Reem
08-14-2023, 01:55 PM
Joven, alocado, delincuente en ciernes curtido en una barriada, amante de los cochazos y el riesgo; o maduro, solitario, formado al volante de un cami?n en las carreteras del este de Europa. Uno, a toda velocidad por la autov?a; el otro, tratando de no llamar la atenci?n. Ambos en pos de 20.000 euros por una buena carga. A diario conductores que responden a este retrato robot son los m?s peligrosos usuarios de la AP7, peones del negocio de la droga en una de las m?s transitadas narcov?as del planeta.
Con el volante en sus manos son el epicentro del boom del narcotr?fico europeo, llevando al norte hach?s africano, coca?na americana y marihuana del creciente verde espa?ol, o trayendo pastillas para las fiestas del sur. Juegan a una ruleta criminal: pasar como otro m?s de los 45.000 veh?culos que cruzan a diario por La Jonquera sin que les intercepte la carga una patrulla policial o una banda de narcos rivales.
Un c?lculo extendido entre los expertos sostiene que solo un 10% del tr?fico de drogas en el mundo es atrapado por las fuerzas de seguridad. El sargento de los Mossos d’Esquadra D., implicado en la lucha contra el crimen organizado, lo llama “la cifra gris”. No hay estad?sticas precisas en algo tan clandestino, pero para el intendente que manda la Divisi?n de Investigaci?n Criminal de los Mossos, Joan Carles Granja, estamos en picos sin precedente en la demanda y producci?n, “y es evidente que toda esa droga no se consume en Catalu?a. La mayor parte va hacia Europa, y su salida es la AP7”.
Reglas simples
Los narcos eligen la AP7 no solo por la l?gica de la Geograf?a. En sus tramos catalanes la autov?a ofrece una densa trama urbana en sus orillas, con rincones -confirman los mossos- donde asentar guarder?as de marihuana, y v?as de servicio y calles por las que perderse en caso de persecuci?n.
Y esa huida forma parte de dos reglas b?sicas. La primera es ir atento a lo que diga el coche lanzadera. En ruta, cinco kil?metros por delante, otros peones avisan si hay un control. Van en la lanzadera, los ojos del convoy, ya sea este de veh?culos de alta gama a toda velocidad -que los polic?as llaman go-fast- como de camiones de otras mercanc?as, entre la que esconden la droga.
La segunda regla es no parar; aunque lo ordene la polic?a, aunque se interponga un narco rival; no detenerse si se puede correr m?s o escapar.
En ruta no hay descanso. A los ch?feres se les marca d?nde repostar, a ser posible en una gasolinera desierta, desvi?ndose unos kil?metros de la autopista si es preciso, para evitar miradas policiales o emboscadas del vuelco -robo- de droga.
Noche y esp?as
La noche es el escenario preferido. Los controles se ven m?s de lejos, hay menos tr?fico… “y es que muchas veces llevan la carga a la vista”, explica el sargento D. Un fardo de 30 kilos, del tama?o de una maleta grande, es dif?cil de ocultar en un coche. De d?a, en marcha, pueden ser visibles desde otro coche los bultos, acaso tapados con una manta.
Este descaro contrasta con receloso incremento del uso de balizas en la narcov?a. Han sido incautados sofisticados aparatos de se?al rastreable con el m?vil que los suministradores ocultan en la masa del hach?s para, cuando llegue a destino, saber d?nde par? e ir a rob?rselo al cliente; pero también se usan collares GPS de mascotas que se venden por 60 euros en internet.
En la ruta convive la chapuza con la alta tecnolog?a. Algunos coches lanzadera no encriptan sus mensajes, avisan con m?viles de usar y tirar y tarjetas SIM pilladas con datos falsos. La comunicaci?n encriptada, en la ruta catalana “ha quedado para los directivos de las bandas”, explica J., sargento de los Mossos que particip? en la operaci?n policial internacional que acab? con Encrochat. Era el cifrado m?s potente hasta 2020. Usaban SIM holandesas, y m?viles sin GPS, c?mara o Whatsapp. Costaba 2.000 euros cada aparato tuneado.
