recibir en vida el reconocimiento a su carrera y los Goya optaron por darle un lugar a la altura de su huella: los primeros 30 minutos de una gala de tres horas y media. Los fastos incluyeron dos v?deos distintos (en los que aparec?an Rabal, Fern?n G?mez o L?pe V?zquez, evocando que el cine espa?ol ya tiene m?s estrellas muertas que vivas), dos discursos de agradecimiento (el de su viuda y su hijo), un mon?logo de Carmen Maura y una canci?n. Por qué te vas iba de perlas para la ocasi?n porque es la ?nica canci?n que sirve tanto para estar deprimido como para estar de fiesta. Y su cometido anoche, versionada por Natalia Lafourcade, era servir como puente entre lo primero y lo segundo. Fue escalofriante escuchar a Eulalia Ram?n leer un agradecimiento que Carlos Saura “escribi? el otro d?a”. Si eso no es la vida, ?qué es? Un d?a escribes un discurso y al siguiente lo recitas desde el m?s all?. Pero su fantasma sigui? presente durante el resto de la gala, porque Saura est? en todas las pel?culas espa?olas: en los fuera de campo de Mant?cora, en las elipsis de La maternal, en los personajes definidos por lo que no dicen de Cinco lobitos, en la meditaci?n sobre la condici?n humana que propone As Bestas, en la exploraci?n de los traumas infantiles que vertebra Alcarràs. La de anoche fue la gala de los hijos de Saura. Por eso toda la industria se puso de pie para ovacionar un homenaje que llegaba tarde. Un d?a tarde.
En el minuto 32 aparecieron los presentadores, Clara Lago y Antonio de la Torre, y abrieron con una menci?n a Turqu?a y otra a Ucrania antes de disponerse a ventilar los chistes de rigor casi disculp?ndose por el volantazo de tono. Y as?, tardaron pocos segundos en demostrar el motivo principal por el cual las galas de premios parecen haber perdido su ?mpetu: existe cierto pudor ante el concepto mismo de vestirse con ropa cara, celebrar un fiest?n y repartir premios con la que est? cayendo. Hay tantos motivos en el planeta para ponerse triste ahora mismo (y a lo largo de esas tres horas y media, nos los iban a recordar todos uno a uno) que convertir el arte en una competici?n para el entretenimiento de masas puede parecer un ejercicio fr?volo, kitsch y hasta inapropiado. Por eso todas las galas, desde los Oscar hasta los Emmy o los Goya, sienten la necesidad de disculparse y, sobre todo, de buscar una coartada moral: si revindicamos todo lo reivindicable (la sanidad p?blica, la paz en Ucrania, los cortometrajes, la igualdad, la justicia en Ir?n, la diversidad, la salud mental, la valla de Melilla, el S?hara, el 92% de paro en el gremio de actores, el cambio clim?tico), la frivolidad del evento quedar? justificada.Fr?volo resultar?a, por ejemplo, se?alar que Antonio de la Torre iba m?s maquillado que Clara Lago. La pareja de presentadores recurri? a la autoconsciencia para responder a una pregunta, a estas alturas, ineludible: ?Por qué alguien querr?a meterse en semejante marr?n? ?Qué persona no apellidada Sardà ha salido reforzada de presentar unos Goya en sus 39 ediciones? Lago y De La Torre enumeraron todo lo que podr?a salir mal y se dejaron asustar por otro fantasma que sobrevol? el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla: las galas pasadas. En concreto, una, la de hace 20 a?os. Jordi ?vole fue el ?nico en mencionarla expl?citamente (“Aquella noche del 'No a la guerra' nos ense?? a no callarnos”), pero el esp?ritu de aquella ceremonia-alegato invadi? la gala de anoche, sin duda la m?s reivindicativa de las ?ltimas dos décadas.
