Reem
02-07-2023, 05:32 PM
Zekiye, de 80 a?os, est? desubicada. A su alrededor, todo va muy deprisa. Hace m?s de un d?a que no duerme, después de que su vecina de abajo la rescatara tir?ndola por la ventana de su casa. Hace m?s de un d?a que esta vecina volvi? a su piso, una vez rescatada Zekiye, para sacar su ropa y la de su amiga.*Hace m?s de un d?a que la casa se derrumb? del todo. Zekiye estaba fuera; su vecina, no.
Hace m?s de un d?a, entonces, que la vecina ha muerto. Pero todo esto, Zekiye no lo sabe. Ella est?*aturdida, fuera de lugar. Su casa, donde ha vivido media vida, ya no existe, y su hija y nieta la han metido a la fuerza en su coche. Lo primero, escapar de*Antioqu?a (Antakya), la ciudad en Turqu?a donde han muerto m?s personas por el terremoto del lunes por la madrugada.
Lo segundo, volver en s?. “Estamos todos en shock. Pero mi abuela est?*perdida. Esto ha sido horrible. Por suerte, ella pudo ser rescatada temprano. Pero mi prometido no consigui? escapar de su casa hasta la tarde del lunes. Pens?bamos que hab?a*muerto. Por suerte estamos todos bien,*pero 'Antakya' ahora ya no existe. Ya nada existe. Nuestro barrio entero es ahora un descampado de*runas”, dice Meltem, la nieta de Zekiye.
En total, seg?n los ?ltimos recuentos,*5.000 personas han fallecido y 25.000 han resultado heridas por el se?smo; tanto en el norte de*Siria*como en el sur de Turqu?a. De todas las muertes, casi mil han ocurrido en la misma ciudad, Antioqu?a, antigua cuna del cristianismo. Es en este lugar donde el ap?stol Pablo empez? a predicar su nueva religi?n al mundo, escondido él y sus feligreses en cuevas cercanas al municipio.*
Ahora, sin embargo, la ciudad ha quedado reducida a escombros. La que una vez fue conocida arquitect?nicamente como la ‘Alepo turca’ es ahora una*pila de edificios derruidos*y otros por derruir. Los destinos se unen, una década después: no hay, aunque por distintos motivos, viviendas sin*desperfectos*en las dos ciudades. A todas les falta alguna pared, tienen alguna ventana arrancada, o alg?n balc?n de plantas superiores hecho a?icos. Muchos de ellos ni siquiera siguen en pie. Antioqu?a, dicen sus habitantes, ya no existe. Se termin?.
“Esto es incre?ble. Llevamos aqu? m?s de un d?a. ?Hay gente ah? dentro y no viene nadie! ?Esta ma?ana hemos sacado*dos cad?veres*de la runa, y ah? siguen, en el suelo! ?Y no viene nadie!”, se queja un se?or, en la localidad cercana de*Alejandreta, mientras sus compa?eros —todos vecinos, ninguno rescatador profesional— intentan apartar los*escombros*del edificio ca?do.*
En total, en Turqu?a,*10 ciudades han sido afectadas*por el se?smo, y en todas ellas hay muertos. La magnitud de la cat?strofe es tal, que muchas zonas y edificios afectados no han recibido a?n asistencia de emergencia, pese a la llegada de la ayuda internacional, con equipos de rescate mandados por gobiernos de toda Europa, incluida Espa?a.
“Aqu? no viene nadie. Estamos todos esperando el cementerio. Los que tienen a sus allegados all? dentro saben que han muerto”, espeta el hombre. “Cualquier pregunta y conversaci?n sobra. Aqu?*hacen falta m?quinas. Profesionales, los servicios de rescate. Hace falta que vengan los equipos con sus herramientas y que saquen todos los bloques pesados. Si no, no hay nada que hacer. Y no diré nada m?s”, dice un compa?ero suyo.*
Dormir… ?d?nde?
