Reem
05-02-2023, 02:48 PM
Brillante, tr?gica y bella, Sylvia Plath (Boston, 1932) se ha convertido en la Marilyn Monroe de la literatura, reflexiona Heather Clark en su magna biograf?a sobre la poeta, 'Cometa Rojo' (Bamba Editorial). Incapaz de superar separada de Ted Hughes el invierno inglés m?s fr?o del siglo XX, la Gran Helada de 1963, Plath encerr? a sus dos hijos, Nicholas y Frieda, en la habitaci?n con pan, mantequilla y dos biberones de leche, precint? su puerta con cinta adhesiva y acto seguido meti? la cabeza en el horno y prendi? el gas. Su horrendo suicidio devast? a varias generaciones de los suyos, como un hongo nuclear.
Solo seis a?os después Assia Wevill, la mujer por la que Ted Hughes la hab?a abandonado, también se gase? en su domicilio junto a la hija que tuvieron ambos, Shura, de solo de cuatro a?os. En 2009 Nicholas Hughes, un bi?logo marino de 47 a?os tan apuesto como su padre, apareci? ahorcado en su casa de Alaska tras largos episodios de depresi?n: solo Frieda, pintora y poeta, sin hijos, mantiene en pie la saga. Tanta cr?nica negra empap? la figura de Sylvia Plath hasta diluirla. “Me gustar?a despojar a Plath del bagaje cultural de los ?ltimos cincuenta a?os y reposicionarla como una de las escritoras estadounidenses m?s importantes del siglo XX”, se propone Heather Clark en su biograf?a. Sylvia Plath también vivi?, se ha descubierto hace poco, se recuerda en 'Cometa Rojo', m?s all? de su suicidio. Y sobre todo escribi?, con tanto tes?n como talento.
Una nueva biograf?a que se pretende can?nica, 'Cometa Rojo', reivindica a Sylvia Plath como una de las escritoras norteamericanas m?s importantes del siglo XX al margen de su leyenda negra
Superdotada y supersensible
La biograf?a, de m?s de 1.000 p?ginas, es Plath para los muy 'plath?filos'. Aporta todo lujo de detalles sobre puntos m?s conocidos de la vida de la poeta: c?mo public? su primer poema con solo ocho a?os, los mismos que ten?a cuando muri? su idolatrado padre, Otto; su feroz ambici?n literaria, que la llev? a enviar en 1950 m?s de cincuenta relatos antes de que le aceptasen uno en la revista 'Seventeen'; sus a?os en la elitista universidad femenina Smith y hasta qué punto la decepcion? su beca en Nueva York tras ganar el concurso de la revista 'Mademoiselle', una experiencia a la que sigui? un primer intento de suicidio en 1953.
En aquel verano, Sylvia Plath, sumida en una depresi?n, dej? una nota –“He ido a dar un largo paseo. Vuelvo a casa ma?ana”– y en realidad se encerr? en el s?tano de la casa familiar para engullir un frasco de somn?feros de su madre, Aurelia. Se peinaron los bosques en su b?squeda y llegaron a publicarse la asombrosa cantidad de 253 art?culos en peri?dicos de Los ?ngeles, Chicago, Nueva York y Florida sobre la “hermosa chica de Smith desaparecida en Wellesley”.
Sus familiares la encontraron al cabo de tres d?as inconsciente en el s?tano, alertados por el perro: el episodio acab? con la joven Sylvia Plath en tratamiento psiqui?trico con una desastrosa terapia de electroshocks. Fue el germen de un cl?sico de la literatura norteamericana, 'La campana de cristal', sobre una chica que ha ganado una beca para trabajar en una revista de moda de la gran ciudad y aparentemente lo tiene todo. Y sin embargo no soporta una sociedad que repudia la ambici?n femenina y empieza a desmoronarse.
"Cada mujer adora a un fascista"
'Cometa Rojo' también ofrece nuevas perspectivas sobre las personas que rodearon a Plath como su vilipendiada madre, Aurelia. Frente al cruel retrato de una mujer que proyect? sin fin sus propias ambiciones en su angustiada hija hasta desequilibrarla, alentado por la propia Plath en 'La campana de cristal', Heather Clark dibuja una trabajadora incansable que, tras enviudar, hizo lo que pudo porque su ni?a, sobresaliente pero fr?gil, cumpliera unos sue?os que ella comprend?a.
La biograf?a indaga a fondo en la historia familiar, con antecedentes de problemas mentales, como una abuela que acab? sus d?as institucionalizada de la que Sylvia Plath no ten?a constancia. También desmiente que Otto Plath, de origen alem?n, fuera el temible teut?n que ella retrat? en el poema Papi –“Cada mujer adora a un fascista, con la bota en la cara” –, todo un grito de guerra feminista que sin embargo le vali? cr?ticas por utilizar im?genes del Holocausto y el nazismo. Respecto al feminismo de Sylvia Plath, la biograf?a no pasa por alto su crueldad contra las mujeres estériles. ?sta toc? techo cuando, ya despechada, escribi? contra la amante de su marido, Assia Wevil, con dificultades para concebir: “Estoy llena de bebés, rebosante de leche/ T? llevas siete peque?os cad?veres en un bolso”.