https://www.aglitk.com/clip/cf53b731-aa4b-4443-88c7-b3be76d59364_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg La viuda de Carlos Saura. |
También fue la m?s folcl?rica. El homenaje a Lola Flores, expandido con una actuaci?n de su hija Lolita cantando Pena, penita, pena, no fue solo el momento m?s memorable de la noche sino que significa mucho: significa que el cine espa?ol revindica por fin su folclore. Reivindica la espa?olada. Ese cine que, de tan asociado al régimen y a los gustos de las masas, fue despreciado durante los a?os 80, 90 y 2000 por las élites culturales e ignorado por la Academia de Cine (un silencio, todo hay que decirlo, saldado con el Goya de honor a Mariano Ozores en 2016). Las pel?culas como las que hac?a Lola Flores fueron la ?nica alegr?a para toda una generaci?n de espa?oles, que llenaban los cines como nunca (entre las cien m?s vistas de la historia, pro ejemplo, sigue habiendo ocho de Manolo Escobar) y que al envejecer vieron c?mo sus nietos despreciaban cualquier cosa que oliese a bata de cola. En varios momentos de la gala de anoche salieron im?genes de Sevillanas, la pel?cula con la que en 1992 Saura reivindic? nuestro folclore en un momento en el que el pa?s sent?a que necesitaba renegar de él para poder avanzar de una vez por todas hacia la modernidad. Un a?o, 1992, en el que la imagen de Lola Flores estaba tan denostada que no la quer?an dejar actuar en la Expo de Sevilla (ella misma protest? que solo particip? porque Raffaella Carrà se empe??). Lolita despleg? la turbo-folcl?rica con esos chasquidos y ese micro metido entre las tetas con la seguridad de que ella y su madre representan esas palabras muy nuestras que entendemos intuitivamente pero somos incapaces de explicarlas a un extranjero: duende, poder?o, tron?o. Y entre tanta poes?a, Lolita se despidi? con un agradecimiento mundano: “Gracias a Gestmusic”. Se sobreentiende, claro, que la productora de Tu cara me suena la tiene en n?mina y de ella depend?a que anoche pudiera actuar en Sevilla.
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El folclore sigui? dominando la noche actuaci?n tras actuaci?n. Desde Guitarricadelafuente versionando un tema que Antonio Flores (otro fantasma) compuso para su hermana Rosario hasta Manuel Carrasco, que abri? la gala con Cantares, de Joan Manuel Serrat (que est? vivo, pero ya retirado), con un bronceado que bordeaba el blackface y acompa?ado de un coro en plan Jarcha compuesto por estrellas de ayer hoy y siempre como Maribel Verd?, Leonardo Sbaraglia, Myriam D?az-Aroca, David Verdaguer o Amaia Salamanca (m?s Letizia que nunca) porque a veces ocurren cosas en los Goya que parecen el resultado de que alguien ha perdido una apuesta. Hay un productor de televisi?n que asegura que hay 34 famosos totales en Espa?a, 34 personas que funcionan en cualquier formato (“los he contado”, afirma) y que se van rotando de programa en programa: Lolita, Mario Vaquerizo, Paco Le?n, etc. Pues en el caso de los cantantes el n?mero se reduce a seis o siete. Carrasco es uno de ellos, que igual te sirve para abrir el Benidorm Fest que para unos Goya. Pablo L?pez es otro. El cantautor version? junto a Israel Fern?ndez La alegr?a de vivir, la canci?n de Sobreviviré, aquella pel?cula en la que Emma Su?rez se enamoraba de Juan Diego Botto (su mejor amigo gay) y que en 1999 llev? a un mill?n de espectadores a las salas de cine, muchos de ellos adolescentes. Y as?, sin pretenderlo, aquella actuaci?n invoc? al fantasma de aquellos a?os en los que el cine espa?ol ten?a m?sculo, ten?a estrellas y ten?a gente joven sentada en las butacas.
