Reem
01-24-2023, 01:14 AM
"Me obligaban a mendigar y cuando no consegu?a la cantidad impuesta o no recitaba bien los versos del Cor?n, me castigaban y me azotaban. Con ocho a?os, me desnudaban y los hombres se echaban encima de m?. Yo no pod?a hacer nada. Con mi hermano peque?o hac?an lo mismo". Las v?ctimas de trata son mayoritariamente mujeres, pero esa es la historia de Ismael. Un joven senegalés que logr? romper las cadenas invisibles que le ataban a sus explotadores después de diez a?os de abusos. A lo largo de 2021, Cruz Roja detect? en Canarias 49 casos similares al de Ismael, 40 en Las Palmas y nueve en Santa Cruz de Tenerife. Solo una de las v?ctimas de trata era un hombre y el resto mujeres, que llegaron de manera irregular a las costas isle?as huyendo de la explotaci?n en sus pa?ses de origen o enga?adas para comercializar con ellas bajo la promesa de una vida mejor para ellas y sus familias.
Ismael –quien quiere mantener su anonimato– lleg? en patera a Tenerife en noviembre de 2020, en plena crisis migratoria. Ten?a solo 16 a?os, pero no creyeron que era menor de edad y fue rese?ado como adulto, porque no ten?a documentaci?n que acreditara su fecha de nacimiento. Fue atendido por Cruz Roja y derivado a un centro de atenci?n humanitaria de la isla, donde permaneci? cuatro meses hasta que lo trasladaron a un recurso de la Pen?nsula. All? encontr? un entorno seguro y decidi? a contar su historia personal, marcada por la pobreza y la precariedad.
Pas? su primera infancia en Gambia, pero su familia pronto se traslad? a Senegal con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida. La situaci?n empeor? cuando tuvieron que amputarle una pierna a su padre. Ante este escenario, con solo cinco a?os, su t?o lo cedi? a una escuela cor?nica –conocidas como daras– donde se iban a encargar de su manutenci?n y alfabetizaci?n. As? se aliviaba la econom?a familiar. Poco después, su hermano menor sigui? sus pasos. La vida en la casa escuela consist?a en mendigar en las calles durante m?s de siete horas diarias, a las que se sumaban otras diez horas de estudio. Apenas dorm?a cuatro horas y, con suerte, pod?a hacer una comida al d?a.
Ismael era forzado a mendigar siete horas cada jornada y, con suerte, pod?a comer una vez al d?a
Lanz? reiteradas llamadas de auxilio a través de su t?o, pero durante m?s de una década no supo nada de sus padres. "Un d?a me desnudaron para agredirme delante de mi hermano. Pude ver su dolor, pero no cont?bamos con el apoyo de ning?n adulto que nos defendiera", relat? Ismael, quien identifica ese momento como un punto de inflexi?n en su vida. Fue entonces cuando se decidi? a buscar una vida mejor para los dos y emprendi? su viaje hacia Europa a través de la peligrosa ruta atl?ntica, en la que el a?o pasado murieron m?s de 4.000 personas.
Ismael logr? ponerse a salvo, pero su hermano peque?o segu?a atrapado en el infierno de la dara. Su principal demanda era sacarlo de ese pozo y ponerlo a salvo de los abusos sexuales y de la mendicidad. El equipo de profesionales que lo acompa?aba en su recuperaci?n inici? los tr?mites para solicitarle protecci?n internacional y ayudarle a restablecer el contacto familiar de forma segura. Sin embargo, el reencuentro de estos dos j?venes ya no ser? posible. El hermano menor falleci? en mayo en la escuela cor?nica en la que fue explotado durante a?os.
