Reem
02-09-2023, 09:01 AM
En su ?ltima novela Salman Rushdie se ha propuesto nada menos que escribir un poema épico. Uno que por extensi?n y ambici?n compita con el Bhagavad Gita, y que por si fuera poco esté mejor escrito. Antes de pasar a examinar los problemas (?de toda ?ndole!) que plantea esta operaci?n sentémonos confortablemente (el libro nos demanda un punto de la antigua ociosidad oriental) a escuchar el arranque de las aventuras que nos propone Rushdie resumidas por este escriba a su servicio.
En el alba de los tiempos todos los varones de un reino murieron en la guerra. Sus mujeres, sin excepci?n, decidieron asarse vivas. La peque?a Pampa se separ? de su madre en el ?ltimo momento y una diosa empez? a hablar a través de ella. La dot? primero con el don de profec?a y después con la magia de fundar ciudades. A partir de una semilla hizo crecer muros, templos y animales. También personas vivas a las que dot? de recuerdos. Al frente de su ciudad puso a dos pastores: Hukka y Bukka. Y Pampa se retir? a un papel de consejera. Este reino dominar?a el sur de la India durante trescientos a?os.
Por supuesto la operaci?n de escribir un poema épico (situado para mayor chiste en una época legendaria) tiene algo de imposible. El principal escollo se sit?a en la imposibilidad de no tener en cuenta la caudalosa (e impresionante) aventura que ha recorrido la narraci?n hasta nuestros d?as. Si ya no podemos recrear el estilo de los poetas del pasado no es tanto porque nos falte la inspiraci?n divina (que también) sino porque sabemos demasiado sobre c?mo contar historias, y olvidar lo que uno sabe es una tarea mucho m?s complicada que aprenderlo.
En el papel de Sherezade
Ni que decir tiene que Rushdie cuenta con estas complicaciones y ni por un momento asoma la intenci?n de que su novela como poema m?tico se parezca a un poema épico. Tras un parapeto cosmético de fantas?a (que le debe m?s a Garc?a M?rquez que al Ramayana) su prop?sito desde la primera p?gina pasa por bastardear e hipertrofiar el poema fundacional con un aluvi?n de recursos posteriores: la intriga, la densidad psicol?gica, una iron?a de lo m?s moderna y sobre todo el gusto por el relato, el placer de la narraci?n ejercida con la bulimia de un auténtico cuentacuentos. El autor no perdona ninguna oportunidad de ensanchar las concisas acciones que caracterizan los poemas épicos hasta que adopten la forma de un relato moderno. Rushdie, como en sus mejores momentos, est? en su salsa en el papel de Sherezade.
Otro asunto peliagudo es que el falso poema épico de Rushdie no est? pensando para un auditorio de su tiempo, sino para lectores del siglo XXI. Detalle que inclina de manera decisiva la lectura. Nuestro sesgo peculiar es sin duda que estamos enamorados de nuestra época, y pasamos por ella deseosos de descubrir sus claves (no digamos ya de anticipar el futuro), de manera que parece casi inevitable la tentaci?n de leer 'Ciudad Victoria' como un mensaje sobre nuestra realidad social, hist?rica y pol?tica. El juego tiene su interés y quiz?s sea bueno entregarse a la tentaci?n. As? lo han hecho algunos cr?ticos anglosajones para encontrar paralelismos entre la tramoya fant?stica de la novela y la situaci?n actual en China, Arabia Saud? o la India. Pero lo cierto es que estas profec?as cifradas tienen poco recorrido y que la novela se disfruta m?s dej?ndose llevar por la suculencia de las historias de Rushdie mientras el libro libera poco a poco algo as? como una “moraleja”.
Rushdie explora la dificultad de que una sociedad estén a la altura de sus principios morales y espirituales (la ciudad se fund? con la mejor de las intenciones, determinada no solo a respetar la igualdad de género, la libertad de expresi?n y la tolerancia de las creencias religiosas, sino también a fomentar el pacifismo). La manera como las exigencias de la pol?tica, el juego de los intereses y la ambiciones cambiantes embarran los buenos prop?sitos es implacable. Las mujeres son sometidas, los disidentes aplastados, las religiones perseguidas y la guerra se convierte en la afici?n principal del estado.
Pesimismo universal
Uno podr?a interpretar el p?rrafo anterior como una cr?tica a los principios demasiado exigentes que no tardan en exigir un cumplimiento fan?tico para mantener el simulacro de su vigencia, pero Rushdie se cuida de repetir una y otra vez los mismos errores en todas las dinast?as y generaciones que se relevan y pululan por el texto, de manera que 'Ciudad Victoria' segrega a fin de cuentas un pesimismo de alcance universal que recuerda al verso de Shakespeare donde se habla de la pol?tica como de “una pesadilla sin rostro”.
A este determinismo pesimista la novela contrapone la figura de Pampa, el personaje m?s vivo e interesante del libro (tampoco tiene mucha competencia, los gobernantes son cada generaci?n m?s grises), que constituye a su vez un enigma. Pese a ser la responsable de la magia que arranca el reino y vivir casi trescientos a?os, Pampa se niega a tomar las riendas del poder. Es desplazada, despreciada, medio olvidada, soporta el exilio, y regresa una y otra vez para levantar acta de que su ciudad victoriosa no cumple apenas con ninguno de los ideales que se hab?a propuesto. Su reino, a diferencia del de Jes?s, no puede ser m?s de este mundo. Aunque Pampa va m?s all? del arquetipo sus or?genes m?gicos invitan a interpretar una dimensi?n simb?lica: la dignidad y las limitaciones de un poder que se resiste a imponerse. Un poder blando que todav?a pertenece al futuro.