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Lo que en realidad pretend?a la actuaci?n era iniciar un segmento LGTB, que inclu?a un montaje con pel?culas queer que parec?a regodearse en el t?pico de que el cine espa?ol solo saca “yonkis, putas y maricones” y la aparici?n de los ?nicos entregadores de la noche miembros el colectivo (los ?nicos fuera del armario, se entiende): Abril Zamora, Javier Calvo y Javier Ambrossi (por poco no incluyeron a Carlos Cuevas). Ellos fueron los ?nicos entregadores que disfrutaron de un clip introductorio con im?genes de sus pel?culas, La llamada y La vida por delante. La decisi?n es, cuanto menos, curiosa, y, cuanto m?s, cuestionable. ?Por qué el resto de entregadores no entr? al escenario precedido de un v?deo propio? ?No habr?a sido fabuloso que Pol Monen y Fernando Esteso hubieran entrado acompa?ados de un montaje de ?A quién te llevar?as a una isla desierta? y Ag?tese antes de usarla? ?O que Ingrid Garc?a Jonsson y Arturo Valls hubieran aparecido con Explota explota y Torrente 2? ?Y por qué no Marta Fern?ndez Muro y Manu R?os precedidos de un montaje de Arrebato y ?lite?
Esteso sorprendi? con un chiste sencillo, directo y eficaz (“Me he roto el tend?n de Aquiles, que digo yo, ?si es de Aquiles porque se me rompe a m??”) de esos que hace 40 a?os llevaban a millones de espa?oles al cine y lo coron? con un momento conmovedor al pedirle a Agust? Villaronga y a Carlos Saura que le vayan escribiendo un guion porque se reunir? pronto con ellos. Un instante que le romper?a el coraz?n a cualquiera, excepto, aparentemente, a los invitados a la gala de los Goya que le escamotearon un pen?ltimo aplauso al actor favorito de sus abuelos.
Para lo que s? se levantaron fue para ir a echar un cigarro durante el in memoriam. Clara Lago arranc? su ?nica intervenci?n en solitario sobresaltada por una mujer que regresaba con toda la calma a su asiento, se choc? con Lago y reaccion? sorprendida en plan: “?Pero qué hace una presentadora al lado de mi butaca?”. ?Sabéis, por cierto, quién no se levanta nunca en las tres horas y media de gala? Penélope Cruz. Lago entr? con mal pie y pareci? distra?da durante el resto del mon?logo, que, como hab?a hecho su compa?ero Antonio de la Torre antes, consist?a en saludar a un par de nominados y repetir el mismo chiste con los dos. A De La Torre le cuaj? un chiste, cuando se agach? ante Denis Men?chet y exclam?: “?Qué? ?Te aburres, francés?”. Tiene gracia porque es verdad, pero también porque es una referencia a una frase ya emblem?tica de una peli que ha causado sensaci?n entre el gran p?blico. Para eso est?n las galas de premios. Y encima a Men?chet le compensaron d?ndole el Goya al mejor actor, rompiendo as? una de las tradiciones favoritas de la Academia: traer actores extranjeros para tomarles el pelo durante toda la noche como si fueran guiris en una verbena y luego no darles el Goya.
De La Torre se desenvolvi? con m?s comodidad que Lago, quien, eso s?, supli? sus distracciones con encanto y poniendo acento andaluz para enfatizar los chistes, a pesar de haber crecido en Torrelodones, en la mejor tradici?n de Terelu Campos. La estructura fija de chiste-reivindicaci?n-chiste hizo que se echase de menos al Antonio De La Torre de los Feroz de 2018, ese que se pase? entre las mesas con pullas del calibre de “Emma Su?rez y Adriana Ugarte, habéis hecho una interpretaci?n impresionante fingiendo que os llev?is bien” y que fue recibido con aplausos entusiastas por parte de unos periodistas que hab?an cubierto (y sufrido) la campa?a promocional de Julieta. Aquel Antonio De La Torre, por ejemplo, habr?a presentado a la pareja de entregadoras Petra Mart?nez y Belén Cuesta diciendo algo en la l?nea de: “Petra habr?a sido mejor B?rbara Rey que Belén”. Pero este no. Este solo se pase? por el patio de butacas para alabar a los cineastas nominados, darles las gracias y la enhorabuena por sus trabajos y, extra?amente, explicarles las sinopsis de sus propias pel?culas. Y no hubo ninguna referencia a los Feroz ni a la agresi?n sexual que empa?? su fiesta (si los Goya son la gran fiesta del cine espa?ol, los Feroz son su gran botell?n), lo cual convirti? el incipiente Me Too espa?ol en otro gran fantasma de la noche.