Picaresca
A menudo no es cuesti?n de tecnolog?a, sino de picard?a. Un porcentaje de la droga viaja en la AP7 en furgones de empresas convencionales de mensajer?a a las que el remitente no ha dicho qué est? enviando.
Pero es arriesgado intentar colar as? palés de marihuana o bolsas de coca?na. Puede ocurrir, como recientemente en la conurbaci?n de Gav? y Viladecans, que salte la liebre de un env?o raro. Era muy llamativo gastarse 800 euros en mandar un armario de Ikea que cuesta mucho menos que el transporte.
https://www.aglitk.com/clip/2101a252-94d8-4ca7-af2d-a2116bd81357_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Los grandes env?os de hach?s y marihuana no son f?ciles de esconder. Fardos de hach?s de un cargamento de 1,5 toneladas aprehendido por los Mossos en Barcelona, en diciembre 2006 | CMDE
Si elige colocarle la carga a otro, el narco intentar? que una aprehensi?n en la AP7 no termine llevando hasta él. También es reciente una operaci?n de los Mossos en un pol?gono industrial del sur de Barcelona. Intentaban colarle a la mensajer?a dos palés de droga como si fueran mercanc?a de otra empresa. De hecho, cuando lleg? el mensajero a recoger se encontr? los palés a la puerta de esa empresa… que no ten?a nada que ver.
Deprisa, deprisa
Si el disimulo es la regla b?sica en el env?o de droga camuflada en camiones, la velocidad es el com?n denominador de los go-fast que recorren la AP-7.
La incautaci?n de diez kilos de coca?na en Sant Celoni el 23 de julio, ?ltimo gran golpe de los Mossos, fue posible en un control de documentaci?n de Tr?fico. Los ?ltimos seis env?os de droga “han ca?do por la velocidad”, apunta D. Hace unos d?as su equipo segu?a a unos butroneros en Barcelona cuando les pas? un Audi A5 como una bala. Le cogieron la matr?cula… y era robado. Blanco y en botella. En el trasiego de drogas por la AP7, “el coche o es alquilado, o robado, o le han doblado la matr?cula”, explica el sargento.
La velocidad es indicador clave para sospechar. “La mayor?a de las ?ltimas incautaciones han tenido como origen un exceso de velocidad detectado por el radar, o un accidente...”, confirma el intendente Granja. Y no habla de peque?os saltos sobre el l?mite de 120: cruzan Catalunya estos transportes a 160, 180 e incluso 200 kil?metros por hora aprovechando que ya no hay peajes.
El ch?fer
“Velocidad y delincuencia van de la mano”, reflexiona Granja. Y cree que influyen pel?culas como esas francesas que a menudo recrean excursiones go-fast de chicos de barriada, pel?culas de persecuciones y cochazos en las que, a menudo, el adrenal?nico perfil del protagonista casa con el del ch?fer de estos env?os: joven, sin trabajo estable, residente en una banlieu de Lille, Marsella o Par?s, de origen magreb? y habla francesa, que ha robado un Porsche Cayenne o alquilado un BMW y que tiene la audacia e inconsciencia suficientes para el oficio.
https://www.aglitk.com/clip/7bde49e0-67f6-4c02-bba9-49a56b916305_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Control nocturno antidroga de los Mossos en Barcelona. | LAURA GUERRERO
Es una audacia similar a la de los pilotos de gomas que cruzan el Estrecho de Gibraltar con el hach?s, si bien la consideraci?n que los capos tienen por unos y otros es diferente: escasean los timoneles de lancha neum?tica con cuatro motores en popa, y abundan los muchachos de suburbio en Francia, Bélgica y Holanda dispuestos a correr una lucrativa aventura por Espa?a.
Todos buscan dinero. Dependiendo de la carga, 20.000 euros por trayecto no es nada en comparaci?n con el valor del cargamento. El kilo de hach?s se coloca a 3.000 euros en Francia o Alemania y en algo m?s de 30.000 el kilo de coca.