Con las conexiones da?adas e internet casi ca?do en la regi?n, para muchos, la ?nica forma de saber qué hacer es la*radio. Estos d?as de febrero, la zona duerme bajo cero, con heladas nocturnas e incluso*nieve*en algunas de las provincias afectadas.*
“Esto es un mensaje para toda la regi?n. Por favor,*no entren a sus domicilios. Procedemos a numerar todos los recintos habilitados para el refugio de nuestros ciudadanos: en la provincia de Adana, centro deportivo Nueva Adana, centro polideportivo multiusos Adana, centro cultural Mustafa Kemal Atatürk; en Antioqu?a, centro deportivo Mustafa Kemal, estadio deportivo Hatayspor, comandancia general de la gendarmer?a local…”. El anuncio es*infinito, tan largo como los millones de personas que se han quedado al raso de la noche a la ma?ana.*
En la comandancia, este martes por la tarde, el ritmo es frenético. Las ambulancias recorren las carreteras a todo gas. Cada pocos minutos, un*helic?ptero*aterriza dentro del recinto policial, para luego salir disparado en la direcci?n contraria. Cientos se apilan alrededor de la zona, caminando y esperando a recibir, con suerte, alguna*manta*o bollo para pasar la noche y calmar el est?mago. Los que tengan suerte dormir?n en sus*coches, parados en alg?n punto cercano o rumbo a las regiones no afectadas de Turqu?a. Los que no la tengan —y b?sicamente quienes no tengan los recursos para tener esa suerte— dormir?n o lo intentar?n alrededor de*fogatas improvisadas*en los campos de alrededor de la comandancia.*
La huida
Mientras tanto, Zekiye y su familia, tras conseguir llenar su dep?sito de*gasolina*—un bien preciado que ahora, en Antioqu?a, solo consiguen de nuevo los*afortunados*que pueden pagar su precio inflado—, se marchan. “Mira, hijo… solo me he llevado de casa este jerséi… no tengo nada m?s, nada m?s”, dice la mujer, mientras su nieta la consuela, cogiéndole la mano.
Entonces, Zekiye rompe a llorar. En unos minutos ya habr?n salido de Antakya y estar?n a salvo, pero el llanto sigue. “No llora por el jerséi, antes me lo ha dicho —dice Meltem, su nieta—. Llora porque se ha dejado las llaves de casa”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/viene-nadie-miles-personas-permanecen-82631820)
Hace m?s de un d?a, entonces, que la vecina ha muerto. Pero todo esto, Zekiye no lo sabe. Ella est?*aturdida, fuera de lugar. Su casa, donde ha vivido media vida, ya no existe, y su hija y nieta la han metido a la fuerza en su coche. Lo primero, escapar de*Antioqu?a (Antakya), la ciudad en Turqu?a donde han muerto m?s personas por el terremoto del lunes por la madrugada.
Lo segundo, volver en s?. “Estamos todos en shock. Pero mi abuela est?*perdida. Esto ha sido horrible. Por suerte, ella pudo ser rescatada temprano. Pero mi prometido no consigui? escapar de su casa hasta la tarde del lunes. Pens?bamos que hab?a*muerto. Por suerte estamos todos bien,*pero 'Antakya' ahora ya no existe. Ya nada existe. Nuestro barrio entero es ahora un descampado de*runas”, dice Meltem, la nieta de Zekiye.
En total, seg?n los ?ltimos recuentos,*5.000 personas han fallecido y 25.000 han resultado heridas por el se?smo; tanto en el norte de*Siria*como en el sur de Turqu?a. De todas las muertes, casi mil han ocurrido en la misma ciudad, Antioqu?a, antigua cuna del cristianismo. Es en este lugar donde el ap?stol Pablo empez? a predicar su nueva religi?n al mundo, escondido él y sus feligreses en cuevas cercanas al municipio.*
Ahora, sin embargo, la ciudad ha quedado reducida a escombros. La que una vez fue conocida arquitect?nicamente como la ‘Alepo turca’ es ahora una*pila de edificios derruidos*y otros por derruir. Los destinos se unen, una década después: no hay, aunque por distintos motivos, viviendas sin*desperfectos*en las dos ciudades. A todas les falta alguna pared, tienen alguna ventana arrancada, o alg?n balc?n de plantas superiores hecho a?icos. Muchos de ellos ni siquiera siguen en pie. Antioqu?a, dicen sus habitantes, ya no existe. Se termin?.