https://www.aglitk.com/clip/70962c9c-88e3-471f-a1a3-fcdecfeaea44_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Denis Ménochet, en la gala de los Premios Goya. | EFE
Los presentadores defendieron con br?o un no-gui?n que apenas exig?a su presencia: fueron los presentadores menos... presentes de la historia de los Goya. Una introducci?n al principio, sendas intervenciones individuales y una breve despedida final. El resultado fue una gala funcional que sali? del paso mucho mejor ritmo ritmo de lo habitual pero que careci? de momentos verdaderamente comentables. ?Es posible que con un simple abrazo (a su admiradora Clara Lago) Penélope Cruz generase el instante m?s televisivo de la noche? Es posible.Desde hace a?os, la gala de los Goya apuesta m?s por buscar la sonrisa del espectador que su carcajada. Se qued? cerca de esto ?ltimo Arturo Valls cuando hizo playback con la voz de José Coronado, se volvi? inmediatamente cien veces m?s sexy y nos dio algo que no sab?amos que dese?bamos: a Coronado diciendo “una loba como yo no est? pa tipos como t?”. El primer chiste de la noche que aterriz? en condiciones lo hizo Luis fucking Zahera: “Siempre he querido matar a un francés”, que adem?s de chiste es spoiler. Y destacaron algunos destellos de humanidad: Carmen Maura diciendo de Saura lo m?s bonito que se puede decir de un muerto, que era “muy simp?tico”; Isabel Coixet celebrando que “Juliette Binoche hace cine sin fronteras y sin los putos algoritmos”; el in memoriam acord?ndose de operarios como José Varela, jefe de transportes (a esos los Oscar los pasan por alto); o Telmo Irureta agradeciendo a sus compa?eras de reparto en La consagraci?n de la primavera que sean “buenas” y hagan “las cosas muy bien”. A veces es tan sencillo como eso.
El ?ltimo premio de la noche lo entreg? Cruz acompa?ada de Myriam D?az-Aroca, Ariadna Gil y Maribel Verd?. Si sus siluetas parecieron al fondo del escenario agarradas de la mano como si fueran Los vengadores es porque lo son. Las cuatro son historia de Espa?a cada una a su manera y Belle Epoque es un cap?tulo rutilante en esa historia: una obra maestra, un taquillazo, un segundo Oscar para Espa?a, un trampol?n para Penélope y una fuente inagotable de anécdotas (como que Jorge Sanz llevaba la maleta llena de fuets y chorizos por si la comida de Los ?ngeles no le gustaba) cuyo t?tulo se pas? toda la gala ininterrumpidamente en la esquina superior izquierda para anunciar que TVE la iba a emitir a continuaci?n. Esas cuatro mujeres le entregaron un noveno premio a As Bestas que sentenciaba que en la noche en la que se sac? tanto pecho por las cineastas femeninas gan? el ?nico hombre nominado (un palmarés tan ir?nico como conmemorar las nueve nominaciones de Pacifiction de Albert Serra en los Cesar durante la gala de unos premios que la han nominado en cero categor?as) y la noche llegaba a su fin asediada por otro fantasma m?s: el de las galas futuras. Porque, ?qué reparto podr?a aparecer dentro de treinta a?os en silueta y agarrado de la mano y causar en la audiencia la emoci?n que supuso ver a Penélope, Maribel, Myriam y Ariadna? Pero eso es un problema de la Academia de dentro de tres décadas. La actual bastante tiene con lo que tiene. Y bastante bien lo hace.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/fantasmas-goya-82859224)