Si pierde la mercanc?a, al ch?fer le espera castigo. El m?s com?n: hacer otros trayectos gratis hasta pagar lo perdido. La cotizaci?n de la droga contrasta con la infraestima de las personas. A Joan Carles Granja no deja de llamarle la atenci?n: “Estos individuos no son nada para la organizaci?n. Como el inmigrante a bordo de una patera cuando ya ha pagado el viaje: para el traficante esa persona ya no tiene el m?s m?nimo valor”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/droga-ap7-leyes-narcovia-90954880)
Con el volante en sus manos son el epicentro del boom del narcotr?fico europeo, llevando al norte hach?s africano, coca?na americana y marihuana del creciente verde espa?ol, o trayendo pastillas para las fiestas del sur. Juegan a una ruleta criminal: pasar como otro m?s de los 45.000 veh?culos que cruzan a diario por La Jonquera sin que les intercepte la carga una patrulla policial o una banda de narcos rivales.
Un c?lculo extendido entre los expertos sostiene que solo un 10% del tr?fico de drogas en el mundo es atrapado por las fuerzas de seguridad. El sargento de los Mossos d’Esquadra D., implicado en la lucha contra el crimen organizado, lo llama “la cifra gris”. No hay estad?sticas precisas en algo tan clandestino, pero para el intendente que manda la Divisi?n de Investigaci?n Criminal de los Mossos, Joan Carles Granja, estamos en picos sin precedente en la demanda y producci?n, “y es evidente que toda esa droga no se consume en Catalu?a. La mayor parte va hacia Europa, y su salida es la AP7”.
Reglas simples
Los narcos eligen la AP7 no solo por la l?gica de la Geograf?a. En sus tramos catalanes la autov?a ofrece una densa trama urbana en sus orillas, con rincones -confirman los mossos- donde asentar guarder?as de marihuana, y v?as de servicio y calles por las que perderse en caso de persecuci?n.
Y esa huida forma parte de dos reglas b?sicas. La primera es ir atento a lo que diga el coche lanzadera. En ruta, cinco kil?metros por delante, otros peones avisan si hay un control. Van en la lanzadera, los ojos del convoy, ya sea este de veh?culos de alta gama a toda velocidad -que los polic?as llaman go-fast- como de camiones de otras mercanc?as, entre la que esconden la droga.
La segunda regla es no parar; aunque lo ordene la polic?a, aunque se interponga un narco rival; no detenerse si se puede correr m?s o escapar.
En ruta no hay descanso. A los ch?feres se les marca d?nde repostar, a ser posible en una gasolinera desierta, desvi?ndose unos kil?metros de la autopista si es preciso, para evitar miradas policiales o emboscadas del vuelco -robo- de droga.
Noche y esp?as
La noche es el escenario preferido. Los controles se ven m?s de lejos, hay menos tr?fico… “y es que muchas veces llevan la carga a la vista”, explica el sargento D. Un fardo de 30 kilos, del tama?o de una maleta grande, es dif?cil de ocultar en un coche. De d?a, en marcha, pueden ser visibles desde otro coche los bultos, acaso tapados con una manta.
Este descaro contrasta con receloso incremento del uso de balizas en la narcov?a. Han sido incautados sofisticados aparatos de se?al rastreable con el m?vil que los suministradores ocultan en la masa del hach?s para, cuando llegue a destino, saber d?nde par? e ir a rob?rselo al cliente; pero también se usan collares GPS de mascotas que se venden por 60 euros en internet.
En la ruta convive la chapuza con la alta tecnolog?a. Algunos coches lanzadera no encriptan sus mensajes, avisan con m?viles de usar y tirar y tarjetas SIM pilladas con datos falsos. La comunicaci?n encriptada, en la ruta catalana “ha quedado para los directivos de las bandas”, explica J., sargento de los Mossos que particip? en la operaci?n policial internacional que acab? con Encrochat. Era el cifrado m?s potente hasta 2020. Usaban SIM holandesas, y m?viles sin GPS, c?mara o Whatsapp. Costaba 2.000 euros cada aparato tuneado.
Picaresca
A menudo no es cuesti?n de tecnolog?a, sino de picard?a. Un porcentaje de la droga viaja en la AP7 en furgones de empresas convencionales de mensajer?a a las que el remitente no ha dicho qué est? enviando.