'Ciudad Victoria'
Autor: Salman Rushdie
Traductor: Luis Murillo Fort
Editorial: Seix Barral
368 p?ginas. 22,90 euros
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/ciudad-victoria-salman-rushdie-reino-82704371)
En el alba de los tiempos todos los varones de un reino murieron en la guerra. Sus mujeres, sin excepci?n, decidieron asarse vivas. La peque?a Pampa se separ? de su madre en el ?ltimo momento y una diosa empez? a hablar a través de ella. La dot? primero con el don de profec?a y después con la magia de fundar ciudades. A partir de una semilla hizo crecer muros, templos y animales. También personas vivas a las que dot? de recuerdos. Al frente de su ciudad puso a dos pastores: Hukka y Bukka. Y Pampa se retir? a un papel de consejera. Este reino dominar?a el sur de la India durante trescientos a?os.
Por supuesto la operaci?n de escribir un poema épico (situado para mayor chiste en una época legendaria) tiene algo de imposible. El principal escollo se sit?a en la imposibilidad de no tener en cuenta la caudalosa (e impresionante) aventura que ha recorrido la narraci?n hasta nuestros d?as. Si ya no podemos recrear el estilo de los poetas del pasado no es tanto porque nos falte la inspiraci?n divina (que también) sino porque sabemos demasiado sobre c?mo contar historias, y olvidar lo que uno sabe es una tarea mucho m?s complicada que aprenderlo.
En el papel de Sherezade
Ni que decir tiene que Rushdie cuenta con estas complicaciones y ni por un momento asoma la intenci?n de que su novela como poema m?tico se parezca a un poema épico. Tras un parapeto cosmético de fantas?a (que le debe m?s a Garc?a M?rquez que al Ramayana) su prop?sito desde la primera p?gina pasa por bastardear e hipertrofiar el poema fundacional con un aluvi?n de recursos posteriores: la intriga, la densidad psicol?gica, una iron?a de lo m?s moderna y sobre todo el gusto por el relato, el placer de la narraci?n ejercida con la bulimia de un auténtico cuentacuentos. El autor no perdona ninguna oportunidad de ensanchar las concisas acciones que caracterizan los poemas épicos hasta que adopten la forma de un relato moderno. Rushdie, como en sus mejores momentos, est? en su salsa en el papel de Sherezade.
Otro asunto peliagudo es que el falso poema épico de Rushdie no est? pensando para un auditorio de su tiempo, sino para lectores del siglo XXI. Detalle que inclina de manera decisiva la lectura. Nuestro sesgo peculiar es sin duda que estamos enamorados de nuestra época, y pasamos por ella deseosos de descubrir sus claves (no digamos ya de anticipar el futuro), de manera que parece casi inevitable la tentaci?n de leer 'Ciudad Victoria' como un mensaje sobre nuestra realidad social, hist?rica y pol?tica. El juego tiene su interés y quiz?s sea bueno entregarse a la tentaci?n. As? lo han hecho algunos cr?ticos anglosajones para encontrar paralelismos entre la tramoya fant?stica de la novela y la situaci?n actual en China, Arabia Saud? o la India. Pero lo cierto es que estas profec?as cifradas tienen poco recorrido y que la novela se disfruta m?s dej?ndose llevar por la suculencia de las historias de Rushdie mientras el libro libera poco a poco algo as? como una “moraleja”.
Rushdie explora la dificultad de que una sociedad estén a la altura de sus principios morales y espirituales (la ciudad se fund? con la mejor de las intenciones, determinada no solo a respetar la igualdad de género, la libertad de expresi?n y la tolerancia de las creencias religiosas, sino también a fomentar el pacifismo). La manera como las exigencias de la pol?tica, el juego de los intereses y la ambiciones cambiantes embarran los buenos prop?sitos es implacable. Las mujeres son sometidas, los disidentes aplastados, las religiones perseguidas y la guerra se convierte en la afici?n principal del estado.
Pesimismo universal
Uno podr?a interpretar el p?rrafo anterior como una cr?tica a los principios demasiado exigentes que no tardan en exigir un cumplimiento fan?tico para mantener el simulacro de su vigencia, pero Rushdie se cuida de repetir una y otra vez los mismos errores en todas las dinast?as y generaciones que se relevan y pululan por el texto, de manera que 'Ciudad Victoria' segrega a fin de cuentas un pesimismo de alcance universal que recuerda al verso de Shakespeare donde se habla de la pol?tica como de “una pesadilla sin rostro”.
A este determinismo pesimista la novela contrapone la figura de Pampa, el personaje m?s vivo e interesante del libro (tampoco tiene mucha competencia, los gobernantes son cada generaci?n m?s grises), que constituye a su vez un enigma. Pese a ser la responsable de la magia que arranca el reino y vivir casi trescientos a?os, Pampa se niega a tomar las riendas del poder. Es desplazada, despreciada, medio olvidada, soporta el exilio, y regresa una y otra vez para levantar acta de que su ciudad victoriosa no cumple apenas con ninguno de los ideales que se hab?a propuesto. Su reino, a diferencia del de Jes?s, no puede ser m?s de este mundo. Aunque Pampa va m?s all? del arquetipo sus or?genes m?gicos invitan a interpretar una dimensi?n simb?lica: la dignidad y las limitaciones de un poder que se resiste a imponerse. Un poder blando que todav?a pertenece al futuro.
'Ciudad Victoria'
Autor: Salman Rushdie
Traductor: Luis Murillo Fort
Editorial: Seix Barral
368 p?ginas. 22,90 euros
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