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Arrancar “la gran fiesta del cine espa?ol” (cliché que se pronunci? a los 26 minutos de gala) con un Goya de honor que ten?a textura de in memoriam es una decisi?n arriesgada desde el punto de vista televisivo, pero incontestable desde el punto de vista emocional. El cine de Carlos Saura ha construido este pa?s. Carlos Saura se qued? a un d?a de recibir en vida el reconocimiento a su carrera y los Goya optaron por darle un lugar a la altura de su huella: los primeros 30 minutos de una gala de tres horas y media. Los fastos incluyeron dos v?deos distintos (en los que aparec?an Rabal, Fern?n G?mez o L?pe V?zquez, evocando que el cine espa?ol ya tiene m?s estrellas muertas que vivas), dos discursos de agradecimiento (el de su viuda y su hijo), un mon?logo de Carmen Maura y una canci?n. Por qué te vas iba de perlas para la ocasi?n porque es la ?nica canci?n que sirve tanto para estar deprimido como para estar de fiesta. Y su cometido anoche, versionada por Natalia Lafourcade, era servir como puente entre lo primero y lo segundo. Fue escalofriante escuchar a Eulalia Ram?n leer un agradecimiento que Carlos Saura “escribi? el otro d?a”. Si eso no es la vida, ?qué es? Un d?a escribes un discurso y al siguiente lo recitas desde el m?s all?. Pero su fantasma sigui? presente durante el resto de la gala, porque Saura est? en todas las pel?culas espa?olas: en los fuera de campo de Mant?cora, en las elipsis de La maternal, en los personajes definidos por lo que no dicen de Cinco lobitos, en la meditaci?n sobre la condici?n humana que propone As Bestas, en la exploraci?n de los traumas infantiles que vertebra Alcarràs. La de anoche fue la gala de los hijos de Saura. Por eso toda la industria se puso de pie para ovacionar un homenaje que llegaba tarde. Un d?a tarde.
En el minuto 32 aparecieron los presentadores, Clara Lago y Antonio de la Torre, y abrieron con una menci?n a Turqu?a y otra a Ucrania antes de disponerse a ventilar los chistes de rigor casi disculp?ndose por el volantazo de tono. Y as?, tardaron pocos segundos en demostrar el motivo principal por el cual las galas de premios parecen haber perdido su ?mpetu: existe cierto pudor ante el concepto mismo de vestirse con ropa cara, celebrar un fiest?n y repartir premios con la que est? cayendo. Hay tantos motivos en el planeta para ponerse triste ahora mismo (y a lo largo de esas tres horas y media, nos los iban a recordar todos uno a uno) que convertir el arte en una competici?n para el entretenimiento de masas puede parecer un ejercicio fr?volo, kitsch y hasta inapropiado. Por eso todas las galas, desde los Oscar hasta los Emmy o los Goya, sienten la necesidad de disculparse y, sobre todo, de buscar una coartada moral: si revindicamos todo lo reivindicable (la sanidad p?blica, la paz en Ucrania, los cortometrajes, la igualdad, la justicia en Ir?n, la diversidad, la salud mental, la valla de Melilla, el S?hara, el 92% de paro en el gremio de actores, el cambio clim?tico), la frivolidad del evento quedar? justificada.Fr?volo resultar?a, por ejemplo, se?alar que Antonio de la Torre iba m?s maquillado que Clara Lago. La pareja de presentadores recurri? a la autoconsciencia para responder a una pregunta, a estas alturas, ineludible: ?Por qué alguien querr?a meterse en semejante marr?n? ?Qué persona no apellidada Sardà ha salido reforzada de presentar unos Goya en sus 39 ediciones? Lago y De La Torre enumeraron todo lo que podr?a salir mal y se dejaron asustar por otro fantasma que sobrevol? el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla: las galas pasadas. En concreto, una, la de hace 20 a?os. Jordi ?vole fue el ?nico en mencionarla expl?citamente (“Aquella noche del 'No a la guerra' nos ense?? a no callarnos”), pero el esp?ritu de aquella ceremonia-alegato invadi? la gala de anoche, sin duda la m?s reivindicativa de las ?ltimas dos décadas.