Ismael logr? ponerse a salvo, pero su hermano peque?o segu?a atrapado en el infierno de la dara. Su principal demanda era sacarlo de ese pozo y ponerlo a salvo de los abusos sexuales y de la mendicidad. El equipo de profesionales que lo acompa?aba en su recuperaci?n inici? los tr?mites para solicitarle protecci?n internacional y ayudarle a restablecer el contacto familiar de forma segura. Sin embargo, el reencuentro de estos dos j?venes ya no ser? posible. El hermano menor falleci? en mayo en la escuela cor?nica en la que fue explotado durante a?os.Fortaleza y resiliencia
A sus 27 a?os, Fatoumata lleg? en patera Canarias con una mochila cargada de duras experiencias vitales. En diciembre del a?o pasado, finaliz? el viaje que inici? para escapar de la explotaci?n sexual y laboral. Pas? su infancia en Costa de Marfil, donde la extrema pobreza se apoder? de su familia tras la muerte de su padre. A los 17 a?os le ofrecieron un puesto como empleada doméstica. Trabajaba las 24 horas del d?a y dorm?a en un rinc?n de la cocina. En el suelo. Asegura que jam?s recibi? una compensaci?n econ?mica por su labor y que durante a?os solo pudo salir para hacer la compra. En una de sus visitas al mercado conoci? a una mujer que le prometi? ayuda para construir una nueva vida en Marruecos. Lejos de mejorar su situaci?n, Fatoumata entr? en una red de explotaci?n sexual.
Fatoumata fue violada a diario en Marruecos y casi muere tras un aborto clandestino
"Me quitaron la documentaci?n nada m?s llegar y me violaban cada d?a", rememora la joven marfile?a. Debido a las agresiones, se qued? embarazada y le practicaron un aborto forzoso y clandestino en una casa. Estuvo a punto de perder la vida durante la intervenci?n. Debido a su mal estado de salud, la dejaron literalmente tirada en la calle. Ya no les serv?a. Para sus explotadores era un juguete roto.
Cuando se recuper?, logr? reunir fuerzas para iniciar su viaje hacia Canarias en busca de una vida digna. Fatoumata fue acogida en un dispositivo para mujeres y all? cre? un estrecho v?nculo con una de las educadoras, quien se convirti? en su confidente y en su soporte. Cuando se le identific? como v?ctima de trata, se le traslad? a un centro espec?fico de Cruz Roja, donde est? acompa?ada por otras mujeres que han pasado por situaciones similares y recibe el apoyo de un equipo multidisciplinar de profesionales.
Gracias a su fortaleza y a su esfuerzo, Fatoumata ha logrado dejar de responsabilizarse de todo lo que le pas?. Ahora es consciente de sus derechos y tiene confianza en ella para hacerlos valer. En estos meses ha mejorado su domino del castellano y se est? preparando para la vida laboral. Adem?s, Cruz Roja trabaja para que pueda conseguir un permiso de residencia y trabajo que le permita reiniciar su vida en Espa?a.
Hay personas que han sido tratadas en sus pa?ses de origen, como es el caso de Ismael y Fatoumata, y otras que son captadas aqu?, debido a su situaci?n de riesgo y vulnerabilidad. Ambas v?as tiene en com?n que las v?ctimas no se reconocen como tales, se?ala la referente del Programa de Trata de Cruz Roja, Rosa Flores, quien achaca esta situaci?n a que en sus pa?ses de procedencia se normalizan pr?cticas como la explotaci?n laboral o las agresiones sexuales.
Desde la oenegé se?alan que quienes logran escapar de las redes de trata en sus pa?ses de origen y llegar a Espa?a necesitan espacios seguros para recuperar la confianza, asimilar lo que les ha ocurrido, verbalizarlo y comenzar la recuperaci?n para retomar sus vidas.
En sus pa?ses de origen se normalizan las agresiones sexuales o la explotaci?n laboral
Una de las se?ales de alarma para detectar a los migrantes que arriban a nuestras costas como v?ctimas de trata es que no saben explicar para qué han emigrado. "Detr?s de ellos hay otras personas que han decidido qué deben hacer con sus vidas", detalla Flores. Las v?ctimas m?s rentables para las mafias de trata son las mujeres j?venes, de entre 18 y 35 a?os, porque pueden explotarlas en la agricultura, en el servicio doméstico y, sobre todo en la prostituci?n –Espa?a es el pa?s europeo con mayor demanda de sexo pagado–.
Hay ocasiones en las que los profesionales se encuentran ante casos en los que las mujeres no son capaces de salir de las redes de la trata, porque sus familias est?n amenazadas en sus pa?ses de origen y no quieren que sus hijos pasen por el mismo sufrimiento que ellas. Flores lamenta que las mafias utilizan a estas mujeres hasta que saldan la deuda impuesta por el viaje, a la que se suma la que acumulan aqu? por cuestiones como el uso de preservativos, poner la lavadora o utilizar s?banas. "Acaban terriblemente rotas. Su salud mental se deteriora y terminan disociadas entre quienes son como personas y quienes son en el contexto de la explotaci?n", apunta Flores, quien detalla que la reconciliaci?n y la recuperaci?n de la identidad es un proceso muy largo. A los problemas de salud mental se suman las enfermedades de transmisi?n sexual y las adicciones, ya que a muchas se les obliga incluso a menudear o consumir sustancias. "La recuperaci?n existe", subraya la referente del Programa de Trata de Cruz Roja, quien sostiene que «son mujeres con una fortaleza descomunal y eso juega a su favor en el lento proceso de recuperaci?n».