Pero es arriesgado intentar colar as? palés de marihuana o bolsas de coca?na. Puede ocurrir, como recientemente en la conurbaci?n de Gav? y Viladecans, que salte la liebre de un env?o raro. Era muy llamativo gastarse 800 euros en mandar un armario de Ikea que cuesta mucho menos que el transporte.
https://www.aglitk.com/clip/2101a252-94d8-4ca7-af2d-a2116bd81357_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Los grandes env?os de hach?s y marihuana no son f?ciles de esconder. Fardos de hach?s de un cargamento de 1,5 toneladas aprehendido por los Mossos en Barcelona, en diciembre 2006 | CMDE
Si elige colocarle la carga a otro, el narco intentar? que una aprehensi?n en la AP7 no termine llevando hasta él. También es reciente una operaci?n de los Mossos en un pol?gono industrial del sur de Barcelona. Intentaban colarle a la mensajer?a dos palés de droga como si fueran mercanc?a de otra empresa. De hecho, cuando lleg? el mensajero a recoger se encontr? los palés a la puerta de esa empresa… que no ten?a nada que ver.
Deprisa, deprisa
Si el disimulo es la regla b?sica en el env?o de droga camuflada en camiones, la velocidad es el com?n denominador de los go-fast que recorren la AP-7.
La incautaci?n de diez kilos de coca?na en Sant Celoni el 23 de julio, ?ltimo gran golpe de los Mossos, fue posible en un control de documentaci?n de Tr?fico. Los ?ltimos seis env?os de droga “han ca?do por la velocidad”, apunta D. Hace unos d?as su equipo segu?a a unos butroneros en Barcelona cuando les pas? un Audi A5 como una bala. Le cogieron la matr?cula… y era robado. Blanco y en botella. En el trasiego de drogas por la AP7, “el coche o es alquilado, o robado, o le han doblado la matr?cula”, explica el sargento.
La velocidad es indicador clave para sospechar. “La mayor?a de las ?ltimas incautaciones han tenido como origen un exceso de velocidad detectado por el radar, o un accidente...”, confirma el intendente Granja. Y no habla de peque?os saltos sobre el l?mite de 120: cruzan Catalunya estos transportes a 160, 180 e incluso 200 kil?metros por hora aprovechando que ya no hay peajes.
El ch?fer
“Velocidad y delincuencia van de la mano”, reflexiona Granja. Y cree que influyen pel?culas como esas francesas que a menudo recrean excursiones go-fast de chicos de barriada, pel?culas de persecuciones y cochazos en las que, a menudo, el adrenal?nico perfil del protagonista casa con el del ch?fer de estos env?os: joven, sin trabajo estable, residente en una banlieu de Lille, Marsella o Par?s, de origen magreb? y habla francesa, que ha robado un Porsche Cayenne o alquilado un BMW y que tiene la audacia e inconsciencia suficientes para el oficio.
https://www.aglitk.com/clip/7bde49e0-67f6-4c02-bba9-49a56b916305_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Control nocturno antidroga de los Mossos en Barcelona. | LAURA GUERRERO
Es una audacia similar a la de los pilotos de gomas que cruzan el Estrecho de Gibraltar con el hach?s, si bien la consideraci?n que los capos tienen por unos y otros es diferente: escasean los timoneles de lancha neum?tica con cuatro motores en popa, y abundan los muchachos de suburbio en Francia, Bélgica y Holanda dispuestos a correr una lucrativa aventura por Espa?a.
Todos buscan dinero. Dependiendo de la carga, 20.000 euros por trayecto no es nada en comparaci?n con el valor del cargamento. El kilo de hach?s se coloca a 3.000 euros en Francia o Alemania y en algo m?s de 30.000 el kilo de coca.
Si pierde la mercanc?a, al ch?fer le espera castigo. El m?s com?n: hacer otros trayectos gratis hasta pagar lo perdido. La cotizaci?n de la droga contrasta con la infraestima de las personas. A Joan Carles Granja no deja de llamarle la atenci?n: “Estos individuos no son nada para la organizaci?n. Como el inmigrante a bordo de una patera cuando ya ha pagado el viaje: para el traficante esa persona ya no tiene el m?s m?nimo valor”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/droga-ap7-leyes-narcovia-90954880)