https://www.aglitk.com/clip/cf53b731-aa4b-4443-88c7-b3be76d59364_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg La viuda de Carlos Saura. |
También fue la m?s folcl?rica. El homenaje a Lola Flores, expandido con una actuaci?n de su hija Lolita cantando Pena, penita, pena, no fue solo el momento m?s memorable de la noche sino que significa mucho: significa que el cine espa?ol revindica por fin su folclore. Reivindica la espa?olada. Ese cine que, de tan asociado al régimen y a los gustos de las masas, fue despreciado durante los a?os 80, 90 y 2000 por las élites culturales e ignorado por la Academia de Cine (un silencio, todo hay que decirlo, saldado con el Goya de honor a Mariano Ozores en 2016). Las pel?culas como las que hac?a Lola Flores fueron la ?nica alegr?a para toda una generaci?n de espa?oles, que llenaban los cines como nunca (entre las cien m?s vistas de la historia, pro ejemplo, sigue habiendo ocho de Manolo Escobar) y que al envejecer vieron c?mo sus nietos despreciaban cualquier cosa que oliese a bata de cola. En varios momentos de la gala de anoche salieron im?genes de Sevillanas, la pel?cula con la que en 1992 Saura reivindic? nuestro folclore en un momento en el que el pa?s sent?a que necesitaba renegar de él para poder avanzar de una vez por todas hacia la modernidad. Un a?o, 1992, en el que la imagen de Lola Flores estaba tan denostada que no la quer?an dejar actuar en la Expo de Sevilla (ella misma protest? que solo particip? porque Raffaella Carrà se empe??). Lolita despleg? la turbo-folcl?rica con esos chasquidos y ese micro metido entre las tetas con la seguridad de que ella y su madre representan esas palabras muy nuestras que entendemos intuitivamente pero somos incapaces de explicarlas a un extranjero: duende, poder?o, tron?o. Y entre tanta poes?a, Lolita se despidi? con un agradecimiento mundano: “Gracias a Gestmusic”. Se sobreentiende, claro, que la productora de Tu cara me suena la tiene en n?mina y de ella depend?a que anoche pudiera actuar en Sevilla.
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El folclore sigui? dominando la noche actuaci?n tras actuaci?n. Desde Guitarricadelafuente versionando un tema que Antonio Flores (otro fantasma) compuso para su hermana Rosario hasta Manuel Carrasco, que abri? la gala con Cantares, de Joan Manuel Serrat (que est? vivo, pero ya retirado), con un bronceado que bordeaba el blackface y acompa?ado de un coro en plan Jarcha compuesto por estrellas de ayer hoy y siempre como Maribel Verd?, Leonardo Sbaraglia, Myriam D?az-Aroca, David Verdaguer o Amaia Salamanca (m?s Letizia que nunca) porque a veces ocurren cosas en los Goya que parecen el resultado de que alguien ha perdido una apuesta. Hay un productor de televisi?n que asegura que hay 34 famosos totales en Espa?a, 34 personas que funcionan en cualquier formato (“los he contado”, afirma) y que se van rotando de programa en programa: Lolita, Mario Vaquerizo, Paco Le?n, etc. Pues en el caso de los cantantes el n?mero se reduce a seis o siete. Carrasco es uno de ellos, que igual te sirve para abrir el Benidorm Fest que para unos Goya. Pablo L?pez es otro. El cantautor version? junto a Israel Fern?ndez La alegr?a de vivir, la canci?n de Sobreviviré, aquella pel?cula en la que Emma Su?rez se enamoraba de Juan Diego Botto (su mejor amigo gay) y que en 1999 llev? a un mill?n de espectadores a las salas de cine, muchos de ellos adolescentes. Y as?, sin pretenderlo, aquella actuaci?n invoc? al fantasma de aquellos a?os en los que el cine espa?ol ten?a m?sculo, ten?a estrellas y ten?a gente joven sentada en las butacas.