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/victimas-trata-personas-ocho-anos-81800978)
Ismael –quien quiere mantener su anonimato– lleg? en patera a Tenerife en noviembre de 2020, en plena crisis migratoria. Ten?a solo 16 a?os, pero no creyeron que era menor de edad y fue rese?ado como adulto, porque no ten?a documentaci?n que acreditara su fecha de nacimiento. Fue atendido por Cruz Roja y derivado a un centro de atenci?n humanitaria de la isla, donde permaneci? cuatro meses hasta que lo trasladaron a un recurso de la Pen?nsula. All? encontr? un entorno seguro y decidi? a contar su historia personal, marcada por la pobreza y la precariedad.
Pas? su primera infancia en Gambia, pero su familia pronto se traslad? a Senegal con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida. La situaci?n empeor? cuando tuvieron que amputarle una pierna a su padre. Ante este escenario, con solo cinco a?os, su t?o lo cedi? a una escuela cor?nica –conocidas como daras– donde se iban a encargar de su manutenci?n y alfabetizaci?n. As? se aliviaba la econom?a familiar. Poco después, su hermano menor sigui? sus pasos. La vida en la casa escuela consist?a en mendigar en las calles durante m?s de siete horas diarias, a las que se sumaban otras diez horas de estudio. Apenas dorm?a cuatro horas y, con suerte, pod?a hacer una comida al d?a.
Ismael era forzado a mendigar siete horas cada jornada y, con suerte, pod?a comer una vez al d?a
Lanz? reiteradas llamadas de auxilio a través de su t?o, pero durante m?s de una década no supo nada de sus padres. "Un d?a me desnudaron para agredirme delante de mi hermano. Pude ver su dolor, pero no cont?bamos con el apoyo de ning?n adulto que nos defendiera", relat? Ismael, quien identifica ese momento como un punto de inflexi?n en su vida. Fue entonces cuando se decidi? a buscar una vida mejor para los dos y emprendi? su viaje hacia Europa a través de la peligrosa ruta atl?ntica, en la que el a?o pasado murieron m?s de 4.000 personas.
Ismael logr? ponerse a salvo, pero su hermano peque?o segu?a atrapado en el infierno de la dara. Su principal demanda era sacarlo de ese pozo y ponerlo a salvo de los abusos sexuales y de la mendicidad. El equipo de profesionales que lo acompa?aba en su recuperaci?n inici? los tr?mites para solicitarle protecci?n internacional y ayudarle a restablecer el contacto familiar de forma segura. Sin embargo, el reencuentro de estos dos j?venes ya no ser? posible. El hermano menor falleci? en mayo en la escuela cor?nica en la que fue explotado durante a?os.
Ismael logr? ponerse a salvo, pero su hermano peque?o segu?a atrapado en el infierno de la dara. Su principal demanda era sacarlo de ese pozo y ponerlo a salvo de los abusos sexuales y de la mendicidad. El equipo de profesionales que lo acompa?aba en su recuperaci?n inici? los tr?mites para solicitarle protecci?n internacional y ayudarle a restablecer el contacto familiar de forma segura. Sin embargo, el reencuentro de estos dos j?venes ya no ser? posible. El hermano menor falleci? en mayo en la escuela cor?nica en la que fue explotado durante a?os.Fortaleza y resiliencia
A sus 27 a?os, Fatoumata lleg? en patera Canarias con una mochila cargada de duras experiencias vitales. En diciembre del a?o pasado, finaliz? el viaje que inici? para escapar de la explotaci?n sexual y laboral. Pas? su infancia en Costa de Marfil, donde la extrema pobreza se apoder? de su familia tras la muerte de su padre. A los 17 a?os le ofrecieron un puesto como empleada doméstica. Trabajaba las 24 horas del d?a y dorm?a en un rinc?n de la cocina. En el suelo. Asegura que jam?s recibi? una compensaci?n econ?mica por su labor y que durante a?os solo pudo salir para hacer la compra. En una de sus visitas al mercado conoci? a una mujer que le prometi? ayuda para construir una nueva vida en Marruecos. Lejos de mejorar su situaci?n, Fatoumata entr? en una red de explotaci?n sexual.
