Reem
02-11-2023, 12:24 PM
Lorena M. tiene 44 a?os y recuerda con una sonrisa nost?lgica los tiempos en que comparti? piso de estudiantes en Barcelona. "Fue una de las mejores etapas de mi vida, llegamos a ser cuatro personas en el piso, pero casi siempre era entre amigas. Vivir solas era emocionante entonces", rememora. Luego se gradu?, comenz? a trabajar y se fue a vivir en pareja, sintetizando, hasta que hace menos de un a?o se separ? y descubri? que su sueldo de 1.650 euros no le daba para vivir sola en la ciudad. Y mucho menos para quedarse en Gràcia. As? que tras mucho pensarlo y ver un sinf?n de pisos en barrios m?s asequibles --"auténticas birrias a 800 euros m?s suministros que no me dejar?an margen para ning?n capricho"-- tom? la determinaci?n de alquilar temporalmente una habitaci?n. "Mi objetivo es ahorrar y comprar algo de propiedad cuando bajen los precios", cuenta, as? que se ha quedado en su barrio favorito, en una habitaci?n por la que paga 625 euros con gastos incluidos.
Es uno de los nuevos perfiles de inquilino de vivienda compartida. "Muchas agencias no te alquilan un piso si tu sueldo no es muy superior al alquiler", se queja. Pero ni siquiera arrendar una habitaci?n, de 12 metros cuadrados, ha sido f?cil. Visit? no pocos hogares: "Los m?s asequibles estaban llenos de veintea?eros, y yo buscaba algo tranquilo. O los pisos ten?an poca luz, o se ve?an muy tronados, y no me apetec?a un grupo mixto de desconocidos". As? que ahora vive con otras dos mujeres, de 32 y de 39, con el pacto de no llevar visitas a casa ni hacer fiestas y otras normas. Sus horarios laborales son distintos, lo que permite "algo de intimidad", que es lo que m?s valora, aunque no recuerda haber hecho nunca tanta vida fuera de 'casa'. "No es una situaci?n ideal, pero no quer?a volver a mi ciudad natal", agrega.
Los hogares compartidos entre amigos pueden ser un b?lsamo de camarader?a, pero lo cada vez m?s habitual es que la convivencia sea aleatoria y fruto de un anuncio. De pronto toca compartir WC, nevera y televisor con varios desconocidos. Para los m?s j?venes es una aventura. Pero a m?s edad, m?s probables son los roces.
V?ctimas de la hipoteca o separados
Con 36 a?os y tras malvender su primera vivienda al no poder asumir la hipoteca por estar en ERTE durante muchos meses de pandemia, Roger L. se vio forzado a vivir en una habitaci?n en 2022. "Nunca lo hab?a hecho y lo m?s chocante era cruzarme por la ma?ana con los otros dos, que acababa de conocer, en pijama o calzoncillos. Me parec?a violent?simo", explica. Dur? tres meses, hasta que una vez not? que alguien hab?a tocado sus cosas. "Uno llevaba a?os en la casa, pero la otra habitaci?n era m?s de paso, no me sent?a seguro ni a gusto". Prefiri? regresar al hogar materno hasta recuperar su econom?a.
Peor lo ha tenido Eduardo, de 55 a?os y profesor de guitarra, quien tras un divorcio descubri? hace poco que era "imposible" volver a vivir solo en Barcelona con su sueldo. "No hay nada de 700 euros, ni de 30 metros, es desesperante y no puedo irme fuera porque tengo todas las clases aqu?". También llam? a muchos anuncios y perdi? varias habitaciones. "Ten?an tantos candidatos que me dec?an que ya me llamar?an cuando acaben de elegir". ?l primaba la ubicaci?n, as? que cuando logr? alquilar una habitaci?n por 600 en el centro de Sants sab?a que la apuesta era complicada por la disparidad generacional entre ocupantes.
Con el 'compa?ero' de 18 a?os, familiar del propietario, enseguida hubo roces de convivencia. "Todo el tiempo fumaba porros, yo casi no pod?a ni salir de la habitaci?n", relata. El primer fin de semana el piso se llen? de amigos y fiesta, que dejaron el ?nico ba?o de la vivienda hecho un cristo. "Me daba asco hasta lavarme los dientes", lamenta. As? que en apenas unos d?as opt? por marcharse, pese a haber pagado el mes y una fianza, que ahora lucha por recuperar, e incluso haber pintado la habitaci?n. Se ha refugiado en casa de un primo en L'Hospitalet y confiesa que no tiene ?nimos de volver a buscar hogar compartido. No descarta mudarse de ciudad.