'Odiaste Espa?a'
También es objeto de an?lisis la dureza con que Sylvia Plath juzg? a su propia madre, alentada por terapeutas como Ruth Beuscher. La psiquiatr?a no dej? de culpar a las madres por las enfermedades mentales de sus hijos hasta los setenta, recuerda 'Cometa Rojo': “La madre no es el enemigo p?blico n?mero uno. Empezad a buscar al enemigo de verdad”, se le?a en un panfleto que psicoterapeutas feministas comenzaron a distribuir entre sus colegas de la Asociaci?n Estadounidense de Psiquiatr?a por entonces.
Menci?n aparte merece la relaci?n de Plath con Ted Hughes, a quien conoci? en Cambridge tras obtener una beca Fulbright, en una m?tica fiesta en la que él acab? con un mordisco en el cuello tras besarla. “Hay una pantera que me acecha: cualquier d?a me dar? muerte”, compuso Sylvia Plath al poco del pasional encuentro, que termin? en una boda en el d?a de Bloomsday solo cuatro meses después de conocerse. Aunque el matrimonio no tard? en naufragar –“Odiaste Espa?a”, resumi? él en el poema hom?nimo sobre su estancia en Benidorm– y muchos culparon a Hughes del fatal desenlace de su esposa, Cometa Rojo destaca que sus a?os felices fueron de lo m?s productivos para ambos.
Colaboradores estéticos, Plath hizo de agente literario de Hughes, enviando sus manuscritos e inscribiéndole a concursos. También él estaba convencido del talento de su mujer: “Deber?as ver los poemas que est? escribiendo ahora. Es como una mujer en llamas. Son extraordinarios”, le coment? a un amigo dos semanas antes de que ella se suicidase. Ariel, otra de sus obras maestras, se public? p?stumamente.
El mito tras el suicidio
En principio, el suicidio de Sylvia Plath el 11 de febrero de 1963 solo mereci? un breve en el Saint Pancras Chronicle, en el que se notificaba la defunci?n de “la autora de treinta a?os, la se?ora Sylvia Plath Hughes, esposa de uno de los poetas modernos m?s conocidos de Gran Breta?a, Ted Hughes”. Sin embargo Al Alvarez, autor y cr?tico brit?nico con el que Plath tuvo en el ?ltimo tramo de su vida un breve affair, se decidi? a hacer justicia: public? al cabo de pocos d?as en The Observer un sentido texto, 'El epitafio de una poeta', acompa?ado de una fotograf?a de Plath con su hija peque?a en brazos y cuatro de sus poemas asombrosos. Interesada su tragedia, la gente quiso leerla m?s y m?s. Cuando se cumplen sesenta a?os de su muerte, 'Cometa Rojo' reivindica que ya es hora de despojar de sensacionalismos a un genio literario.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/mito-sylvia-plath-marilyn-monroe-86778406)
Solo seis a?os después Assia Wevill, la mujer por la que Ted Hughes la hab?a abandonado, también se gase? en su domicilio junto a la hija que tuvieron ambos, Shura, de solo de cuatro a?os. En 2009 Nicholas Hughes, un bi?logo marino de 47 a?os tan apuesto como su padre, apareci? ahorcado en su casa de Alaska tras largos episodios de depresi?n: solo Frieda, pintora y poeta, sin hijos, mantiene en pie la saga. Tanta cr?nica negra empap? la figura de Sylvia Plath hasta diluirla. “Me gustar?a despojar a Plath del bagaje cultural de los ?ltimos cincuenta a?os y reposicionarla como una de las escritoras estadounidenses m?s importantes del siglo XX”, se propone Heather Clark en su biograf?a. Sylvia Plath también vivi?, se ha descubierto hace poco, se recuerda en 'Cometa Rojo', m?s all? de su suicidio. Y sobre todo escribi?, con tanto tes?n como talento.
Una nueva biograf?a que se pretende can?nica, 'Cometa Rojo', reivindica a Sylvia Plath como una de las escritoras norteamericanas m?s importantes del siglo XX al margen de su leyenda negra
Superdotada y supersensible
La biograf?a, de m?s de 1.000 p?ginas, es Plath para los muy 'plath?filos'. Aporta todo lujo de detalles sobre puntos m?s conocidos de la vida de la poeta: c?mo public? su primer poema con solo ocho a?os, los mismos que ten?a cuando muri? su idolatrado padre, Otto; su feroz ambici?n literaria, que la llev? a enviar en 1950 m?s de cincuenta relatos antes de que le aceptasen uno en la revista 'Seventeen'; sus a?os en la elitista universidad femenina Smith y hasta qué punto la decepcion? su beca en Nueva York tras ganar el concurso de la revista 'Mademoiselle', una experiencia a la que sigui? un primer intento de suicidio en 1953.