Fatoumata fue violada a diario en Marruecos y casi muere tras un aborto clandestino
"Me quitaron la documentaci?n nada m?s llegar y me violaban cada d?a", rememora la joven marfile?a. Debido a las agresiones, se qued? embarazada y le practicaron un aborto forzoso y clandestino en una casa. Estuvo a punto de perder la vida durante la intervenci?n. Debido a su mal estado de salud, la dejaron literalmente tirada en la calle. Ya no les serv?a. Para sus explotadores era un juguete roto.
Cuando se recuper?, logr? reunir fuerzas para iniciar su viaje hacia Canarias en busca de una vida digna. Fatoumata fue acogida en un dispositivo para mujeres y all? cre? un estrecho v?nculo con una de las educadoras, quien se convirti? en su confidente y en su soporte. Cuando se le identific? como v?ctima de trata, se le traslad? a un centro espec?fico de Cruz Roja, donde est? acompa?ada por otras mujeres que han pasado por situaciones similares y recibe el apoyo de un equipo multidisciplinar de profesionales.
Gracias a su fortaleza y a su esfuerzo, Fatoumata ha logrado dejar de responsabilizarse de todo lo que le pas?. Ahora es consciente de sus derechos y tiene confianza en ella para hacerlos valer. En estos meses ha mejorado su domino del castellano y se est? preparando para la vida laboral. Adem?s, Cruz Roja trabaja para que pueda conseguir un permiso de residencia y trabajo que le permita reiniciar su vida en Espa?a.
Hay personas que han sido tratadas en sus pa?ses de origen, como es el caso de Ismael y Fatoumata, y otras que son captadas aqu?, debido a su situaci?n de riesgo y vulnerabilidad. Ambas v?as tiene en com?n que las v?ctimas no se reconocen como tales, se?ala la referente del Programa de Trata de Cruz Roja, Rosa Flores, quien achaca esta situaci?n a que en sus pa?ses de procedencia se normalizan pr?cticas como la explotaci?n laboral o las agresiones sexuales.
Desde la oenegé se?alan que quienes logran escapar de las redes de trata en sus pa?ses de origen y llegar a Espa?a necesitan espacios seguros para recuperar la confianza, asimilar lo que les ha ocurrido, verbalizarlo y comenzar la recuperaci?n para retomar sus vidas.
En sus pa?ses de origen se normalizan las agresiones sexuales o la explotaci?n laboral
Una de las se?ales de alarma para detectar a los migrantes que arriban a nuestras costas como v?ctimas de trata es que no saben explicar para qué han emigrado. "Detr?s de ellos hay otras personas que han decidido qué deben hacer con sus vidas", detalla Flores. Las v?ctimas m?s rentables para las mafias de trata son las mujeres j?venes, de entre 18 y 35 a?os, porque pueden explotarlas en la agricultura, en el servicio doméstico y, sobre todo en la prostituci?n –Espa?a es el pa?s europeo con mayor demanda de sexo pagado–.
Hay ocasiones en las que los profesionales se encuentran ante casos en los que las mujeres no son capaces de salir de las redes de la trata, porque sus familias est?n amenazadas en sus pa?ses de origen y no quieren que sus hijos pasen por el mismo sufrimiento que ellas. Flores lamenta que las mafias utilizan a estas mujeres hasta que saldan la deuda impuesta por el viaje, a la que se suma la que acumulan aqu? por cuestiones como el uso de preservativos, poner la lavadora o utilizar s?banas. "Acaban terriblemente rotas. Su salud mental se deteriora y terminan disociadas entre quienes son como personas y quienes son en el contexto de la explotaci?n", apunta Flores, quien detalla que la reconciliaci?n y la recuperaci?n de la identidad es un proceso muy largo. A los problemas de salud mental se suman las enfermedades de transmisi?n sexual y las adicciones, ya que a muchas se les obliga incluso a menudear o consumir sustancias. "La recuperaci?n existe", subraya la referente del Programa de Trata de Cruz Roja, quien sostiene que «son mujeres con una fortaleza descomunal y eso juega a su favor en el lento proceso de recuperaci?n».
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