Cuando la convivencia es entre amigos, resulta mucho m?s asumible. Gerard C., ingeniero de 29 a?os con trabajo estable, comparte con otros dos amigos de su quinta, un historiador y un fot?grafo, ambos con empleo. "Tengo claro que no quiero destinar m?s del 30% de mis ingresos a un alquiler", subraya. As? que opt? por una habitaci?n en un sexto sin ascensor en la Antiga Esquerra de l'Eixample, con una renta mensual de 1.075 euros a dividir entre tres. Est? a gusto con sus compa?eros y la buena ubicaci?n, as? que ironiza con su mejora de vida: "He compartido cua
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/sinsabores-compartir-piso-fuerza-llevabamos-82817609)
Es uno de los nuevos perfiles de inquilino de vivienda compartida. "Muchas agencias no te alquilan un piso si tu sueldo no es muy superior al alquiler", se queja. Pero ni siquiera arrendar una habitaci?n, de 12 metros cuadrados, ha sido f?cil. Visit? no pocos hogares: "Los m?s asequibles estaban llenos de veintea?eros, y yo buscaba algo tranquilo. O los pisos ten?an poca luz, o se ve?an muy tronados, y no me apetec?a un grupo mixto de desconocidos". As? que ahora vive con otras dos mujeres, de 32 y de 39, con el pacto de no llevar visitas a casa ni hacer fiestas y otras normas. Sus horarios laborales son distintos, lo que permite "algo de intimidad", que es lo que m?s valora, aunque no recuerda haber hecho nunca tanta vida fuera de 'casa'. "No es una situaci?n ideal, pero no quer?a volver a mi ciudad natal", agrega.
Los hogares compartidos entre amigos pueden ser un b?lsamo de camarader?a, pero lo cada vez m?s habitual es que la convivencia sea aleatoria y fruto de un anuncio. De pronto toca compartir WC, nevera y televisor con varios desconocidos. Para los m?s j?venes es una aventura. Pero a m?s edad, m?s probables son los roces.
V?ctimas de la hipoteca o separados
Con 36 a?os y tras malvender su primera vivienda al no poder asumir la hipoteca por estar en ERTE durante muchos meses de pandemia, Roger L. se vio forzado a vivir en una habitaci?n en 2022. "Nunca lo hab?a hecho y lo m?s chocante era cruzarme por la ma?ana con los otros dos, que acababa de conocer, en pijama o calzoncillos. Me parec?a violent?simo", explica. Dur? tres meses, hasta que una vez not? que alguien hab?a tocado sus cosas. "Uno llevaba a?os en la casa, pero la otra habitaci?n era m?s de paso, no me sent?a seguro ni a gusto". Prefiri? regresar al hogar materno hasta recuperar su econom?a.
Peor lo ha tenido Eduardo, de 55 a?os y profesor de guitarra, quien tras un divorcio descubri? hace poco que era "imposible" volver a vivir solo en Barcelona con su sueldo. "No hay nada de 700 euros, ni de 30 metros, es desesperante y no puedo irme fuera porque tengo todas las clases aqu?". También llam? a muchos anuncios y perdi? varias habitaciones. "Ten?an tantos candidatos que me dec?an que ya me llamar?an cuando acaben de elegir". ?l primaba la ubicaci?n, as? que cuando logr? alquilar una habitaci?n por 600 en el centro de Sants sab?a que la apuesta era complicada por la disparidad generacional entre ocupantes.
Con el 'compa?ero' de 18 a?os, familiar del propietario, enseguida hubo roces de convivencia. "Todo el tiempo fumaba porros, yo casi no pod?a ni salir de la habitaci?n", relata. El primer fin de semana el piso se llen? de amigos y fiesta, que dejaron el ?nico ba?o de la vivienda hecho un cristo. "Me daba asco hasta lavarme los dientes", lamenta. As? que en apenas unos d?as opt? por marcharse, pese a haber pagado el mes y una fianza, que ahora lucha por recuperar, e incluso haber pintado la habitaci?n. Se ha refugiado en casa de un primo en L'Hospitalet y confiesa que no tiene ?nimos de volver a buscar hogar compartido. No descarta mudarse de ciudad.
Cuando la convivencia es entre amigos, resulta mucho m?s asumible. Gerard C., ingeniero de 29 a?os con trabajo estable, comparte con otros dos amigos de su quinta, un historiador y un fot?grafo, ambos con empleo. "Tengo claro que no quiero destinar m?s del 30% de mis ingresos a un alquiler", subraya. As? que opt? por una habitaci?n en un sexto sin ascensor en la Antiga Esquerra de l'Eixample, con una renta mensual de 1.075 euros a dividir entre tres. Est? a gusto con sus compa?eros y la buena ubicaci?n, as? que ironiza con su mejora de vida: "He compartido cua
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