En aquel verano, Sylvia Plath, sumida en una depresi?n, dej? una nota –“He ido a dar un largo paseo. Vuelvo a casa ma?ana”– y en realidad se encerr? en el s?tano de la casa familiar para engullir un frasco de somn?feros de su madre, Aurelia. Se peinaron los bosques en su b?squeda y llegaron a publicarse la asombrosa cantidad de 253 art?culos en peri?dicos de Los ?ngeles, Chicago, Nueva York y Florida sobre la “hermosa chica de Smith desaparecida en Wellesley”.
Sus familiares la encontraron al cabo de tres d?as inconsciente en el s?tano, alertados por el perro: el episodio acab? con la joven Sylvia Plath en tratamiento psiqui?trico con una desastrosa terapia de electroshocks. Fue el germen de un cl?sico de la literatura norteamericana, 'La campana de cristal', sobre una chica que ha ganado una beca para trabajar en una revista de moda de la gran ciudad y aparentemente lo tiene todo. Y sin embargo no soporta una sociedad que repudia la ambici?n femenina y empieza a desmoronarse.
"Cada mujer adora a un fascista"
'Cometa Rojo' también ofrece nuevas perspectivas sobre las personas que rodearon a Plath como su vilipendiada madre, Aurelia. Frente al cruel retrato de una mujer que proyect? sin fin sus propias ambiciones en su angustiada hija hasta desequilibrarla, alentado por la propia Plath en 'La campana de cristal', Heather Clark dibuja una trabajadora incansable que, tras enviudar, hizo lo que pudo porque su ni?a, sobresaliente pero fr?gil, cumpliera unos sue?os que ella comprend?a.
La biograf?a indaga a fondo en la historia familiar, con antecedentes de problemas mentales, como una abuela que acab? sus d?as institucionalizada de la que Sylvia Plath no ten?a constancia. También desmiente que Otto Plath, de origen alem?n, fuera el temible teut?n que ella retrat? en el poema Papi –“Cada mujer adora a un fascista, con la bota en la cara” –, todo un grito de guerra feminista que sin embargo le vali? cr?ticas por utilizar im?genes del Holocausto y el nazismo. Respecto al feminismo de Sylvia Plath, la biograf?a no pasa por alto su crueldad contra las mujeres estériles. ?sta toc? techo cuando, ya despechada, escribi? contra la amante de su marido, Assia Wevil, con dificultades para concebir: “Estoy llena de bebés, rebosante de leche/ T? llevas siete peque?os cad?veres en un bolso”.
'Odiaste Espa?a'
También es objeto de an?lisis la dureza con que Sylvia Plath juzg? a su propia madre, alentada por terapeutas como Ruth Beuscher. La psiquiatr?a no dej? de culpar a las madres por las enfermedades mentales de sus hijos hasta los setenta, recuerda 'Cometa Rojo': “La madre no es el enemigo p?blico n?mero uno. Empezad a buscar al enemigo de verdad”, se le?a en un panfleto que psicoterapeutas feministas comenzaron a distribuir entre sus colegas de la Asociaci?n Estadounidense de Psiquiatr?a por entonces.
Menci?n aparte merece la relaci?n de Plath con Ted Hughes, a quien conoci? en Cambridge tras obtener una beca Fulbright, en una m?tica fiesta en la que él acab? con un mordisco en el cuello tras besarla. “Hay una pantera que me acecha: cualquier d?a me dar? muerte”, compuso Sylvia Plath al poco del pasional encuentro, que termin? en una boda en el d?a de Bloomsday solo cuatro meses después de conocerse. Aunque el matrimonio no tard? en naufragar –“Odiaste Espa?a”, resumi? él en el poema hom?nimo sobre su estancia en Benidorm– y muchos culparon a Hughes del fatal desenlace de su esposa, Cometa Rojo destaca que sus a?os felices fueron de lo m?s productivos para ambos.
Colaboradores estéticos, Plath hizo de agente literario de Hughes, enviando sus manuscritos e inscribiéndole a concursos. También él estaba convencido del talento de su mujer: “Deber?as ver los poemas que est? escribiendo ahora. Es como una mujer en llamas. Son extraordinarios”, le coment? a un amigo dos semanas antes de que ella se suicidase. Ariel, otra de sus obras maestras, se public? p?stumamente.
El mito tras el suicidio
En principio, el suicidio de Sylvia Plath el 11 de febrero de 1963 solo mereci? un breve en el Saint Pancras Chronicle, en el que se notificaba la defunci?n de “la autora de treinta a?os, la se?ora Sylvia Plath Hughes, esposa de uno de los poetas modernos m?s conocidos de Gran Breta?a, Ted Hughes”. Sin embargo Al Alvarez, autor y cr?tico brit?nico con el que Plath tuvo en el ?ltimo tramo de su vida un breve affair, se decidi? a hacer justicia: public? al cabo de pocos d?as en The Observer un sentido texto, 'El epitafio de una poeta', acompa?ado de una fotograf?a de Plath con su hija peque?a en brazos y cuatro de sus poemas asombrosos. Interesada su tragedia, la gente quiso leerla m?s y m?s. Cuando se cumplen sesenta a?os de su muerte, 'Cometa Rojo' reivindica que ya es hora de despojar de sensacionalismos a un genio literario.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/mito-sylvia-plath-marilyn-monroe-86778406)