Reem
08-20-2023, 08:07 PM
Se fue de Inglaterra, tras la Eurocopa, se?alado. Y saldr? de Australia, campe?n del Mundial, reforzado. Sin embargo, Jorge Vilda (Madrid, 1981) sigue siendo el mismo, pero diferente. Su beso a la Copa del Mundo esconde toda una historia de luces y sombras.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Aterriz? en Nueva Zelanda en el peor momento de su carrera como seleccionador. Aunque nadie lo lleg? a reconocer, varias jugadoras que quedaron en quince hab?an pedido su destituci?n diez meses antes, entre tantas otras mejoras de condiciones que, en su mayor?a, s? se han dado. Consideraban que ten?a que haber un cambio en el banquillo para dejar de participar y empezar a ganar. Y solo alguien con su grado de amor propio -una cualidad tan positiva como negativa en exceso- es capaz de seguir as?, como si nada, y meterse en el mayor de los escaparates haciendo o?dos sordos y con una sonrisa. Acab? saliendo victorioso.
El mismo... pero diferente
Jorge Vilda ha sido el mismo que en Inglaterra. Se llev? al Mundial a las suyas y a otras que necesitaba. Entreg? el brazalete a tres futbolistas de su confianza y se lo quit? a Irene Paredes, Alexia Putellas y Jenni Hermoso, cuando no hay mejores capitanas que ellas. Le preguntaron -le preguntamos-, una y otra vez, por c?mo se gestiona un vestuario en un torneo as? sabiendo que sus jugadoras hab?an pedido su cabeza. Y respondi?, una y otra vez, con evasivas o con t?picos, agradeciendo, sobre todo, el respaldo del presidente Luis Rubiales, su gran valedor.
Dijo que tiene a veintitrés balones de oro en su equipo. A vintitrés capitanas. Habl? p?blicamente de Misa Rodr?guez sin explicarle, previamente, que no iba a jugar los octavos -ni los cuartos, ni las semifinales, ni la final-. Maria Pérez, su "apuesta personal, porque de lo que tenemos es lo que m?s se parece a Busquets [olvidando a Patri Guijarro]", disput? veintiséis minutos en todo el Mundial, con la victoria en octavos ya sellada.
Sin embargo, en este torneo hemos visto a un Jorge Vilda diferente, al mismo tiempo. Uno que se jug? su pellejo -porque s?, porque si le hubiese salido mal su experimento contra Suiza quiz?s otro gallo cantar?a- revolucionando el once en octavos. Sab?a lo que hac?a. Que decidi? sentar -para siempre- a Misa y poner a Cata Coll, que acab? resultando una de las mejores -sino la mejor- portera del torneo. Que dio pocos minutos a Athenea, a Esther, a Irene Guerrero e incluso a Ivana después de la lesi?n, todas ellas también de su confianza. Y que dej? participar a todas -menos Enith Sal?n- en mayor o menor medida. Que fall? en algunas decisiones, con onces y cambios, pero acert? en otros. Los cuartos se ganaron desde la pizarra. Y, aunque cuenta con muchas de las mejores jugadoras del Mundo, él también ha tenido su parte de mérito.
?Y ahora, qué?
Detr?s de esa sonrisa y seguridad en s? mismo, hubo unos d?as en los que no dio por sentado que iba a continuar. En la primera previa post derrota contra Jap?n. Enton? el 'mea culpa' con un "el responsable soy yo" y sobre su futuro dijo"no es tiempo de pensar en ello, no pienso en el d?a después".
Si quiere, seguir?. Casi seguro. Porque la Federaci?n apost? por él cuando ni los resultados ni el vestuario le acompa?aban y ahora, después de ocho a?os, ya tiene un t?tulo. Y qué t?tulo. Le queda un a?o m?s de contrato y su gran deseo es disputar unos Juegos Ol?mpicos. Pero veremos qué hace. Porque Vilda sigue siendo Vilda. Y aunque a veces es demasiado previsible, también es una caja de sorpresas.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/mundial-futbol/femenino/jorge-vilda-sombra-exito-91163366)
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El mismo... pero diferente
Jorge Vilda ha sido el mismo que en Inglaterra. Se llev? al Mundial a las suyas y a otras que necesitaba. Entreg? el brazalete a tres futbolistas de su confianza y se lo quit? a Irene Paredes, Alexia Putellas y Jenni Hermoso, cuando no hay mejores capitanas que ellas. Le preguntaron -le preguntamos-, una y otra vez, por c?mo se gestiona un vestuario en un torneo as? sabiendo que sus jugadoras hab?an pedido su cabeza. Y respondi?, una y otra vez, con evasivas o con t?picos, agradeciendo, sobre todo, el respaldo del presidente Luis Rubiales, su gran valedor.
Dijo que tiene a veintitrés balones de oro en su equipo. A vintitrés capitanas. Habl? p?blicamente de Misa Rodr?guez sin explicarle, previamente, que no iba a jugar los octavos -ni los cuartos, ni las semifinales, ni la final-. Maria Pérez, su "apuesta personal, porque de lo que tenemos es lo que m?s se parece a Busquets [olvidando a Patri Guijarro]", disput? veintiséis minutos en todo el Mundial, con la victoria en octavos ya sellada.
Sin embargo, en este torneo hemos visto a un Jorge Vilda diferente, al mismo tiempo. Uno que se jug? su pellejo -porque s?, porque si le hubiese salido mal su experimento contra Suiza quiz?s otro gallo cantar?a- revolucionando el once en octavos. Sab?a lo que hac?a. Que decidi? sentar -para siempre- a Misa y poner a Cata Coll, que acab? resultando una de las mejores -sino la mejor- portera del torneo. Que dio pocos minutos a Athenea, a Esther, a Irene Guerrero e incluso a Ivana después de la lesi?n, todas ellas también de su confianza. Y que dej? participar a todas -menos Enith Sal?n- en mayor o menor medida. Que fall? en algunas decisiones, con onces y cambios, pero acert? en otros. Los cuartos se ganaron desde la pizarra. Y, aunque cuenta con muchas de las mejores jugadoras del Mundo, él también ha tenido su parte de mérito.
?Y ahora, qué?
Detr?s de esa sonrisa y seguridad en s? mismo, hubo unos d?as en los que no dio por sentado que iba a continuar. En la primera previa post derrota contra Jap?n. Enton? el 'mea culpa' con un "el responsable soy yo" y sobre su futuro dijo"no es tiempo de pensar en ello, no pienso en el d?a después".
Si quiere, seguir?. Casi seguro. Porque la Federaci?n apost? por él cuando ni los resultados ni el vestuario le acompa?aban y ahora, después de ocho a?os, ya tiene un t?tulo. Y qué t?tulo. Le queda un a?o m?s de contrato y su gran deseo es disputar unos Juegos Ol?mpicos. Pero veremos qué hace. Porque Vilda sigue siendo Vilda. Y aunque a veces es demasiado previsible, también es una caja de sorpresas.
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