“Esto es incre?ble. Llevamos aqu? m?s de un d?a. ?Hay gente ah? dentro y no viene nadie! ?Esta ma?ana hemos sacado*dos cad?veres*de la runa, y ah? siguen, en el suelo! ?Y no viene nadie!”, se queja un se?or, en la localidad cercana de*Alejandreta, mientras sus compa?eros —todos vecinos, ninguno rescatador profesional— intentan apartar los*escombros*del edificio ca?do.*
En total, en Turqu?a,*10 ciudades han sido afectadas*por el se?smo, y en todas ellas hay muertos. La magnitud de la cat?strofe es tal, que muchas zonas y edificios afectados no han recibido a?n asistencia de emergencia, pese a la llegada de la ayuda internacional, con equipos de rescate mandados por gobiernos de toda Europa, incluida Espa?a.
“Aqu? no viene nadie. Estamos todos esperando el cementerio. Los que tienen a sus allegados all? dentro saben que han muerto”, espeta el hombre. “Cualquier pregunta y conversaci?n sobra. Aqu?*hacen falta m?quinas. Profesionales, los servicios de rescate. Hace falta que vengan los equipos con sus herramientas y que saquen todos los bloques pesados. Si no, no hay nada que hacer. Y no diré nada m?s”, dice un compa?ero suyo.*
Dormir… ?d?nde?
Con las conexiones da?adas e internet casi ca?do en la regi?n, para muchos, la ?nica forma de saber qué hacer es la*radio. Estos d?as de febrero, la zona duerme bajo cero, con heladas nocturnas e incluso*nieve*en algunas de las provincias afectadas.*
“Esto es un mensaje para toda la regi?n. Por favor,*no entren a sus domicilios. Procedemos a numerar todos los recintos habilitados para el refugio de nuestros ciudadanos: en la provincia de Adana, centro deportivo Nueva Adana, centro polideportivo multiusos Adana, centro cultural Mustafa Kemal Atatürk; en Antioqu?a, centro deportivo Mustafa Kemal, estadio deportivo Hatayspor, comandancia general de la gendarmer?a local…”. El anuncio es*infinito, tan largo como los millones de personas que se han quedado al raso de la noche a la ma?ana.*
En la comandancia, este martes por la tarde, el ritmo es frenético. Las ambulancias recorren las carreteras a todo gas. Cada pocos minutos, un*helic?ptero*aterriza dentro del recinto policial, para luego salir disparado en la direcci?n contraria. Cientos se apilan alrededor de la zona, caminando y esperando a recibir, con suerte, alguna*manta*o bollo para pasar la noche y calmar el est?mago. Los que tengan suerte dormir?n en sus*coches, parados en alg?n punto cercano o rumbo a las regiones no afectadas de Turqu?a. Los que no la tengan —y b?sicamente quienes no tengan los recursos para tener esa suerte— dormir?n o lo intentar?n alrededor de*fogatas improvisadas*en los campos de alrededor de la comandancia.*
La huida
Mientras tanto, Zekiye y su familia, tras conseguir llenar su dep?sito de*gasolina*—un bien preciado que ahora, en Antioqu?a, solo consiguen de nuevo los*afortunados*que pueden pagar su precio inflado—, se marchan. “Mira, hijo… solo me he llevado de casa este jerséi… no tengo nada m?s, nada m?s”, dice la mujer, mientras su nieta la consuela, cogiéndole la mano.
Entonces, Zekiye rompe a llorar. En unos minutos ya habr?n salido de Antakya y estar?n a salvo, pero el llanto sigue. “No llora por el jerséi, antes me lo ha dicho —dice Meltem, su nieta—. Llora porque se ha dejado las llaves de casa”.
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