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Lo que en realidad pretend?a la actuaci?n era iniciar un segmento LGTB, que inclu?a un montaje con pel?culas queer que parec?a regodearse en el t?pico de que el cine espa?ol solo saca “yonkis, putas y maricones” y la aparici?n de los ?nicos entregadores de la noche miembros el colectivo (los ?nicos fuera del armario, se entiende): Abril Zamora, Javier Calvo y Javier Ambrossi (por poco no incluyeron a Carlos Cuevas). Ellos fueron los ?nicos entregadores que disfrutaron de un clip introductorio con im?genes de sus pel?culas, La llamada y La vida por delante. La decisi?n es, cuanto menos, curiosa, y, cuanto m?s, cuestionable. ?Por qué el resto de entregadores no entr? al escenario precedido de un v?deo propio? ?No habr?a sido fabuloso que Pol Monen y Fernando Esteso hubieran entrado acompa?ados de un montaje de ?A quién te llevar?as a una isla desierta? y Ag?tese antes de usarla? ?O que Ingrid Garc?a Jonsson y Arturo Valls hubieran aparecido con Explota explota y Torrente 2? ?Y por qué no Marta Fern?ndez Muro y Manu R?os precedidos de un montaje de Arrebato y ?lite?
Esteso sorprendi? con un chiste sencillo, directo y eficaz (“Me he roto el tend?n de Aquiles, que digo yo, ?si es de Aquiles porque se me rompe a m??”) de esos que hace 40 a?os llevaban a millones de espa?oles al cine y lo coron? con un momento conmovedor al pedirle a Agust? Villaronga y a Carlos Saura que le vayan escribiendo un guion porque se reunir? pronto con ellos. Un instante que le romper?a el coraz?n a cualquiera, excepto, aparentemente, a los invitados a la gala de los Goya que le escamotearon un pen?ltimo aplauso al actor favorito de sus abuelos.
Para lo que s? se levantaron fue para ir a echar un cigarro durante el in memoriam. Clara Lago arranc? su ?nica intervenci?n en solitario sobresaltada por una mujer que regresaba con toda la calma a su asiento, se choc? con Lago y reaccion? sorprendida en plan: “?Pero qué hace una presentadora al lado de mi butaca?”. ?Sabéis, por cierto, quién no se levanta nunca en las tres horas y media de gala? Penélope Cruz. Lago entr? con mal pie y pareci? distra?da durante el resto del mon?logo, que, como hab?a hecho su compa?ero Antonio de la Torre antes, consist?a en saludar a un par de nominados y repetir el mismo chiste con los dos. A De La Torre le cuaj? un chiste, cuando se agach? ante Denis Men?chet y exclam?: “?Qué? ?Te aburres, francés?”. Tiene gracia porque es verdad, pero también porque es una referencia a una frase ya emblem?tica de una peli que ha causado sensaci?n entre el gran p?blico. Para eso est?n las galas de premios. Y encima a Men?chet le compensaron d?ndole el Goya al mejor actor, rompiendo as? una de las tradiciones favoritas de la Academia: traer actores extranjeros para tomarles el pelo durante toda la noche como si fueran guiris en una verbena y luego no darles el Goya.
De La Torre se desenvolvi? con m?s comodidad que Lago, quien, eso s?, supli? sus distracciones con encanto y poniendo acento andaluz para enfatizar los chistes, a pesar de haber crecido en Torrelodones, en la mejor tradici?n de Terelu Campos. La estructura fija de chiste-reivindicaci?n-chiste hizo que se echase de menos al Antonio De La Torre de los Feroz de 2018, ese que se pase? entre las mesas con pullas del calibre de “Emma Su?rez y Adriana Ugarte, habéis hecho una interpretaci?n impresionante fingiendo que os llev?is bien” y que fue recibido con aplausos entusiastas por parte de unos periodistas que hab?an cubierto (y sufrido) la campa?a promocional de Julieta. Aquel Antonio De La Torre, por ejemplo, habr?a presentado a la pareja de entregadoras Petra Mart?nez y Belén Cuesta diciendo algo en la l?nea de: “Petra habr?a sido mejor B?rbara Rey que Belén”. Pero este no. Este solo se pase? por el patio de butacas para alabar a los cineastas nominados, darles las gracias y la enhorabuena por sus trabajos y, extra?amente, explicarles las sinopsis de sus propias pel?culas. Y no hubo ninguna referencia a los Feroz ni a la agresi?n sexual que empa?? su fiesta (si los Goya son la gran fiesta del cine espa?ol, los Feroz son su gran botell?n), lo cual convirti? el incipiente Me Too espa?ol en otro gran fantasma de la noche.
https://www.aglitk.com/clip/70962c9c-88e3-471f-a1a3-fcdecfeaea44_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Denis Ménochet, en la gala de los Premios Goya. | EFE
Los presentadores defendieron con br?o un no-gui?n que apenas exig?a su presencia: fueron los presentadores menos... presentes de la historia de los Goya. Una introducci?n al principio, sendas intervenciones individuales y una breve despedida final. El resultado fue una gala funcional que sali? del paso mucho mejor ritmo ritmo de lo habitual pero que careci? de momentos verdaderamente comentables. ?Es posible que con un simple abrazo (a su admiradora Clara Lago) Penélope Cruz generase el instante m?s televisivo de la noche? Es posible.Desde hace a?os, la gala de los Goya apuesta m?s por buscar la sonrisa del espectador que su carcajada. Se qued? cerca de esto ?ltimo Arturo Valls cuando hizo playback con la voz de José Coronado, se volvi? inmediatamente cien veces m?s sexy y nos dio algo que no sab?amos que dese?bamos: a Coronado diciendo “una loba como yo no est? pa tipos como t?”. El primer chiste de la noche que aterriz? en condiciones lo hizo Luis fucking Zahera: “Siempre he querido matar a un francés”, que adem?s de chiste es spoiler. Y destacaron algunos destellos de humanidad: Carmen Maura diciendo de Saura lo m?s bonito que se puede decir de un muerto, que era “muy simp?tico”; Isabel Coixet celebrando que “Juliette Binoche hace cine sin fronteras y sin los putos algoritmos”; el in memoriam acord?ndose de operarios como José Varela, jefe de transportes (a esos los Oscar los pasan por alto); o Telmo Irureta agradeciendo a sus compa?eras de reparto en La consagraci?n de la primavera que sean “buenas” y hagan “las cosas muy bien”. A veces es tan sencillo como eso.
El ?ltimo premio de la noche lo entreg? Cruz acompa?ada de Myriam D?az-Aroca, Ariadna Gil y Maribel Verd?. Si sus siluetas parecieron al fondo del escenario agarradas de la mano como si fueran Los vengadores es porque lo son. Las cuatro son historia de Espa?a cada una a su manera y Belle Epoque es un cap?tulo rutilante en esa historia: una obra maestra, un taquillazo, un segundo Oscar para Espa?a, un trampol?n para Penélope y una fuente inagotable de anécdotas (como que Jorge Sanz llevaba la maleta llena de fuets y chorizos por si la comida de Los ?ngeles no le gustaba) cuyo t?tulo se pas? toda la gala ininterrumpidamente en la esquina superior izquierda para anunciar que TVE la iba a emitir a continuaci?n. Esas cuatro mujeres le entregaron un noveno premio a As Bestas que sentenciaba que en la noche en la que se sac? tanto pecho por las cineastas femeninas gan? el ?nico hombre nominado (un palmarés tan ir?nico como conmemorar las nueve nominaciones de Pacifiction de Albert Serra en los Cesar durante la gala de unos premios que la han nominado en cero categor?as) y la noche llegaba a su fin asediada por otro fantasma m?s: el de las galas futuras. Porque, ?qué reparto podr?a aparecer dentro de treinta a?os en silueta y agarrado de la mano y causar en la audiencia la emoci?n que supuso ver a Penélope, Maribel, Myriam y Ariadna? Pero eso es un problema de la Academia de dentro de tres décadas. La actual bastante tiene con lo que tiene. Y bastante bien lo hace.
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